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martes, 9 de enero de 2018

Nuestro organismo, una caja de Pandora

Nuestro organismo es una caja de sorpresas, muchas de ellas son mecanismos de defensa, que utilizamos inconscientemente

Darío Sevillano Álvarez

El cuerpo humano, es una máquina perfecta, que ha creado muchos mecanismos importantes de defensa, para solucionar una cantidad de problemas que podrían llegar a perjudicarnos.

El ejemplo más común y simpático es el estornudo, que es diseñado por el aparato respiratorio para expulsar algo que no conviene que llegue al organismo.


Cuando comemos muy rápido, podemos molestar el nervio vago o neumogástrico, que antiguamente se escribía pneumogastrico, y como este nervio tiene que ver con las amígdalas, la nariz, la garganta, la laringe, el oído y el estómago, el organismo produce un mecanismo de defensa, para aliviar estas dolencias, que conocemos con el nombre de hipo.


Con absoluta seguridad, a todos nos ha pasado que una de nuestras piernas vibra, como si fuera un viejo teléfono; la explicación más probable nos indica que nuestro cerebro está interpretando mal las señales que recibe del organismo y aunque tu pierna, no vibró, a ti te pareció sentirla.


Algunas veces, cuando nos acostamos muy cansados, se nos presenta una mioclonía o espasmo fuerte.

Esta es una manifestación de nuestro organismo, para sacarnos del estado de cansancio; este fenómeno es una sacudida que nos hace el organismo, para normalizar las funciones vitales, como la respiración.


Cuando se presentan ciertos problemas que se deben resolver rápidamente, el organismo crea un mecanismo de urgencia que resuelve el problema inmediatamente.

A esta circunstancia la llamamos una superfuerza.

Recuerdo que estábamos en una finca en donde había un toro muy bravo y para llegar a ver el toro debíamos pasar un alambrado de cinco cuerdas; una señora muy gorda y de bastante edad, iba con nosotros y casi no la pasamos por las cuerdas del alambrado; cuando llegamos muy cerca del toro, el animal la emprendió contra nosotros y todos a una salimos despavoridos. Cuando llegamos a un punto seguro, todos decíamos:

—¿Quien ayudó a la señora?

—Yo pase sola —respondió ella con toda tranquilidad.


Cuando el organismo se está recalentando por exceso de trabajo o de ejercicio, el mecanismo automático del cuerpo es el sudor, para termorregular el calor que puede llegar a hacernos daño.


A propósito de recalentamiento, recordemos que el escroto de los animales machos, incluyendo el hombre, es un saco que tiene la función de estirarse y encogerse, con el único fin de proteger los espermatozoides, para que siempre se mantengan a una temperatura estable.


Cuando recibimos una mala noticia, se nos hace un nudo en la garganta y eso significa que el organismo se está preparando para manejar en una forma adecuada, las consecuencias de la mala noticia que hemos recibido.


Algunas personas, cuando viajan, la velocidad de los vehículos, les producen un desfase de las imágenes, que los ojos captan y esto les causa mareo, náuseas y borrachera, porque el cerebro no es capaz de saber si estamos quietos o estamos en movimiento.

Para evitarlo es indispensable entretener el cerebro en otras actividades, con el fin de que no se produzca el mareo.


En muchas oportunidades, se presenta en los humanos, el fenómeno que llamamos: «tener la piel de gallina».

Este fenómeno se llama técnicamente el suceso pilomotor.

El fenómeno es producido por una intensa ola de frio o por una gran emoción.

Cada uno de los vellos del cuerpo, tiene un nervio pilomotor.

En medicina también se la conoce como cutis anserina.


Recordemos que parpadear es el verbo que recoge la acción involuntaria de los los párpados cuando se cierran y se abren.

Es importante decir que el único que parpadea es el párpado inferior, porque el superior, nunca se mueve.

Esta acción es utilizada por el organismo, para limpiar y lubricar los ojos, que son de una consistencia acuosa.

También la podemos llamar «pestañear».


Nuestro cerebro, es una verdadera caja de Pandora, y parece que sabe algunas nociones de psicología natural; porque cuando un suceso es muy nocivo para la estabilidad del organismo, el cerebro no lo fija bien en el disco duro y a veces hasta se nos olvida por completo.


Hay un mecanismo de defensa que utiliza nuestro organismo, cuando estamos molestando el sistema circulatorio y ese mecanismo se llama «hormigueo» o «pequeños calambres».

Con estas hormiguitas, el organismo está avisando que hay que cambiar de posición, para que la circulación se normalice.


Cuando se presenta un desastre una emoción o algo que nos acongoja mucho, el cerebro obliga a las glándulas suprarrenales, para que produzcan una descarga de adrenalina y esto puede producir dolor de estómago y hasta una pequeña diarrea.


El organismo ha creado una señal de alerta, para avisar que estamos cansados, que hay mucho estrés, que hemos consumido mucha cafeína o mucho alcohol y también se produce este fenómeno cuando hay deshidratación.


