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martes, 15 de febrero de 2011

Celebración importante en el
corregimiento de Córdoba


Darío Sevillano Álvarez


General José María Cordova
El sábado 12 del mes de febrero, con la bendición de la Administración Municipal, con la presencia de los miembros de la Fundación Cordovista de los Andes, con la participación de la Cuarta Brigada del Ejército Nacional y con la asistencia de un nutrido público de personalidades y de ciudadanos, celebramos centésimo nonagésimo primer aniversario de la batalla de Chorros Blancos, que liderara el prócer de la Independencia: general José María Córdoba Muñoz.

Este es el boquerón de Yarumal, en donde se libró la batalla de Chorros Blancos. Fina cortesía del Doctor Humberto Barrera, importante consejero cultural de Yarumal.

El primer gesto de buena voluntad, lo propició, nuestra emisora Sopetrán Estéreo, con su gerente don Juan Ospina Ruiz a la cabeza, cuando permitió una entrevista a los miembros de la Fundación Cordovista, que sirvió de abreboca a tan importante celebración.

Este es el doctor Raúl Tamayo Gaviria, que en la actualidad se desempeña como vicepresidente de la Fundación Cordovista y quien tuvo la idea de hacer la celebración, frente al busto del general Córdova, una de las esculturas del maestro Alfonso Góez González.

En esta fotografía, posan el presidente de la Fundación Cordovista y don Juan Ospina, el gerente de la emisora. Es bueno anotar que el doctor Jaime Arizmendi Díaz, en compañía de su hermano, compusieron el himno a José María Córdova, que estrenamos en esta celebración.

Como el programa era del rango de los que hacemos en citas con la cultura, me correspondió hacer las entrevistas.

Martiniano, nuestro poeta de siempre, recitó el soneto Chorros Blancos, uno de tantos de su autoría.

En esta importante fotografía, se encuentran en el cruce de la 10 con la 8, los miembros de la Cuarta Brigada, los directivos de la Fundación Cordovista y el pintor: Juan Múnera Ochoa, que plasmara el cuadro famoso de Chorros Blancos.

Don Humberto Herrera Machado, el secretario ejecutivo, de la Alcaldía, recibe los miembros de la Fundación Cordovista, para una pequeña entrevista con nuestro alcalde.

Nuestro alcalde, el doctor John Wilmar Villa Guerra, conversa animadamente con el presidente de la Fundación Cordovista, el doctor Jaime Arizmendi.

En el corregimiento de Córdoba, todo luce esplendoroso para la gratísima celebración.

Los miembros de la Cuarta Brigada, hicieron una exhibición de los distintos uniformes que ha tenido nuestro glorioso Ejército a lo largo de la historia y una muestra del uniforme que utilizaba el Ejército Español. Con estas indumentarias, vamos a hacer un complemento especial, la próxima semana.

Este es el teniente de la reserva, Juan Diego Muñoz Londoño, hijo ilustre de Sopetrán, nacido de la unión matrimonial del señor Alfonso Muñoz y la señora Matilde Londoño, personas muy queridas de la sociedad sopetranera, que nos acompañó a la parada militar del día 12 de los corrientes, en el corregimiento de Córdoba.

Como me tocó hacer las veces de presentador del acto, tuve que guardar mi cámara y las funciones de reportería, las asumió el doctor Gabriel Escobar Gaviria; en las fotografías, está mostrando su habilidad como reportero gráfico.

