¿Los acontecimientos
que a diario estamos viviendo, serán un anuncio del final del Homo sapiens?
Darío Sevillano
Álvarez
La Tierra, nuestro
dulce hogar, a pesar de sus apariencias de madre querida con los humanos, ha
mostrado a lo largo de su existencia, que es un planeta feroz, que es capaz de
sacudirse, cada que le viene en gana y destruir todos los seres que en ella
viven.
Estos eventos se han
presentado cinco veces, desde cuando apareció el primer organismo con vida,
hasta hoy.
Analicemos con cabeza
fría estos eventos y miremos en cuáles épocas de la prehistoria, tan olvidada de
su majestad el Homo sapiens, se han
presentado en forma inesperada.
El primero se presentó
hace unos 440 millones de años, entre los períodos ordoviciense y el silúrico y
según explican los científicos, de acuerdo con los estudios que se han hecho en
las capas más profundas del planeta, fue causado, por un factor muy conocido
por nosotros, en nuestros tiempos: Descongelación de los hielos polares, como
está pasando en nuestros tiempos, que según creemos, el nivel de los océanos va
a superar los veinte metros de altura, sobre la que en la actualidad tenemos y
todos los puertos marítimos del planeta quedarán sepultados por las aguas.
La segunda ocurrió
hace unos 360 millones de años, en el período devónico y fue causada por las
glaciaciones, es decir lluvias continuas por espacio de muchos años, que
redujeron la temperatura y el nivel de los mares.
Este fenómeno se
presenta en la tierra, cuando la cantidad de bosques, está desapareciendo y las
lluvias continuas, regeneran la cantidad de la vegetación.
En esta destrucción
llevaron del bulto las especies acuáticas en un 70 % y los corales, se
salvaron; pero no volvieron a ser lo que antes eran.
La tercera se presentó
entre los períodos pérmico y triásico, hace unos 250 millones de años y en ella
desaparecieron el 95 % de las especies y se cree que fue causada por una
explosión de un megavolcán, que alteró las condiciones de oxígeno en la
atmósfera terrestre; hay otros que creen que la causó el choque con un
asteroide, pero esa teoría no está plenamente demostrada.
La mayoría de los
científicos, están convencidos de que tuvieron que pasar cosas muy especiales y
fenómenos muy complejos, para que hubiera habido semejante destrucción; a esta
se le conoce como la Gran Destrucción.
Después de esta
destrucción, el planeta tuvo prácticamente que volver a empezar a poblar seres
vivos, en todos los lugares.
En el momento actual tenemos
en la Tierra unos megavolcanes, tan peligrosos como el Yellowstone en los
Estados Unidos, pero hay otros gigantes como él, esparcidos en el planeta.
La cuarta destrucción
masiva se presentó aproximadamente hace unos 210 millones de años, entre los
períodos: Triásico y jurásico, y fue causada, por erupciones volcánicas que
afectaron notablemente la temperatura y acabaron con las formas de vida que
para esa época había.
Estas erupciones
pudieron haber sido en la región central del océano Atlántico y afectaron
considerablemente el famoso Pangea, que era el gran continente de donde
saldrían más tarde, los cinco continentes que ahora conocemos.
Pero tengan en cuenta
que estas cuatro destrucciones masivas, casi ni se enseñan en los planteles de educación,
no sabe uno si por no causar terror a los humanos o porque no las creen de
vital importancia, para la historia del planeta.
La quinta destrucción
masiva, es la que más conocemos los humanos, porque revistió una cierta
categoría, al destruir los famosos dinosaurios, que eran seres monstruosos, que
estaban preparando el planeta, para la llegada del su majestad el Homo sapiens y esta se presentó hace
unos 65 millones de años entre los períodos cretácico y triásico, que fue
causada por el choque de un asteroide con nuestra tierra, en la península de
Yucatán en México.
Creemos, que estamos
ad portas de la sexta destrucción masiva, que tal vez será producida por los
excesos de mal manejo del planeta que está cometiendo su majestad, la única
forma de vida inteligente que hay, y tal vez la más peligrosa, porque se le
metió en la cabeza, que con su inteligencia, puede quebrantar las normas de la
física y de la química, que regulan las funciones de nuestra tierra.
Aunque la palabra
ecología debiera ser sagrada, para cualquier ser vivo, es la palabra más
maltratada de nuestras ciencias naturales.
La sexta destrucción
masiva la está propiciando el hombre, que viene produciendo todo tipo de
problemas relacionados con el mal manejo de las leyes del planeta.