El fenómeno es un temblor en los ojos.

El sentido del olfato nuestro parece tener memoria, porque cuando sentimos algunos olores, recordamos inmediatamente acontecimientos del pasado.


Tengamos en cuenta esta anotación: Cuando miramos a alguien y la pupila de nuestros ojos se dilata, es casi siempre un anuncio de que tenemos gran aprecio por esa persona.


Cuando lloramos, las lágrimas, son un mecanismo de defensa que tiene nuestro organismo, para lubricar los ojos y para suavizar el dolor de algo que nos preocupa psicológicamente.


Cuando estamos viendo un programa de televisión, con bajo volumen, el cerebro se relaja y nos lleva lenta pero seguramente a un reposo muy conciliador.


Hay un mecanismo especial que se genera en los vasos sanguíneos de los ojos, cuando el organismo está a punto de tener una hipotermia: Esos vasos se estrechan, para ahorrar energía.


Es de mucha importancia saber que nuestros huesos, son hechos de un material tan fino, que pueden resistir el peso de tres toneladas.


Cuando sentimos cosquillas, es porque estamos en una situación de miedo o de pánico; también se pueden sentir cuando nos tocan ciertas partes del cuerpo, como la cintura o los laterales de las costillas.


Cuando bostezamos se está poniendo en marcha un mecanismo del nuestro cuerpo, para indicar que tenemos mucho sueño o que estamos muy cansados.

Dicen algunos expertos que es un modo de refrescar el cerebro y disminuir las tensiones, que nos acompañan.

A veces se presenta un fenómeno muy común: Cuando las personas mayores empiezan a rezar las oraciones de la noche, casi siempre a los niños, les produce bostezadera; tal vez quiera decir que, a ellos, poco les interesa rezar.

Aunque no estemos cansados, si vemos a alguien bostezar, nosotros lo hacemos también. Una reacción muy común que todos hemos experimentado. Pero ¿por qué sucede esto? La clave se encuentra en la activación de una región muy concreta del cerebro, según una investigación de la Universidad de Nottingham.

El estudio sugiere que la propensión al contagio del bostezo involuntario se origina en la corteza motora primaria del cerebro, área responsable de la ejecución del movimiento a través de los impulsos neuronales. Los resultados arrojan luz sobre la base neural de este eco fenómeno (repetición automática de las palabras o acciones de otros), desconocida hasta ahora.


Cuando pasamos mucho tiempo entre el agua, los dedos toman una forma, que es común en esta circunstancia: Se ponen arrugados; dicen los sabios que esto se debe a que el cuerpo presenta esas arrugas, para que, si nos vamos a sostener de una superficie lisa, podamos aferrarnos muy bien.


Estas son curiosidades de los zurdos o siniestros y los derechos o diestros.

Los zurdos suelen tener más fuerza que los diestros debido al uso de los hemisferios de nuestro cerebro, según los estudios. Para los primeros es más fácil abrir un frasco y para los diestros es más fácil cerrarlo.

Es muy importante aclarar que esta circunstancia, no es un defecto del cuerpo, sino una manera de trabajar los distintos lóbulos del cerebro.
Pero los dos bandos, son igualmente inteligentes y capaces de desenvolverse en cualquier trabajo.


Cuando nos desperezamos o hacemos estiramientos, sobre todo en las horas de la mañana, nos estamos preparando para empezar la jornada de trabajo, porque con estas dos acciones, estamos poniendo nuestros músculos a tono.


En nuestro cerebro existen dos fases de la memoria: La de corta duración y la de larga duración; para que la memoria de corta duración sea llevada a la de larga duración, es indispensable renunciar a tomar alcoholes y fumar
.

 Muchas personas sostienen que el apéndice, es una pieza, que no es necesaria en el cuerpo humano; yo no lo creo así, porque si la naturaleza lo creó, es porque se necesita; algunos científicos sostienen que en él se almacenas todas las bacterias buenas, que viven en nuestro organismo.

Recordemos que un alto porcentaje de la apendicitis o inflamaciones de ese órgano, son causadas, por las frutas del tomate.

Vale la pena, cuidar nuestro apéndice.


El oído derecho tiende a escuchar mejor cuando estamos rodeados de mucho ruido, como en una fiesta. El izquierdo se concentrará mejor con una música a su alrededor. Esto tiene que ver con los hemisferios cerebrales: el derecho más emocional y el izquierdo más racional.

Pobres de los que hemos perdido el oído derecho, como yo, porque nos cuesta mucha dificultad, conversar con los demás.


Esta última información, tiene que ver con nuestra estatura y es muy curiosa:

También es cierto que cuando nos despertamos somos unos centímetros más altos que cuando nos acostamos. Eso ocurre porque las vértebras de la columna se separan por discos cartilaginosos que por la mañana están más alineados que por la noche.



Sopetrán, 7 de enero del 2018

Aporte del editor:



1 comentario:

Julie Sopetrán dijo...

Genial, Darío. Me ha encantado leer este magnífico artículo. Un abrazo.