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jueves, 28 de octubre de 2010

Nuestra Casa de la Cultura,
mecenas de muchas disciplinas

Así lo pudimos comprobar el jueves 21 de octubre, cuando cubríamos la gran noticia del primer concierto que daban los niños músicos y sus inocentes travesuras relacionadas con el mundo de las artes.
Darío Sevillano Álvarez

Así está decorado el zaguán para este mes y nos cuentan que cada vez que se produce un evento importante, cambian la decoración. 


En esta mesa estaban todos los elementos propios para una noche de brujas.

Su patio, es amplio y muy bien decorado, con plantas decorativas caballones, carriles y una fuente.

La sala Francisco Medina Pérez, luce todas las condecoraciones, que el ilustre sacerdote recibió, mientras ejercía su ministerio.

Esta cartelera, nos recuerda las lides de la Independencia.

En este lugar, evocamos el pasado de nuestro pueblo.

Aquí exhiben el atuendo del pasillo puntiado, una disciplina folclórica de nuestros ancestros.

Éstos son los trofeos que la casa ha conquistado, en su largo caminar, de casi cuatro lustros.

Su fuente cristalina, está presidida por Cristo Rey.

Así trabajaban la arcilla nuestros aborígenes.

El secretario de Gobierno saluda a los artistas que van a dramatizar algo sobre familia.

En la biblioteca, estos estudiantes realizan sus trabajos.

En la videoteca, un equipo del Gobierno municipal realiza un compes.

El secretario de Gobierno está muy concentrado en la socialización de los temas.

Todos, atienden con mucho cuidado.
 


En el auditorio, se realiza un sociodrama de familia.

 
El director de la casa dicta un curso de manualidades, a los alumnos del colegio José María Villa.

Esa es nuestra cultura; así son nuestras diarias actividades; por eso somos una etnia especial, que nos muestra, ante la faz de la tierra, como el Sopetrán construido sobre rocas culturales muy firmes, como lo anuncia nuestro nombre.
Sopetrán, octubre 22 del 2010
*

La risa, remedio infalible

Estimados lectores

Por considerarnos dignos de tan emotivo comentario a la entrada n.° 103 y por haber quedado tan atrás, no permitiremos que ustedes, lectores habituales, se lo pierdan, por lo que le dedicamos una entrada para que todos nos demos cuenta de lo bien recibido que es en todas partes este blog.

¡Ja, ja, ja!, ¡es fabuloso este blog!... Eso no es un zapallo es ¡una calabaza!, ¡ja, ja, ja! y el mapa, ¿jua, jua, jua!, ¡estoy muriendo de risa.., y ¡las familias!, y ¡las anécdotas!... ¡ja, ja, ja!, y ¡los vídeos!, ¡no!, ¡es maravilloso de verdad! No sé cómo llegué aquí..., creo que dando los primeros pasos... adoré la foto... ¡Me duele la panza de reirme!, ¡ja, ja, ja!... Gracias mil, gracias por hacer algo tan tan tan... no sé tan qué..., ¡genial!

Y ésta es nuestra respuesta:

Un comentario tan emotivo merece salir del anonimato. Él mismo dice no saber cómo llegó al blog. Si nos contara de dónde arrancó (geográficamente hablando), le diremos cómo llegar a Sopetrán para que tenga la dicha de divertirse en persona en nuestro queridísimo pueblo. Allí lo esperamos para que ría a mandíbula batiente.

Agregamos ¿Cuál fue la foto que adoraste?

viernes, 22 de octubre de 2010


El jueves 21 de octubre, los niños del
Semillero de Músicos
se presentaron por primera vez en público

Darío Sevillano Álvarez
El evento fue cubierto por nuestra cámara, desde el momento en que los niños llegaron a la Casa de la Cultura, hasta las horas de la noche, cuando se presentaron en la plaza pública.

Los niños esperan con mucha ansiedad, la llegada del profesor.

Se abren las puertas del salón de música.

Cada niño desempaca su instrumento y le hace el respectivo mantenimiento, para el gran día.
 
 
Continúan los preparativos.
  
 
Todo está listo para el calentamiento.

Los instrumentos empiezan a sonar.

  Nuestra sinfónica es una realidad.

Observen sus modales.
 
 

Se dirigen a su colegio para que sus condiscípulos disfruten del concierto.

Éste es el bloque en donde estudian.

 
 
Preparan la faena.
 

Aparece el público.

Los espacios se llenan de color.
 

Suena la primera pieza.
 

El público, muy satisfecho, escucha.
 

En las horas de la tarde llegan a la plaza pública.

Todo es alegría.

Se preparan para lo más grande.

Todo está listo.
 

 El profesor da las últimas instrucciones.

La sonoridad de los instrumentos invade todos los espacios.

Así termina la primera jornada de esta pequeña sinfónica.

Sopetrán, 21 de octubre del 2010
*