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sábado, 8 de diciembre de 2012

La Inmaculada Concepción


Esta es un lujo de historia y la escribo como un homenaje a la Inmaculada Concepción que es la advocación de mis preferencias.
Camello.
 
Biografía de Nuestra Señora,
la Virgen María
Darío Sevillano Álvarez



Es importante, antes de entrar en materia, decir que en el tercer capítulo del Génesis hay un versículo al que la Iglesia Católica, llama el Protoevangelio, el ‘primer evangelio’, y en él, según los exégetas, se anuncia a una mujer de la cual nacerá el Mesías.

«… Inimicitias ponam inter te et mulierem
et semen tuum et semen illius;
ipsum conteret caput tuum,
et tu conteres calcaneum eius»
(Gen 3, 15).

«…  ‘Pongo enemistad entre ti y la mujer
y entre tu linaje y el suyo;
Éste te aplastará la cabeza,
y tú le morderás a él el calcañal’».



Esta promesa fue esperada por la humanidad, por espacio de veinte siglos y muchos de los profetas del antiguo testamento, anunciaron con pelos y señales su nacimiento en Belén.

La fecha del nacimiento de Nuestra señora, es casi un acertijo, pero los historiadores atando cabos, hemos llegado a algunas realidades, como creer que nació entre los años 30 y el 20, antes de Cristo. Recordemos que Jesucristo pudo haber nacido en el año 7 antes de Cristo. Aunque no está determinado el lugar exacto donde nació la Virgen, se cree que fue en: Séforis, un pequeño poblado, cerca de Nazaret.

Séforis, a pocas horas a pie de Nazaret, era una próspera ciudad en tiempos de Jesús a la que se conocía como «adorno de toda la Galilea». En la actualidad es un parque nacional cuyas fascinantes ruinas le permitirán conocer mejor la época del Nuevo Testamento.

Es bueno anotar: Que la Iglesia Católica celebra el nacimiento de Nuestra Señora, el día 8 de Septiembre y recordemos que la fecha clásica de la celebración de la Virgen de Sopetrán en España, es esta fecha.




También es válido decir que la Presentación de Nuestra Señora en el templo de Jerusalén, la celebran los católicos, el día 21 de noviembre, en donde se supone que nació, aunque algunos historiadores dicen que nació en Nazaret, y es bueno añadir que a San Joaquín y a Santa Ana, que eran sus padres y, por ende, abuelos del Niño Dios, la historia los sitúa viviendo en esta ciudad.

Esto quiere decir, que no hay un consenso histórico unánime, sobre el lugar en donde nació.

Esta presentación, se cree que fue cuando la Virgen tenía tres años de edad y la leyenda Hebrea dice que fue consagrada al servicio del templo.

Uno de los Sacerdotes de esa época era: Zacarías, que estaba casado con Santa Isabel, prima de Nuestra Señora y madre de San Juan Bautista.


Casa de Nuestra Señora en Éfeso

Otro de los grandes acertijos es adivinar el lugar y la fecha en que murió, pero en algunos libros y tradiciones, dice que se durmió suavemente y que estaba acompañada por algunos de los apóstoles, recordemos que el día de la crucifixión, Jesucristo se la entregó a San Juan el apóstol, como su madre: «Cum vidisset ergo Iesus matrem et discipulum stantem, quem diligebat, dicit matri: “Mulier, ecce filius tuus.
 Deinde dicit discipulo:
“Ecce mater tua”.
Et ex illa hora accepit eam discipulus in sua»
(Jn 19, 26-27).

«‘Jesús, viendo a su Madre y al discípulo al que amaba, que estaba allí, dijo a la Madre:
“Mujer, he ahí a tu hijo”.
Luego dijo al discípulo:

“He ahí a tu Madre”.
Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa’».

 

El 1.° de enero, María Madre de Dios, es una festividad muy nueva y la trae el Novus ordo o nuevo orden de celebraciones, que es un pequeño libro, que debe estar en todas las sacristías de la iglesias, porque es el que indica las celebraciones del año eclesiástico.

 
El 25 de marzo, la Anunciación, es el acontecimiento en que el arcángel San Gabriel, ‘mensajero de los cielos’, visita a Nuestra Señora, para anunciarle que ha sido escogida como la Madre del Salvador.