Como muestra de lo que
digo, entre el año de 1500 y hoy, vuestras majestades, se han dado el lujo de
destruir 322 especies de animales vertebrados y el resto de ellos, está
sufriendo una reducción del 25 % de sus poblaciones; también los invertebrados
están llevando del bulto, porque un 45 % de las especies, han desaparecido en
poder de la plaga, como le dicen al hombre, en un documento que se llama La gestión del riesgo debido a las malas
acciones de nuestro genio, la única forma de vida pensante.
Los científicos
modernos han introducido un nuevo término: «defaunación», compañero inseparable
de la palabra «deforestación», para indicar las dos grandes angustias, que la
fiera humana, le causa a su dulce hogar, la Tierra.
Según la opinión de
muchos científicos, la destrucción actual, es más grade que las cinco
anteriores sumadas en total.
Esto quiere decir, que
ya estamos viviendo la sexta destrucción masiva del planeta, acolitada por el
ser más importante que vive en él.
En esta sexta
extinción masiva, que se está desarrollando, las especies dominantes como el
hombre, están en el mismo riesgo que las más vulnerables de todas, porque los
factores que la componen, son muy preocupantes, para los científicos, dadas las
razones, que el cataclismo que se aproxima, es de proporciones devastadoras y
no va a respetar a ningún ser vivo.
Si los dinosaurios,
que tenían grandes fortalezas en sus cuerpos y que tuvieron su reinado en el
planeta, por espacio de 150 millones de años, no fueron capaces de resistir, la
catástrofe anterior; nosotros que somos cuerpos más vulnerables y menos
protegidos a los factores climáticos, que parecen ser los dominantes en esta
extinción y que solo hemos vivido en el planeta un décimo del 1 % de ese tiempo,
no podremos sobrevivir.
Por la inteligencia
que manejamos, los humanos podríamos resultar con algunas posibilidades de
escaparnos, pero recordemos que los factores de alto riesgo de esta sexta
destrucción son comida, agua y energía.
Pero analicemos otros
factores de riesgo, que son igualmente nocivos, para la supervivencia de
nuestra especie.
¿Se han preguntado
alguna vez cuántos humanos cabemos en el planeta tierra?
Miremos esta triste
historia, que nos muestra la realidad de la más grande de las amarguras, que
haya vivido nuestra tierra.
Cuando el hombre
empezó a administrar la tierra y a domesticar especies animales y vegetales,
para su sustento, la cantidad de habitantes, para vivir en la extensión
territorial, era un millón de personas, que iban y venían, por todos los
lugares, sin ningún tipo de tropiezos.
Pero en 12.000 años que llevamos administrando la finca, nos hemos multiplicado tan escandalosamente, que a las 11:38 a. m., hora colombiana éramos 7.368’817.000, (siete mil trescientos sesenta y ocho millones ochocientos diescisiete mil) habitantes y estábamos aumentando a razón de 2,75 habitantes nuevos por segundo (nacimientos menos defunciones) ver página web.
Pero en 12.000 años que llevamos administrando la finca, nos hemos multiplicado tan escandalosamente, que a las 11:38 a. m., hora colombiana éramos 7.368’817.000, (siete mil trescientos sesenta y ocho millones ochocientos diescisiete mil) habitantes y estábamos aumentando a razón de 2,75 habitantes nuevos por segundo (nacimientos menos defunciones) ver página web.
Veamos los detalles de
esta triste historia:
Para el año de 1804
estábamos en la cifra de 1.000’000.000.
En el año de 1930,
habíamos llegado a los 2.000’000.000.
En 1960, habíamos
superado los 3.000’000.000.
En el momento actual,
somos 7.200’000.000.
Y si las cifras
estadísticas se cumplen con la exactitud que esa ciencia maneja, para el año 2100,
podríamos estar llegando a los 13.000’000.000.
Ahora hagamos estas
preguntas:
¿Hasta cuándo
seguiremos multiplicándonos?
¿Cuál es el límite de
humanos, que puede soportar el planeta?
¿Estaremos siendo
demasiados habitantes, con las limitantes del agua, la tierra, el aire, la
extensión territorial, la producción de comida y muchas otras cosas más?
Para citar un solo
ejemplo, la especie humana consume en seis meses, la cantidad de comida que le
corresponde para un año.
A este peligroso
factor de señal de destrucción, agreguémosle estas consideraciones:
Llegará el día en que
los humanos, vamos a ocupar todos los lugares y no habrá cultivos, ni
edificios, ni ningún tipo de infraestructura, porque solo nos podremos
acomodar, cada uno en un pequeño espacio.
Si los polos se siguen
descongelando, como lo suponemos, el agua de los océanos, estará copando más
espacio en las tierras en que el hombre vive.
