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lunes, 21 de marzo de 2011


Celebración de la
Fiesta de la Mujer
Darío Sevillano Álvarez
En las horas de la noche, celebramos la Fiesta de la Mujer, en el Auditorio Ramón Carrasquilla Peña de la Casa de la Cultura Humberto Jiménez Tavera, así lo registraron nuestras cámaras:
  
Xiomara Ceballos, la periodista del Municipio, anuncia el programa con que vamos a celebrar.

Los niños de la sinfónica solemnizaron esta fiesta.

La fiesta había sido programada para doscientas mujeres.

Cada una de ellas fue recibida por los alumnos del Servicio Social del Estudiantado con una rosa debidamente empacada.

En este lugar estaban las ilustrísimas damas que trabajan en la Administración municipal.

El auditorio estaba lleno, se podría decir que era el imperio del sexo femenino.

Estábamos estrenando el equipo que la Administración compró.

El señor alcalde y Xiomara discuten cómo va a decidirse la premiación.

El padre Jesús María, siempre tan generoso, nos está acompañando.
Eleva una oración por todas las damas.
 


Observen cómo está el auditorio.

Los regalos que se van a rifar son abundantes.

El señor secretario de Gobierno reza la Oración de la Mujer.

El padre Jesús María y el señor alcalde dialogan animadamente, rodeados de los regalos.

El señor alcalde hace el ofrecimiento del acto.

Intervienen nuestros músicos.

Fue un gran concierto.
 

Se hace una mención de honor a la señora Margarita Valderrama Vallejo, a la que llamamos cariñosamente Arita.
 

Éstos son los personajes que efectúan las rifas para entregar los regalos.
 

Los alumnos del Servicio Social reparten un refresco a los asistentes.
 

El concejal don Rodolfo Villa regala una serenata a las homenajeadas.

Interviene el grupo de danzas de la Administración que está estrenando profesor.

Lo hacen muy bien, a pesar de que solo llevan ensayando unos diez días.
 

Continúa el espectáculo.
 

Las damas entran en acción.

El ritmo y la unidad de movimientos hacen su abril.
 

Rematan la intervención unos niños del semillero de danzas.

A pesar de su corta edad, se les ve progresar.
 

Cuando me disponía a viajar para mi casa, el Alcalde me susurró al oído:
–No te vayas porque falta algo…

Y en menos de lo que canta un gallo, se apareció de mariachi a bordo.

Se armo la de Troya, porque todas las damas querían pedir sus canciones favoritas.

Ellos complacían con todo el cariño.

Observen el de la guitarra bajo; su elegancia para rasgar las cuerdas de su instrumento le dan categoría a su trabajo.

Los trompetistas no se quedan atrás, parecen unos verdaderos jilgueros.

La voz de trueno del mariachi puso su sombrero, sobre las sienes de Arita.
Sopetrán, 13 de marzo de 2011
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