 
El 31 de mayo, la Visitación a su prima Santa Isabel, recordemos que en este suceso, su prima proclama el famoso Magníficat que traduce ‘Glorifica’ y que es una de las mejores oraciones con que honramos a Nuestra Señora.

«Magnificat anima mea Dominum,
et exsultavit spiritus meus in Deo salvatore meo,
quia respexit humilitatem ancillæ suæ.
Ecce enim ex hoc beatam me dicent omnes generationes,
quia fecit mihi magna, qui potens est,
et sanctum nomen eius,
et misericordia eius in progenies et progenies
timentibus eum.
Fecit potentiam in brachio suo,
dispersit superbos mente cordis sui;
deposuit potentes de sede
et exaltavit humiles;
esurientes implevit bonis
et divites dimisit inanes.
Suscepit Israel puerum suum,
recordatus misericordiæ,
sicut locutus est ad patres nostros,
Abraham et semini eius in sæcula».
(Lc 1, 46b-55)

«“Mi alma glorifica al Señor
y exulta de júbilo mi espíritu en Dios, mi Salvador,
porque ha mirado la humildad de su sierva;
por eso todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso,
cuyo nombre es Santo
Su misericordia se derrama de generación en generación
sobre los que le temen
Desplegó el poder de su brazo
y dispersó a los que se engríen con los pensamientos de su corazón
Derribó a los potenciados de sus tronos
y ensalzó a los humildes.
A los hambrientos los llenó de bienes,
Y a los ricos los despisió vacíos.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de su, misericordia.
Según lo que había prometido a nuestros padres,
Abraham y a su descendencia para siempre”».

Magnificat en Gregoriano

Magnificat en español por la hermana Glenda
 
 
El 15 de agosto, la Asunción, que es el acontecimiento más importante que protagonizó la Virgen, en el que fue llevada al cielo por unos ángeles; no olvidemos que este día para los sopetraneros es una celebración especial, porque ella es nuestra patrona espiritual.


El 22 de agosto, María Reina, recordemos que en el viejo ordo, celebrábamos esta fiesta el 31 de mayo.


El 8 de septiembre, la Natividad de Nuestra Señora. La palabra «natividad» significa ‘nacimiento’ y viene del latín: Nativitas.


 
El 12 de septiembre, el Dulce Nombre de María.

 
El 21 de noviembre, la Presentación de Nuestra Señora, en el templo de Jerusalén, ante los Sacerdotes que manejaban las celebraciones de la época.

 
El 8 de diciembre, la Inmaculada concepción, de Nuestra Señora; recordemos que este es un dogma distinto a la concepción inmaculada de Jesucristo; debatido en el concilio de Basilea convocado por el papa Martín V en el año de 1431, mas no pudo ser promulgado por cuanto aún no ha sido reconocido el concilio de Basilea como Concilio General del Catolicismo y, por el contrario, es tenido como cismático.
 
 
Foto tomada en la subestación de energía de Santa Fe de Antioquia, el 7 de septiembre de 1989, aparecen Gabriel Escobar Gaviria y su hijo Juan Gonzalo Escobar Correa.
 
Dado de que el convencimiento del nacimiento inmaculado de María es una convicción que nos viene desde los apóstoles, el papa Pío IX lo promulgó como dogma mediante la bula Inefabilis Deus el 8 de diciembre de 1854, otorgándole a la fiesta del 8 de diciembre el derecho a tener vísperas, es decir, que comienza la fiesta desde la tarde anterior. Fue el mismo papa Pío IX quien la noche anterior a la promulgación del dogma ordenó que todas las casas de Roma se adornaran con velas y faroles, costumbre que nos llega hasta hoy y no sólo en Roma sino en todas las casas católicas del mundo, que hoy en día se conoce como La Noche de las Velitas.

Dice la Bula:

 
«... declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles...» (Pío IX, Bula Ineffabilis Deus, 8 de diciembre de 1854).

 
Hay unos monogramas (letras especiales casi siempre mayúsculas, con que identificamos una persona o un acontecimiento) que identifican a Nuestra Señora, como una M y una A, superpuestas y hay otro que agrega la letra R; el primero, quiere decir María y el segundo: María Reina.