Después de los acordes del Himno Nacional, nuestro alcalde pronunció las palabras de instalación del acto:
Desde el momento en que asumí la difícil tarea de manejar los destinos de mi patria chica, comprendí que era un reto, pero me dije, como Julio Cesar: «Te desafío, ¡Oh mi ciudad!, con las manos desnudas, pero llenas de valor para hacerlo».
Si afirmo esto, a tres años largos de mi gobierno, lo hago con el conocimiento de causa y con la experiencia que se adquiere, cuando la vida nos da esas hermosas oportunidades.
Una de las metas que siempre me fije, fue impulsar la cultura, la ciencia y la tecnología, acompañadas de la justicia social, tan descuidada en estos tiempos, para salir del atraso considerable de nuestro pueblo, relacionado con estos temas.
No fue necesario avanzar mucho en este camino, para descubrir que necesitaba montar unos proyectos, que cuidadosamente organizados, nos pusieran a la par, con otros pueblos de la tierra.
Para lograrlo, consideré necesario promover y adelantar, por primera vez en Sopetrán, un estudio investigativo, evaluativo y metodológico, que permitiera y facilitara diseñar, lo que finalmente debe configurar un definido y articulado plan de desarrollo cultural, para nuestras gentes, que nos ponga a la vanguardia, en el empeño común, que debe asistir a todos nuestros ciudadanos, como es el de determinar y desarrollar, nuestra identidad cultural, como pueblo importante que somos, lo cual, es entre otros muchos, uno de los objetivos que hemos diseñado, en cada uno de las propuestas de la interinstitucionalidad y de la participación comunitaria.
Igualmente hemos incluido en estos proyectos, la voluntad institucional que nos asiste, para iniciar a la mayor brevedad posible, la realización de aquellas acciones que serán manejadas por nosotros, para el logro de un desarrollo más armónico del hombre sopetranero, para quien el ejercicio de todas sus potencialidades y la mayor expresión de sus rasgos positivos, más distintivos; tanto espirituales, como materiales; intelectuales, como afectivos, se constituyen en un imperativo de cumplimiento inaplazable.
Para este gobierno, es placentero señalar que con los proyectos que estamos montando, en cultura y patrimonio; en Cátedra Municipal y desarrollo turístico; en deportes y bienestar social, y en otros muchos, que se me escapan, por factor tiempo; son el resultado del trabajo concertado durante cerca de tres años, por las distintas secretarías de la Administración municipal a mi cargo, acompañados de importantes sectores de la comunidad sopetranera, tales como investigadores sociales, artistas y escritores; universidades, educadores y medios masivos de comunicación; museos e instituciones turísticas, recreativas y deportivas; y algunos gremios económicos, que sienten la necesidad de unificar los esfuerzos, en la búsqueda de nuestros propósitos.
Podríamos decir sin el riesgo de equivocarnos, que con nuestro plan de desarrollo, estamos produciendo un cambio con equidad social, tal como la enunciaba un viejo presidente de la República, el doctor Belisario Betancur Cuartas.
Con la incorporación de la dimensión cultural, al plan de desarrollo, se completa y enriquece, nuestro patrimonio y se abre un espacio propio y permanente a las tareas del espíritu, en el acontecer cuotidiano en la vida del municipio.
Y ahora hablemos del importante acontecimiento que estamos celebrando, la batalla de Chorros Blancos, que fuera liderada por el ilustre antioqueño: José María Córdoba Muñoz, cuando le dio el golpe mortal a los soldados españoles de Warletta en el alto de Boquerón, cercano a Yarumal, en el sitio denominado Chorros Blancos.
Recordemos que el capitán español, era un hombre buen guerrero, acompañado de una larga experiencia y con seiscientos soldados bien entrenados para luchar; y que Córdova era un joven guerrero, con solo veinte años de vida; trescientos soldados, mal capacitados para la guerra, pero con la ambición de liberarse de sus verdugos españoles. Estas razones, produjeron los resultados, que todos conocemos: Pérdida total de la guerra para los españoles; 40 muertos; pérdida del parque de municiones; soldados prisioneros a granel; y la angustia y desesperación, por la pérdida de este emporio de riquezas. Para Córdova, fue un regocijo total: Solo cuatro bajas; la Independencia del Departamento de Antioquia; y la confirmación de la Independencia de la república, que ya se vislumbraba, desde la batalla de Boyacá, que se había librado, seis meses atrás.
Agradezco de todo corazón, a la Fundación Cordovista; a los soldados que nos acompañan; a la Policía nacional; a las personalidades del municipio que están con nosotros; a la Emisora Sopetrán estéreo y a los personajes que entre bastidores, prepararon el acto.
Sopetrán, 12 de febrero de 2011.
Acompañados por la chirimía de la casa de la cultura, dos de los integrantes del grupo de danzas, bailaron a San Juan en el Espinal.
 