Cuando no tengamos
espacios para cultivar aquellos alimentos que nos comemos y no haya espacio
para tener los animales, que nos suministran las proteínas animales, ¿seremos
capaces de sobrevivir?
Día a día las cosas se
nos están poniendo más complicadas y la especie humana no reacciona, porque
cree que su inteligencia será capaz de resolver los problemas que se vayan
presentando.
Esto quiere decir que
no estamos preparados para afrontar los grandes y amargos problemas que nos
tocará resolver dentro de pocos años.
Las actividades del
hombre sabio, están creando unos parámetros parecidos a los que acompañaron la
tierra, cuando la gran destrucción del jurásico y esta destrucción masiva, no
tiene reversa, porque ya está en curso.
Si damos una mirada a
las extinciones de las grandes civilizaciones de América mayas, aztecas e incas,
nos damos cuenta de que una de las causas que produjeron su desaparición del
planeta, fue la deforestación, la cual produjo grandes períodos de sequías, que
fueron acabando con estas importantes civilizaciones que alcanzaron a vivir,
muchos años en la faz del planeta.
Los canales de
televisión hace una década, mostraban unas películas que se llamaban Apocalipsis milenarios, en donde se explicaban
las causas que produjeron la desaparición de estas civilizaciones.
Casi siempre las
causas para que una civilización que lleva muchos años viviendo en el planeta desaparezca,
salta a la vista la palabra «sequía», producida por una inmensa deforestación.
Estas talas
sistemáticas de los bosques las hacían nuestros antecesores, para mantener sus
calderas, en donde hacían los bloques de yeso para sus grandes construcciones y
los inmensos fogones con los que producían sus alimentos; además deforestaban
los bosques para ampliar los cultivos con que los miembros de sus comunidades
se alimentaban.
Miremos un ejemplo que
tenemos muy cercano los sopetraneros: Las tierras de Córdoba, que en la Colonia
eran muy fértiles, fueron atropelladas por su majestad el hombre, para mantener
la leña que alimentaba los fogones de las minas de sal y los resultados son
catastróficos, porque en esas tierras, en la actualidad, solo nacen pencas y
vegetación propia de desiertos.
No es una mera
coincidencia, que esta misma situación se esté presentando en el momento
actual, cuando cada ciudadano de la tierra dice: Si yo tumbo un árbol, nada va
a pasar; pero si cada habitante de la tierra tumba un árbol, serían 7.368’817.000
de árboles que se tumban y eso podría producir un colapso a los climas de la
tierra y alejar las lluvias, por mucho tiempo.
Tampoco es una
casualidad que se estén presentando los fenómenos del Niño y de la Niña,
bautizados impropiamente, porque el primer niño, fue detectado en una navidad.
Las consecuencias
fatales del Niño que estamos viviendo, en lo que va corrido de este año, ya
tiene en apuros a unos trescientos municipios de la nación y muchos
departamentos, han declarado la alerta roja, por falta de agua.
Otra circunstancia
peligrosa que estamos viviendo, son los incendios forestales, que se están
presentando por las grandes sequias y por la falta de humedad de los bosques de
la tierra.
No olvidemos que cada
incendio forestal, acaba con unas hectáreas de bosques naturales que
necesitamos, para la producción del agua potable, tan escasa en estos tiempos.
Las consideraciones
que les entrego, para que las lean con cabeza fría y para que traten de
aterrizar, en la superficie del planeta, no son ideas mías, ni son relatos de
libros de ciencia ficción, sino realidades tangibles, que por inteligentes que
seamos, no las podemos negar, ni dejar de tener en cuenta.
Despertemos de ese
letargo tan fuerte que nos acompaña y tratemos de cuidar las pocas cosas que
nos quedan, de aquel que fue por muchos años nuestro dulce hogar la Tierra.
Si a este memorial de
agravios, le anexamos unas palabras más, como calentamiento global; pérdida de
la capa de ozono; cambio climático; efecto invernadero; rayos ultravioleta… comprenderemos
que estamos, como se dice en mi tierra, más perdidos que embolatados.
Como punto final
permítanme regalarles una carta, que entregábamos como material pedagógico, a
las personas que hace veinte o treinta años asistían a nuestras charlas del
grupo ecológico, para tratar de convencer a los humanos, de los grandes males
que íbamos a tener en el planeta, si no tomábamos una firme resolución, para
ayudarle a nuestro dulce hogar la tierra.
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Desde luego que en
estos momentos, esta carta, ya no tiene valor, porque las amarguras del
planeta, están ahí, y no tienen remedio.
Sopetrán, 16 de septiembre del 2015.