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viernes, 24 de octubre de 2014

La abeja

¿Cuál es el papel de las abejas en el ecosistema terrestre?
Darío Sevillano Álvarez

El sabio de los sabios, Albert Einstein, hizo en vida ésta profecía: «Si las abejas desaparecieran de la tierra, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida; sin abejas no hay polinización, ni hierbas, ni animales, ni hombres».

Lo peor del caso es que la profecía, se ha venido cumpliendo lenta pero seguramente, porque su majestad el hombre las persigue, por cierto tedio natural a las picaduras que ellas producen; las destruye, con la aplicación de algunas sustancias venenosas con que se fumigan los cultivos, y viene sembrando algunos árboles, como el balso negro, una planta que se convierte en trampa mortal, para toda abeja que quiere libar el néctar de sus flores, porque ese vegetal produce una cantidad exagerada de néctar y cuando el insecto llega a la parte profunda de la flor, se queda atrapado en la viscosidad del líquido y allí muere.



Según la revista Semana Sostenible, en los lugares en que este árbol se cultiva, han muerto recientemente unas 900.000 abejas en Colombia. Recordemos que para darles sombra a los cafetales existen otras especies, como el guamo, el búcaro, el pisquín, el piñón y el chingalé, entre otros que no son tan peligrosos para los ecosistemas.

Pero esto de darles sombra a los cafetales, es un concepto que no tiene mucha lógica y que está a punto de desaparecer en el cultivo de esta planta.



Veamos antes de seguir hablando de este importante insecto, una poesía de Enrique Álvarez Henao, que me parece muy bonita por su contenido: 

La abeja 

Miniatura del bosque soberano
y consentida del vergel y el viento,
Los campos cruza en busca del sustento,
sin perder nunca el colmenar lejano

De aquí a la cumbre, de la cumbre al llano
siempre en ágil, continuo movimiento
va y torna, como lo hace el pensamiento 
en la colmena del cerebro 

Lo que saca del cáliz de las flores

lo conduce a su celda reducida,
y sigue sin descanso sus labores,

sin saber, ¡ay!, que en un vaivén incierto

lleva la miel para la amarga vida
y el blanco cirio para el pobre muerto



En el grupo de los insectos, que muchos califican de perjudiciales sin conocimiento de los papeles que cada uno de los seres vivos le prestan a la naturaleza, están las abejas. Pertenecen al grupo de los antófilos, del griego 'amantes de las flores'. En nuestro planeta hay unas 20.000 especies de abejas agrupadas en nueve familias, pero no todas producen miel.



Procedamos a hacer la clasificación para que los profesores y los alumnos que vean este informe se puedan ubicar mejor:

Reino: animal.

Philum: artrópodos.
Clase: insectos.
Orden: himenópteros. 
Suborden: apócritos.
Superfamilia: apoidea.

Esta es la clasificación general de todas las especies de abejas y en cada caso, distinto a esta clasificación, hay que definir la familia que queremos clasificar.


Si seguimos hablando de la profecía de Einstein, podemos citar el  caso colombiano  pues en el año 1966 teníamos 160.000 colmenas y en 2006 la cantidad se había reducido a 40.000; éste es un suceso peligroso  y si no lo corregimos,  Vamos, camino de la desaparición del planeta.


El Departamento de Agricultura de Estados Unidos publicó un informe relacionado con la desaparición de grandes cantidades de abejas en el año 2006, en el que anuncian la muerte de diez millones de abejas, que para ese año representaron pérdidas en las cosechas por un valor de dos millardos de dólares.

En Europa se han perdido el 50 % de las abejas por lo que ellos llaman el síndrome de la pérdida de las colmenas.


En Australia, un informe nos cuenta que seis de cada doce colmenas se están perdiendo por el uso de plaguicidas.


Si seguimos como vamos, estaremos sin una abeja en la Tierra y la profecía de Albert Einstein  se estaría cumpliendo con todas las consecuencias fatales.



Antes de seguir adelante con este interesante informe, es bueno contarles a los aficionados a estos temas cuáles otros animales nos ayudan a polinizar el planeta: las hormigas, las avispas, las polillas, los escarabajos, los saltamontes, los colibríes y los murciélagos.

Ahora dediquemos nuestro trabajo al estudio de las colmenas, para que los ciudadanos cultos aprendan a querer estas distinguidas amigas.


Las abejas polinizan la tercera parte de los alimentos que los humanos consumimos en nuestra dieta alimentaria.


El cuerpo de estos pequeños animales es pequeño y velludo como de consistencia plumosa, en el que se adhiere fácilmente el polen de las flores que visita.


Se caracterizan por tener unas alas delgadas y bien definidas que les permiten hacer vuelos hasta de trece kilómetros.


Las abejas viven en colonias muy organizadas, compuestas por una abeja reina que puede poner hasta doscientos mil huevos y puede vivir cuatro años.