Otro aspecto de este hermosísimo baile.

En este numeral, me correspondió hacer una mención especial del general José María Córdova:
Palabras para celebrar los 191 años de la Batalla de Chorros Blancos.
En esta primorosa mañana tropical del mes de febrero, tiempo climático, que representa nuestra primavera, mientras se acerca el equinoccio de la estación y la naturaleza empieza otro día de su diario vivir; los viejos guales de cabeza calva remolinean, aprovechando las corrientes térmicas de aire, para remontar las alturas de los cielos; y los destellos del astro rey nos alumbran a toda máquina, con el fin de calentar animadamente nuestro planeta, nos hemos reunido en este precioso lugar, del terruño sopetranero, para celebrar un acontecimiento sublime, como fue la Batalla de Chorros Blancos, que dirigió el prócer de la independencia don José María Córdova, en un lugar muy cercano a las poblaciones de Yarumal y Angostura.
Pero: ¿Quién fue José María Córdova Muñoz?
Este ilustre ciudadano nació en la ciudad de Concepción, uno de los pueblos del departamento de Antioquia, el 8 de septiembre de 1799, en el hogar de don Crisanto de Córdova y Mesa y Doña Pascuala Muñoz Castrillón.
Es bueno recordar que don Crisanto, era el alcalde de su pueblo a la hora del nacimiento de José María.
Después de vivir en San Vicente, tentado por la fiebre de la minería, don Crisanto resolvió que era mejor futuro para sus hijos instalarse en la ciudad de Rionegro; aunque en esta ciudad, aprendió a leer y a escribir, sabemos de fuentes muy fidedignas que nuestro ilustre hombre, fue autodidacto y se dedicó a acompañar a su padre en todos los viajes de negocios que hacía.
Más tarde ingresó al cuerpo de ingenieros del departamento de Antioquia, que organizara el Sabio Caldas y este fue el inicio de su carrera militar, porque conoció a un gran estratega, el general Emmanuel Serviez y con él se marchó hacia el sur de la República, para apoyar al ejército libertador que luchaba en el Cauca y su primera batalla fue la de Río Palo, bajo las órdenes del comandante José María Cabal.
Luego, en el año de 1816, se unió a las fuerzas armadas que organizaba el general Francisco de Paula Santander y estuvo refugiado en los llanos orientales, preparando la gran Campaña Libertadora.
Después en Casanare, mostró grades habilidades como buen jinete y ayudó a José Antonio Páez, el «León de Apure», a planear la estrategia, para robar los caballos de las huestes españolas.
Pero estando allí mataron a su gran maestro, el general Serviez, por orden de Páez y este acontecimiento, lo llevó a tomar la decisión de fugarse del ejército libertador, circunstancia por la cual, fue llevado a un consejo de guerra y fue condenado a la pena capital, pero la oportuna intervención de Juan Nepomuceno Moreno, hizo que le cambiaran la pena por su enganchada forzosa a las filas del ejército.
Córdova, partió para Guayana en 1817 y estando allí, Bolívar lo incorporó a su estado mayor, en el mes de junio del mismo año, y en esos días, le tocó presenciar el fusilamiento del general rebelde Manuel Carlos Piar. El 14 de noviembre del mismo año, fue ascendido a capitán de caballería y fue ayudante de campo de Carlos Soblette, que era el jefe del estado mayor.
A partir de esta fecha, Córdova, empezó a mostrar, sus buenas dotes de estratega y de guerrero. Una de las grades empresas militares de José María, fue la gran Campaña Libertadora que salió de Guasdualito en los llanos de Venezuela y fue coronada en las alturas del páramo de Pisba y en la ciudad de Socha; recordemos que nuestro hombre, fue uno de los lanceros que dirigió Anzoátegui y que le dieron mucha gloria al Ejército Libertador, en la Batalla del Pantano de Vargas.
Es bueno recordar, que cuando Bolívar y sus tropas llegaron a Bogotá, después de la Batalla de Boyacá, el general Anzoátegui y sus lanceros, con Córdova a la cabeza, fueron comisionados, para perseguir al Virrey Juan Sámano que había huido a la Ciudad de Honda.
Cuando la persecución de Sámano, no tuvo éxito, porque los cobardes, se sienten seguros, cuando están en manadas y armados hasta la cabeza; pero tienen la capacidad para correr muy a prisa de huida de sus enemigos; Córdova fue comisionado por Bolívar, para que se desplazara al departamento de Antioquia y acabara con la parte del ejercito pacificador y nuestro general, dio la Batalla de Choros Blancos, el día 12 de Febrero de 1820, acontecimiento que estamos celebrando, en la que acabó con los últimos reductos del ejército español. Por esta batalla, Córdova recibió el nombre de Libertador de Antioquia.
Es bueno contarles, que la batalla solo duró dos horas; lo que en términos de la tradición oral llamamos: Dos cucharadas y mano a la presa. Porque los dejó sin armas, sin hombres, sin caballos y hasta el parque de banderas les fue arrebatado.
