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lunes, 14 de marzo de 2011


Arborización con coníferas
Daríon Sevillano Álvarez

Monografía de Sopetrán
Complemento 1 de la Quinta  Unidad

La naturaleza en su sabiduría diseñó la tierra con tres tipos de zonas: tórrida, dos templadas y dos polares y en esas zonas distribuyó las plantas y los animales. Para que estos seres vivos pudieran salir adelante y se desarrollaran cómodamente en la zona que la naturaleza les asignó, la evolución o selección natural de las especies, ha diseñado unos mecanismos importantes que protegen y ayudan a esos seres.
Veamos dos ejemplos:
a. Sí traemos un oso polar para la zona tropical podría morir asfixiado y para evitarlo tendríamos que ponerlo en un ambiente natural congelado porque este animal tiene gran cantidad de pelo para protegerse del frío polar y por debajo del pelo tiene una capa de grasa de diez centímetros que no permite la entrada del frío a su cuerpo.
Oso polar
b. Cuando sembramos una palma de cocos en Belmira, estamos perdiendo nuestro tiempo porque la palma nunca dará frutos, por falta de calor para procesarlos.
Palma de cocos
Ahora miremos este gráfico:

Planisferio de la flora terrestre
Las partes que están oscurecidas, en Alaska y la Siberia, son las únicas regiones de la tierra en donde nacen las plantas coníferas, llamadas así, no por su parecido a un cono sino porque sus frutos son en forma en pequeños conos.
A estas regiones de la tierra se les dice «taiga» que en el idioma ruso significa 'bosque de pinos'.
Existen dos taigas naturales en la Tierra:
1. En Eurasia, parte de tierra de Europa y Asia, entre Escandinavia y la Península de Kamchatka. Este lugar es más conocido con el nombre de Siberia.

Taiga siberiana
Nótese la capa de permafrost o hielo polar, que cubre las raíces de los árboles.
2. En América del Norte desde Alaska hasta Terranova.
Bosque de pinos de Alaska
(La capa de agua y hielo se notan al instante)

Las taigas se mantienen a una temperatura de diez grados centígrados hacia abajo y están cubiertas por una gruesa capa de permafrost, subsuelo siempre helado. Los árboles de las taigas están adaptados a la nieve invernal; a unas lluvias estivales relativamente escasas; a largos y crudos inviernos; a veranos frescos y muy cortos y resisten hasta -60 ºC (60 grados Celsius por debajo de la temperatura de congelación del agua) y medio metro de hielo sobre sus troncos.
Estas características sumadas a que tienen un alto consumo de agua y muy poca evapo–transpiración (botar agua por sus raíces y por sus hojas), hacen de las coníferas plantas supremamente peligrosas para arborizar nuestros bosques y micro cuencas, porque en vez de proteger los nacimientos y abundar las aguas, las secan.
Evaporación y transpiración
Dentro del intercambio constante de agua entre los océanos, los continentes y la atmósfera, la evaporación es el mecanismo por el cual el agua es devuelta a la atmósfera en forma de vapor; en su sentido más amplio, involucra también la evaporación de carácter biológico que es realizada por los vegetales, conocida como transpiración y que constituye, según algunos la principal fracción de la evaporación total. Sin embargo, aunque los dos mecanismos son diferentes y se realizan independientemente no resulta fácil separarlos, pues ocurren por lo general de manera simultánea; de este hecho deriva la utilización del concepto más amplio de evapotranspiración que los engloba.
No hay taigas en Suramérica, pero el hombre, animal porfiado las está haciendo y llegará el día en que acabará con nuestras aguas.
Bosques de pinos artificiales creados por el hombre
Este terreno plano, con los años se convierte en un terreno irregular, por la acción de las raíces de las coníferas.
Hay unos problemas secundarios que las coníferas producen en nuestro entorno:
a. Matan la microfauna: Pequeños animales que tienen unos encargos delicados en la naturaleza como la polinización, la alimentación de otras especies y el control de especies nocivas.
Esto ocurre porque las coníferas producen unas sustancias químicas que tienen el poder de matar bacterias, virus y pequeños animales.

La microfauna
 Estas sustancias son aceites, resinas, bálsamos, creosota, trementina, aguarrás, tanino, colofonia, pineol y eucaliptol.
b. Las raíces de las coníferas desfiguran los terrenos.
Estos bosques acaban con los terrenos y secan las microcuencas
c. Estas plantas son empleadas en algunas regiones de la tierra para secar los terrenos pantanosos.
Las coníferas sirven para secar grandes pantanos.
Hablar de problemas y no traer alternativas de solución sería un fracaso por esta razón miremos estas líneas con detenimiento.
Las formaciones vegetales de nuestro municipio son:
Bosque seco tropical
a. Bosque seco tropical, que va desde los 400 metros sobre el nivel del mar hasta los 1.500 metros, en este bosque podríamos arborizar con ceibas, cedros amarillos, cedros caobos, lobo, chumbimbo, algarrobo, dinde, guácimo, chagualo, guamo, totumo, piñón de orejas, acacia, chinchín, ciruelo, tuno, huesito, cartagüeño, nogal, caimo, guáimaro, guadua, cañabrava o cañafístula.
Bosque montano bajo
b. Bosque montano bajo, que va de los 1.500 a los 2.500 metros sobre el nivel del mar, en el cual podríamos arborizar con guayacán, roble, azuceno, yarumo, nacedero, punta de lanza, chocho, manzanillo, comino o cedro negro.
 
Bosque montano alto
c. Bosque montano alto, que va desde los 2.500 a los 3.500 metros sobre el nivel del mar y que para nuestro caso, es el más sagrado porque en él nacen nuestras quebradas, en este bosque se podría arborizar con chachafruto, tachuelo, cargagua, nacedero, drago, hoja de corazón, santamaría, hoja de pantano, quiebra barrigo o roble.Zonas de vida de Colombia
Habitualmente, en Colombia, se reconocen las siguientes zonas de vida:
También tenemos el recurso de sembrar en estos bosques huertos de árboles frutales de las 34 variedades que cultivamos y de los injertos posibles que hemos hecho en cada variedad.
No podemos juzgar mal a aquellos que arborizan con coníferas y estamos convencidos de que lo hacen con la buena fe de ayudarle a Sopetrán; creemos más bien que no conocen esta información pero estamos seguros de que cuando la conozcan cambiarán de opinión.
Algunas entidades tienen un extraño amor por la naturaleza y propician la siembra masiva de coníferas en nuestras tierras. La pregunta sería: ¿Estas entidades quieren más sus intereses que el bien común?
Sopetrán, 14 de noviembre de 2002.
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