Siempre hemos comparado a Nuestra Señora con la Azucena, debe ser por su impecable presentación y belleza.

 
 
La aureola que ponemos en la cabeza de la Virgen, tiene doce estrellas, para diferenciarla de: El triángulo del Padre Eterno, las tres potencias de Jesucristo y las aureolas de los santos, que son muy sencillas.

Algunas de sus advocaciones, tienen una media luna y a veces sus pies están sujetando una cabeza de serpiente, por el suceso del paraíso o Edén terrenal.

Otras advocaciones, tienen una camándula o rosario en sus manos y hay otras, en que la acompañan rosas.



Hay dos vírgenes muy parecidas, la Asunción y la de Sopetrán, porque las dos están acompañadas de muchos ángeles, pero recordemos que la Asunción, es cuando fue llevada al cielo y la de Sopetrán es un descenso de Nuestra Señora, para salvar a unos cristianos que iban a ser ejecutados, delante el Califa de Toledo.


Los vestidos de Nuestra Señora, casi siempre son azules o blancos y muchas advocaciones la presentan cargando al niño Jesús.

Su nombre posiblemente es una voz del arameo: מרים, ‘Mariam’ y que significa ‘Virgen María’, ‘Madre de Dios’ o simplemente ‘Virgen. Este nombre en el Islam, se escribe: Maryam. Pero al pasar al hebreo, se convirtió en Miryan.


Recordemos que los orientales le daban mucha importancia al significado de los nombres, antes de ponérselos a las personas, porque el nombre debía describir a la personalidad tal como ella era. Ejemplos: Adán significa ‘hombre’; Eva, ‘mujer’; Rebeca, ‘mujer del secreto del agua’; Gabriel, ‘mensajero’; Rafael, ‘curandero’; Miguel, ‘guerrero’.

Los cuatro evangelistas de la Iglesia Católica tienen crónicas con Nuestra señora, lo que indica que fue una persona privilegiada en la vida de Jesucristo.

También los hechos de los apóstoles, tienen crónicas con ella, como uno de los miembros más destacados de la Iglesia primitiva.


Los nombres de sus padres, San Joaquín y Santa Ana, se encuentran en el protoevangelio de Santiago, que es uno de los evangelios apócrifos, es decir, que no hacen parte de la Biblia, más antiguos.

Hay un libro escrito por un Egiptólogo: Mr. Myles Connoly, que está basado en unas memorias de: Rafael ben Hered, un coetáneo de Jesucristo, titulado Leyendas marianas del secreto del rey, en donde se narra con mucha propiedad, la vida y los acontecimientos que protagonizaron estos dos importantes personajes. En esos relatos cuentan, cómo Santa Ana, que vivía en Nazaret, madrugaba todos los días, por agua al pozo comunitario, acompañada de unas palomas que criaba en su casa y que fue así como San Joaquín, que era uno de los hombres más ricos de esa región, la conoció.

  
Algunos historiadores y tal vez algunos pasajes del evangelio, hablan de una hermana que tenía la Virgen, llamada: Cleofás, pero otros sostienen, que como el hebreo es un idioma muy pobre en vocablos, (con el tiempo una misma palabra, significa: Segundo, minuto, hora, día, semana, mes, año, siglo, y período), un mismo vocablo significa los vínculos familiares y por esa razón, pueden haber sido familiares, pero no hermanos.

Algunos pasajes bíblicos, hablan de unos hermanos de Jesús y por esa razón hijos de Nuestra Señora, pero las iglesias Católica, Ortodoxa, Copta y la Comunión Anglicana, basados en el lenguaje hebreo de esa época y en las tradiciones eclesiales, interpretan el término, como ‘parientes de Jesús’ y declaran que Nuestra Señora, permaneció siempre virgen; pero las confesiones protestantes, con pequeñas excepciones, dicen que María, después de su concepción virginal, tuvo otros hijos.

Respecto a su matrimonio con San José, un santo al que algunos miembros de la iglesia poco veneran, no sabría decir cuál es el motivo de sus enojos, por las crónicas se ve a las claras que había sido prometida a José de Nazaret, un famoso arquitecto, constructor de edificios y de todo lo relacionado con ese oficio.