Después de esta batalla, se dedicó, por orden de Bolívar a limpiar las orillas del río Magdalena, de la presencia del Ejército Español y fue así como se tomó las ciudades de Monpóx, Magangué y Padilla y dejó libres las playas de esta importante arteria fluvial, de la presencia del enemigo.
Sin embargo, los españoles eran dueños de Cartagena, Santa Marta, las llanuras de Corozal y otras ciudades del norte, razón por la cual, Bolívar nombró una comisión compuesta por Mariano Montilla, Luis Brion, José Prudencio Padilla y José María Córdova, para que las reconquistaran y así sucedió, porque en agosto de 1821, se tomaron a Santa Marta y en octubre del mismo año, Córdova tomó a Cartagena y lograron expulsar para siempre a las fuerzas españolas.
Seguidamente, Bolívar lo comisiona con Hermógenes Maza y los soldados del batallón del alto Magdalena, para que se desplacen a la ciudad de Guayaquil en Ecuador y se unan a las fuerzas libertadoras que dirige: Antonio José de Sucre.
En esta ocasión, fue nombrado Jefe del batallón del alto Magdalena.
En la batalla de Pichincha, que le dio la libertad a Ecuador, donde derrotaron al español Pastor de Aymerich, Córdova tuvo una buena participación y por este acontecimiento, fue nombrado como general de Brigada.
En una licencia que le concedieron para visitar a su familia, de paso por Bogotá, Córdova se entrevistó con el vicepresidente Francisco de Paula Santander, el cual lo tentó a que se quedara en la ciudad capital, como comandante de armas de Cundinamarca y viendo que no se dejaba tentar por las buenas ofertas, le ofreció la presidencia de la comisión del reparto de bienes, pero ninguna de estas jugadas políticas lograron que Córdova , se quedara, porque su intención era regresar al sur, y participar en la guerra, para la liberación de Perú.
Es bueno hablar de la vida sentimental de nuestro protagonista, porque su belleza y buen comportamiento militar, lo hacían un personaje muy atractivo para el bello sexo; también es importante decir que: Enamoraba las mujeres, con la misma facilidad con que las dejaba plantadas y alguno de sus biógrafos dice ue en la campaña de Antioquia, las madres le pagaban para que durmiera con sus hijas, por aquello del refrán popular: “El que a buen árbol se arrima; buena sombra lo cobija”.
Al llegar a Perú, fue nombrado jefe de división y en las dos batallas que libró, resultó favorecido. En una de ellas, empleó la famosa frase histórica: “División de frente, armas a discreción. Paso de vencedores”. Acto seguido, emprendió una campaña para acabar con los últimos reductos del ejército español y en el año de 1824 los desapareció del mapa de América.
Hay una circunstancia histórica muy afortunada para mí, porque las familias Córdova y Sevillano, que nacieron en la Andalucía española, recibieron los títulos reales de sus apellidos, por el hecho de haber peleado como vasallos del Rey de España, en la reconquista de las ciudades de Córdoba y Sevilla
Cuando Bolívar se declaró dictador, Córdova le retiró su apoyo y el dictador ordenó que lo combatieran, con tan mala suerte que, el 17 de Octubre de 1829, en la planicie del Santuario del departamento de Antioquia, un coronel de origen Irlandés, Rupert Hand, lo mato a golpes de sable, para cumplir la orden de su jefe: O’Leary.
En este momento, dijo una frase célebre al saber que había perdido la última batalla:”Si es imposible vencer; no es imposible morir”. Loor a los valientes campeones, que siempre estuvieron listos, para luchar por su Patria y sus ideas.
Pero esta celebración quedaría incompleta, si no hablamos, así sea someramente del genio de la plástica sopetranera: don Alfonso Goez González, que plasmó en el barro la ilustre figura ante la cual estamos reunidos y luego la vació en yeso. Después de una visita que hiciera el maestro Arenas Betancourt a este corregimiento, supimos la razón por la cual el busto tiene levantado más el hombro derecho: “La posición indica que el prócer estaba sacando el sable de la vaina”.
Pero dejemos que sea Goez el que nos cuente, como concibió el busto:
“Me sirvió de modelo, la información histórica que dice que Córdova tenía un perfil grecorromano. También me ayudaron en algo los distintos retratos que existen en los textos de estudio y que de tanto verlos se me van grabando en la memoria. Pero me atrevo a decirles, me basé en datos obtenidos al estudiar el tipo racial de la región de donde era oriundo el General Córdova y el íntimo conocimiento del ambiente en donde vivió, de su personalidad y de los hechos que lo caracterizaron”.
Tal perece que el general de este busto, estaba desenvainando el sable para contestarle a Hand el ataque de muerte.
Agradecemos en nombre de la Administración Municipal, la Casa de la Cultura y de la coordinación de la Cátedra Sopetranera, la gentileza que la Fundación Cordovista ha tenido, al querer institucionalizar la conmemoración de la batalla de Chorros Blancos, en nuestro terruño
Sopetrán, 12 de febrero del 2011.

