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viernes, 25 de marzo de 2016

Semana Santa 2016, Jueves Santo. Misa in Cœna Domini

La Misa in Coena Domini
Darío Sevillano Álvarez



El altar mayor está muy bien decorado y
la Cena del Señor está preparada.
La feligresía se hizo presente 
con muy buena asistencia.


Éste es un detalle de la Cena.


Los arreglos florales son preparados 
con mucho gusto y con un estilo, de sabor egipcio.


La credencia está saturada de vasos sagrados.


El altar de las celebraciones luce esplendoroso.


Éste arreglo floral está
en la parte delantera del altar.


Un coro especial solemnizará la ceremonia.


A las cuatro en punto, el padre Celis empieza 
el solemne desfile de los doce apóstoles
que estarán en la Cena de este año.


El sacerdote hace uso de la naveta
y aplica incienso en el reverbero del incensario,
para dar inicio a la importante procesión.


El desfile avanza por la nave del medio.


Llegan al altar de las celebraciones.


El padre Celis hace la venia de rigor, inciensa tres veces dobles el altar y luego se dirige a la parte posterior para empezar la Misa de la Cena del Señor.


El sacerdote toma su rol en
el altar de las celebraciones.


Este es un espectáculo religioso de muchas proporciones;
el que pida más… Que le cañen pique.


El maestro de Ceremonias, que es algo así, como
el jefe de protocolo religioso, presenta la Eucaristía.


Se hace la primera lectura.


El sacerdote escucha reverentemente.


Se hace la segunda lectura.


Como la Eucaristía es solemne, los ciriales deben estar a los lados del ambón y el sacerdote debe incensar, con tres golpes dobles, el libro en donde está el evangelio.


El sacerdote hace la homilía.


Este niño se puso de ruana la
Misa de la Cena del Señor, parecía vendiendo paletas
y no tuvo quien lo amonestara.


El lavatorio se hizo en forma muy visible a todos los doce personajes. No lo pasamos en atención a que el informe gráfico, no se vuelva muy largo.


El maestro de ceremonias y Soledad
hacen la plegaria especial.


El templo estaba colmado de feligreses.


El sacerdote presenta el pan y el vino.


Esta es una ceremonia bastante importante, que tienen las misas solemnes y consiste en que uno de los clérigos, inciensa al pueblo tres veces, pero los golpes no son dobles, sino sencillos.


Este es el momento más importante de cualquier celebración eucarística y al sacerdote le toca dejar elevados la forma y el cáliz por unos instantes, para que la feligresía los pueda observar y formulen sus peticiones.


También hace parte del ceremonial especial de las misas solemnes incensar a la hostia y al cáliz, pero como se trata del cuerpo y la sangre de Cristo, se debe incensar con tres golpes dobles.


Se dan la paz.


Se reparte la Santa Comunión.



Este es el guion, una especie de estandarte, con un bordado alusivo al Santísimo sacramento y en los viejos tiempos lo debía llevar el señor alcalde, esta vez lo lleva un honorable concejal.


Este es el palio, una especie de protector de la Divina Majestad, cuando salía a las calles, para que el sol o la lluvia no descargara sus furias
contra el Santísimo Sacramento.


El sacerdote, revestido con alba, estola y velo humeral,
lleva en sus manos a la Divina Majestad.
El velo humeral se llama así, porque va colocado
sobre los húmeros o huesos de los hombros.


La procesión avanza.


Unas niñitas, muy bien presentadas, le preparan el camino
al sacerdote para que sus pies pisen pétalos de rosas.


Avanzamos por la nave del medio
hacia la puerta principal.


Este es el monumento, una especie de prisión, en donde Jesucristo, va a estar preso por espacio de veinticuatro horas. Si miramos esto, comparado con lo que sucedió en Jerusalén, son las veinticuatro horas en que Jesucristo ni comió, ni bebió. Solo un Dios, puede hacer estos milagros.
  

Llegamos al monumento.


El sacerdote coloca el pequeño copón
en la celda del monumento.


El señor cura está postrado de rodillas
en una oración profunda frente al monumento.



Sopetrán, 24 marzo del 2016

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