 
 
Recordemos que el matrimonio hebreo de esa época, tenía dos fases: El desposorio y el matrimonio, el primero era un compromiso entre los contrayentes, pero la novia, seguía en la casa de sus padres, hasta por un año y el segundo era cuando el contrayente varón se llevaba la esposa a vivir con él.

También vale la pena aclarar que en los hebreos, la edad competente para el matrimonio, la adquiría el hombre, entre los dieciocho años y los veinticuatro; y las damas, se consideraban doncellas hábiles para el matrimonio, desde los doce años y si la novia, no había estado casada anteriormente, debía esperar un año, para unirse a su esposo.

Para terminar, recordemos algunos acontecimientos importantes de la vida de Nuestra Señora:´

 
La Anunciación, que fue, según dicen las tradiciones hebreas, en una pequeña casa, en donde vivía las Virgen y que en la actualidad, se ha convertido en un lugar de peregrinaje, cuando visitamos la Tierra Santa, fue un espectáculo importante, porque descendió el arcángel Gabriel, nombre que significa ‘mensajero de Dios, para anunciarle que había sido escogida, para ser la Madre del Salvador.


  
La visitación que Nuestra Señora hizo a su prima Santa Isabel, en donde se produjo el canto del Magníficat ánima mea Dominum, que como ya dije, traduce: Glorifica mi alma al Señor,  el cual incluye una profecía: “Todas las generaciones, me llamarán bienaventurada”.

 
Cuando Nuestra Señora, presentó el Niño Dios en el Templo, fue recibida por un anciano importante, de nombre Simeón, el cual proclamó:
«“Nunc dimittis servum tuum, Domine,
secundum verbum tuum in pace,
quia viderunt oculi mei
salutare tuum,
quod parasti
ante faciem omnium populorum,
lumen ad revelationem gentium
et gloriam plebis tu
æ Israel”» (Lc 2, 29-32).
«“Ahora, Señor, puedes dejar ir a tu siervo
en paz, según tu palabra;
porque han visto tus ojos tu salud,

La que has preparado ante la faz de todos los pueblos;
Luz para iluminación de las gentes y gloria de tu pueblo, Israel”».

Pero una frase del anciano, produjo un dolor profundo en Nuestra Señora:
«“Ecce positus est hic in ruinam et resurrectionem multorum in Israel et in signum, cui contradicetur
et tuam ipsius animam pertransiet gladius
ut revelentur ex multis cordibus cogitationes”». (Lc 2, 34b-35)

«Puesto está para levantamiento y caída de muchos en Israel
y para blanco de contradicción,
y una espada atravesará tu alma
para que se descubran los pensamientos de muchos corazones”».


 
Una de las grandes tragedias de la Virgen y San José fue cuando a  causa de la vista que los reyes magos hicieran al Niño Dios, el rey Herodes, el Grande, se llenara de odio contra el niño, y decidiera matarlo. Por esta razón, un ángel de Señor le avisa a José en sueños que tome al Niño y a la Virgen y que se vaya para Egipto, mientras pasa el peligro. No crean que este viaje fue todo un éxito, aún en la actualidad, cuando gozamos de muchas comodidades para viajar, esa vía es difícil, por las condiciones desérticas del lugar. Pues partieron, llegaron a su destino y allí vivieron algunos años, mientras el rey Herodes, murió; pero a su regreso encontraron a Arquelao, hijo del rey, rigiendo los destinos de Judea y debieron instalarse en Galilea, en la ciudad de Nazaret.



En la adolescencia del Niño Dios, a Nuestra Señora y a San José les ocurrió algo insólito: En una visita a Jerusalén, para la celebración de la Pascua, el niño se perdió y después de una angustiosa búsqueda, lo encuentran en el Templo de la ciudad, discutiendo con los doctores de la ley, según dijo: Las cosas de su Padre.



En la vida pública de Jesucristo, la Virgen se jugó un papel protagónico y los evangelios, así lo expresan, en pasajes como Las bodas de Caná y el día de a crucifixión.

 
En la historia del cristianismo, Nuestra Señora también ha desempeñado un gran papel y es la parte femenina de ellas a través de los siglos.
 
 
 

Sopetrán, 5 de diciembre 5 del 2012.

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