Unas abejas obreras en mucha cantidad para poder trabajar en todas las labores de organización de la colmena ; estas son estériles y tienen una vida útil de unos cincuenta días.


Y unos machos en número reducido (100 por colmena) para tener quienes puedan fecundar la reina, estos no se pueden alimentar por su cuenta y necesitan la asistencia de las obreras para hacerlo.



Vale la pena contarles que los huevos especialmente cultivados con papilla real son los que producen posibles abejas reinas, pero la primera reina que nace debe destruir los demás huevos de reinas, porque de lo contrario, si nace otra reina, las dos deberán pelear por la corona y la que resulte triunfante de la pelea será la nueva reina. A veces una reina se cansa de estar en una colmena y hace que elijan a otra para sucedería y ella se traslada a otro punto para hacer una nueva colmena.

Los alimentos básicos de las abejas son el polen y el néctar de las flores que visitan. Cuando la abeja llega a una flor, su cuerpo se cubre con el polen y con el aparato chupador se bebe el néctar. Con el polen alimentan sus larvas y con la miel que almacenan en lugares especiales tiene los energéticos necesarios para cumplir con su tarea diaria.


La miel tiene un proceso especial: las abejas recogen el néctar de las flores y lo mezclan con algunas sustancias producidas por unas glándulas de su aparato digestivo, luego la depositan en los alvéolos  y dejan que el 17 % del agua que contiene se evapore, después tapan los alvéolos y la miel está lista para alimentar sus larvas y para todos los miembros de la colmena.



Como las  abejas se alimentan de polen y de miel, Es lógico decir que están en abundancia en los lugares donde hay muchas flores, pero es bueno agregar que no hay abejas en la Antártida ni en los lugares donde hace mucho frío.

En su calidad de animales ovíparos, es decir, que nacen de un huevo, las abejas tienen la siguiente metamorfosis: el huevo es depositado en un alvéolo y en él permanece cinco días cuando nace la nueva larva que en los quince días siguientes se convertirá en una abeja obrera. Recuerden que las abejas obreras son hembras estériles, pero a veces hay en la colmena unos machos, también estériles que se dedican a ayudar en las labores de rutina. Si los huevos son alimentados con papilla real, una sustancia especialmente preparada para que las hembras nazcan con la facultad de reproducir huevos, el proceso tarda veintiún días y el producto de esos huevos serán hembras destinadas a ser abejas reinas. 


Los huevos que producen machos y que no son fecundados, los producen estériles y son zánganos que van a ayudar en las labores de mantenimiento de la colmena, pero este proceso se tarda en su metamorfosis unos veinticuatro días.



La abeja más conocida es la Apis mellifera que traduce 'abeja productora de miel y está revestida de un color dorado con rayas negras.

Las abejas tienen una larga lengua con la que chupan el néctar que se llama «probóscide» y en la parte trasera de su cuerpo tienen un aparato llamado ovipositor en donde está el aguijón venenoso y la parte por donde las reinas ponen los huevos; los machos no tienen aguijón venenoso por lo que no pican.


Para distinguir los machos de las hembras es necesario contar los segmentos de las antenas: los machos tienen trece; las hembras, doce.


La abeja más grande de la Tierra  es la Megachile pluton que mide casi cuatro centímetros de longitud y la más pequeña e la Trigona minima que mide veintiún milímetros. 


Las abejas  son un ejemplo de organización social porque cada miembro de la colmena tiene una misión que cumplir.


Algunas especies de abejas son muy agresivas y el hombre no sabe respetarlas y esa es una de las razones por las que destruimos las colmenas, pero recuerden  que esa mala práctica  que va en contra de la ecología del planeta.

Cuando una hembra pica a alguien, casi siempre su aguijón se queda pegado del lugar de la piel que picó y con el aguijón se queda parte del sistema digestivo del animal, que, lógicamente, muere. 


El científico Karl Von Frisch descubrió en la década del setenta del siglo pasado que las abejas tienen lenguaje propio para informar a sus compañeros de colmena en qué lugar y a qué distancia está la comida. Esto lo hacen con una danza que, dependiendo de la duración y de la forma de hacerla significa el lugar y las cantidades de reservas de polen y de néctar.


Es importante informarlos de que las abejas también recolectan agua pura para diluir en cantidades suficientes la concentración  de la miel que están fabricando.


Hay parte de la miel que las abejas convierten en jalea real y que es alimento básico de las larvas de reina y de las reinas de cada colmena.

Hay un descubrimiento, más bien reciente, que anuncia un virus de las abejas en su ADN y que les puede causar la muerte; también en cada colonia se presenta un hongo que es capaz de matarlas.

Muchas organizaciones importantes en el mundo están planeando las fórmulas adecuadas para mantener estables las poblaciones de abejas, tan benéficas en el ecosistema terrestre.





Sopetrán, 14 de julio de 3014