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sábado, 7 de diciembre de 2013

Centenario de la muerte de José María Villa II

Conmemoración del centenario 

de 

José María Villa

Darío Sevillano Álvarez

Hoy tres de diciembre del 2013, celebramos el centenario de la muerte de nuestro genio constructor de puentes colgantes, el ingeniero José María Villa, que había nacido en la hacienda La Siberia, una región apartada del casco urbano a unas dos horas y media de camino a lomo de mula.
Nuestras cámaras registraron este importante suceso en la siguiente forma:

El día amaneció semilluvioso y en el atrio del templo de Nuestra Señora, estaba esperando la llegada de ilustres amigos, que me iban a acompañar a visitar la humilde vivienda en donde el genio constructor de puentes observó con cuidado el río Cauca y buscó el boquerón apropiado para construir el puente que lo hiciera famoso, por la modalidad de ser colgante.

Este es el sendero por donde José María caminó
toda su vida, para llegar a su
«Hogar dulce hogar».

Esta es la hacienda que hace de vecindario
a la casa del ilustre hombre.

Esta es la forma rústica, como se hacen
los potreros para el ganado.

El antejardín de la humilde vivienda
nos da la bienvenida.

Esta humilde señora, propietaria del lugar, conversa amablemente con nosotros y se queja de estar en estas fachas, que a nosotros nos parecen espectaculares, porque así son nuestros campesinos.

Carlos Augusto Cadavid, uno de los visitantes,
me acompaña en esta foto.

Así se conserva la vivienda en donde 
nació el genio constructor de puentes colgantes.

En el pequeño enclave verde claro, que hay detrás del palo de naranjas,
era la chocita en donde vivía la familia Villa.

Hasta el monumento de Nuestra Señora
está perdiendo el eje de sustentación.

Nuestros campesinos combinan admirablemente
las hortalizas, las plantas medicinales y el jardín.

Esta es la protagonista del refrán popular: 
«Más vagabunda que una gallina negra».

Esta es una parte de la panorámica
que se divisa desde el corredor de la casa.

Observen el puente de occidente construido por José María Villa,
entre los dos árboles.

Otra vista del puente que nunca
nos cansaremos de admirar.

Esta es una mata de drago a la que cariñosamente le decimos conchita, nuestros campesinos en su lenguaje coloquial, le dicen navidad
por los colores de sus flores.

Estas son las flores de fucsia.

¿Cómo les parece este ramo de rosas?

Esta flor se llama zapatilla o zapato de obispo.
Adivinen por qué.

Los guardianes de la finca nos escoltaron hasta la salida.

Así se ve Sopetrán, desde el paraje llamado La Siberia.

En las horas de la tarde, nos reunimos en el alto que queda por detrás del cementerio y nos dedicamos a elevar cometas.

Así se ve Sopetrán desde ese lugar.

Las torres de los teléfonos celulares 
recrean el paisaje tecnológico de la ciudad.

Esta fue nuestra primera cometa.

Esta es una mariposa emperador.

En Horizontes, la tierra de Villa, sigue lloviendo.

Este es un espectáculo fantástico.

La gran sorpresa del día tiende su vuelo.


Sopetrán 4 de diciembre  del 2013.

*

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