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sábado, 20 de octubre de 2018

Despedida


Una despedida que se frustró
Darío Sevillano Álvarez

El día 19 de julio del 2018, con el final de mi vida muy cerca de la puerta de mi habitación y con una depresión severa apoderada de mi ser,  estuve memorando todos los acontecimientos que tuve que liderar, como humano y después de medir en la balanza del tiempo, las cosas buenas versus las penalidades; las angustias y necesidades; los sucesos buenos y malos; las contrariedades que a diario, nos acechan; concebí esta despedida.

Despedida
Darío Sevillano Álvarez

I

Cuando en las madrugadas, me incorporo en el lecho,
Presiento las angustias, del diario batallar.
Mis pies, están cansados, por todo lo que han hecho,
Y solo necesitan, alivio al caminar.

II

Las penas y amarguras, dejadas por la vida,
Han minado mi cuerpo, con todo su furor;
Los achaques de viejo, dejados por la impía,
Complican las angustias y aumentan el dolor.

III

Los años que han pasado van dejando secuelas,
Que el tiempo y el camino, no pueden olvidar;
La cruz, que hemos cargado con tanto sacrificio,
Doblega nuestro cuerpo con gran celeridad.

IV

Vinimos a la vida con grandes ilusiones,
Creyendo que era fácil, sus peldaños subir;
Y al terminar la lucha, nada hemos conseguido:
Nuestras manos vacías, cansadas de sufrir.

V

Llegamos sin pedirlo, por cosas del destino,
Y al terminar la vida, salimos sin querer;
A pesar de ser libres, como anuncian las leyes,
Otro regula el ritmo, de nuestro proceder.

VI

La vida es un periplo, lleno de falsedades,
Que los sabios definen, como algo sin igual;
No veo las razones, para que esto, opinen
Porque es un largo viaje, sin nada de especial.

VII

Los amigos no existen; el amor no es sincero;
Los eventos sociales, son una falsedad.
La mentira circula, por todos los rincones,
Te fingen por doquiera, con gran facilidad.

VIII

Nos han entusiasmado, con muchas expresiones,
Sacadas de los libros, de nuestra sociedad,
Pero las fantasías que siempre nos definen,
Son todas ilusiones, de poca realidad.

IX

Al fin cuando llegamos, a la muerte segura,
Cansados de amarguras, y llenos de ansiedad,
La tumba nos espera, como herencia futura,
Y nos muestra el camino, de nuestra humanidad.
X
Después de nuestra muerte, entramos en reposo,
Descanso prolongado, que nunca va a acabar,
Porque la sepultura destruye la materia,
Y elimina los males, de nuestro caminar.



Pero hoy, 22 de septiembre, día del equinoccio de otoño, cuando el sol entró por mi ventana y alumbro mi cabeza, tal como concebí la situación de mi aposento, me siento totalmente restablecido, gracias a la ayuda de un famoso médico, cuya sabiduría admiro, porque no le recetó a papeles, que resultaron, después de muchos exámenes, sino que le formuló a mi estado de ánimo, por una depresión severa que me acompañaba y que a casi ninguna persona le comuniqué.

Una de las grandes experiencias que esta enfermedad me trajo a la memoria, es el sonado latinazo que tiene Miguel de Cervantes en el prólogo de la primera parte, cuando dice: «Donec erit felix, multos numerábilis amicos, témpora si fuerit núbila, solus eris», que traduce:

Mientras seas dichoso, contarás con muchos amigos, pero si los tiempos se nublan, estás solo.

Si traigo a colación esta cita, es porque antes de enfermarme, tenía una gran cantidad de amigos que me ocupaban y a los cuales les servía, con el alma, con la vida y con el corazón y en medio de tres meses de sufrimientos, nunca se manifestaron, ni se dignaron preguntar, por mi salud y en ese tiempo solo recuerdo que algunos vinieron a pedirme ciertos favores, los cuales no pude conceder, no porque no quería, sino porque mis fuerzas físicas no me lo permitían.

A los cuatro amigos que me quedaron, les agradezco de corazón, todas las gentilezas que tuvieron conmigo y tengo la certeza de que sus peticiones al Altísimo funcionaron, porque en este momento me encuentro como un joven de dieciocho años, con los mismos bríos que siempre me han acompañado, para querer a Sopetrán, que es un ente fantástico, que no responde a nuestras expectativas.



Sopetrán, 24 de septiembre del 2018.


1 comentario:

Kasioles dijo...

Hay tanta verdad en esta entrada... Hay pensamientos que encierran tanta realidad, que uno se siente prendido en la palabra y no deja de leer los versos una y otra vez más.
Dicen que la depresión es un túnel negro que no te deja ver la realidad, yo creo que en ella hay también un rayo de luz que te hace valorar lo que tienes de verdad.
Amigos se dicen muchos, y creemos sus promesas cuando a corro algo hay que festejar, pero no los busques si tienes necesidad de pedirles algo, aunque sólo sea cariño donde poderte arropar.
Cada uno tiene su experiencia y puede hablar por ella, yo te entiendo perfectamente, algo tenemos en común.
Ya sólo me queda felicitarte por tus versos, profundos y sinceros, llegan al corazón, y felicitarte también por haber encontrado a Julie que es de las pocas almas buenas que todavía caminan por esta vida.
Para los dos, un fuerte abrazo con mis cariños.
kasioles