Como quinto punto, escuchamos dos trozos de música, interpretados magistralmente, por lo niños de la sinfónica juvenil, dirigida por el maestro, John Jairo González Jaramillo.
Estos son algunos apartes de esa intervención:
Sinceras felicitaciones a estos futuros campeones de la música.

Este es el bronce, esculpido por el maestro, Alfonso Góez González, al frente del cual estamos haciendo la celebración.
Los maestros y los niños de la escuela de Córdoba, cantaron unas trovas, que de alguna manera mostraron las grandezas de la batalla y todos sus intríngulis, en el informe de la semana entrante serán publicadas, porque no llegaron a tiempo a mi correo electrónico


Nuestro poeta de siempre: Martiniano González, recitó el soneto Chorros Blancos.

También se dirigió a nuestra audiencia, el presidente de la Fundación Cordovista.

Este es el pintor Juan Múnera Ochoa, de cuya autoría son los óleos de la Basílica de San Pedro de los Milagros.

Mientras sonaban los acordes marciales del himno de este batallón, nuestro alcalde y los tres militares de alto rango, presentan una ofrenda floral, ante el busto de nuestro general.

Otro aspecto de la ofrenda.

Momento especial de la parada militar.

Ofrenda que fue presentada ante el héroe.
Inmediatamente sonó el himno antioqueño.

Así lucía el lugar, después de la ofrenda.
Acto seguido sonaron las notas del himno de José María Córdova y el de Sopetrán que escribiera Rafael Guerrero, con arreglos del maestro Luis Uribe Bueno, el mejor músico de Sur América.

Mientras estábamos celebrando, nos visitaron los altos directivos de la escuela colombiana de Mercadotecnia que empezó a prestar sus servicios en nuestro pueblo y está radicada en el Colegio José María Villa.

Este grupo selecto de damas de la sociedad de Medellín, nos honró con su presencia.

También estuvo con nosotros, el doctor Sergio Gabriel Naranjo Pérez, que en días muy gratos gobernó la ciudad de Medellín.

La emisora Sopetrán estéreo, nos presto el servicio de transmisión directa, vía internet, para los municipios que se deleitan escuchándola.

Al finalizar el programa, los miembros de la Fundación Cordovista, concedieron unas entrevistas, para que toda la audiencia supiera el magno evento que habíamos celebrado.
Sopetrán 14 de febreo del 2011.
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