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viernes, 1 de junio de 2012


Los grandes scretos del idioma español
Darío Sevillano Álvarez
Gabriel Escobar Gaviria

A sabiendas de que Gabriel Escobar Gaviria, el dueño y editor del blogger, para el que escribo, es un eminente filólogo del idioma español, me voy a atrever a escribir, algunos artículos relacionados con nuestra lengua, porque son conocimientos de mucha utilidad, para los visitantes del nuestra página.

Estas cositas las aprendí cuando estuve de estudiante en los seminarios de Santa fe de Antioquia y Santa Rosa de los Osos; y en el colegio, José María Villa de nuestro terruño.
Mapamundi con los grandes idiomas
de la Tierra; el español es el color verde

Aprendamos un poco de historia del idioma: El español, que antiguamente era llamado castellano, es una lengua hija del idioma latino, que manejaron los Romanos del tiempo de los Césares, y que nació en el monte Latio (pronúnciese lacio), muy cerca de la ciudad de Roma. De ésta lengua, nacieron: El Español, el alemán, el catalán, el francés, el gallego, el portugués, el italiano, el provenzal, el retorromano y el rumano, entre otras lenguas.

Por éstas razones, cada que hablamos de cualquier circunstancia del idioma, se hace necesario invocar algunas normas del latín, por ser nuestra lengua madre.

Hoy vamos a hablar de los números, que cuando son: uno, dos, tres, se llaman numerales cardinales y cuando son primero, segundo, tercero, se llaman numerales ordinales y cuando son uno, medio, tercio, cuarto onceavo, se llaman: numerales partitivos

Fijémonos bien, como en los numerales cardinales, solo el uno, tiene dos géneros y dos números y a veces, se puede apocopar, cuando decimos un.

Por éstas razones, a todos los números que tangan que ver con el uno, como veintiuno, treinta y uno cuarenta y uno etc. Hay que aplicarles una regla sabia del latín que se anuncia así: Deus creator et remunerator, que traduce; Dios creador y remunerador. Esta regla dice que sustantivo y el adjetivo, concuerdan en género y número, pero si el idioma tuviera declinaciones, también debe concordar en caso.

Con frecuencia, vemos presentadores de radio y televisión, políticos eminentes y otras personalidades, diciendo: Que en un accidente se murieron ciento treinta y un personas, cuando lo correcto sería decir: Ciento treinta y una personas; pero si los muertos fueron todos hombres, se diría: ciento treinta y un hombres.

Veamos otro ejemplo: Un terremoto destruyó cuarenta y una viviendas y mató setenta y un niños.

Agradezco a mi amigo Darío que me invitó a que este artículo los escribiéramos como cuando dos pianistas se sientan ante un solo teclado, es decir, a cuatro manos. En el ítem precedente nada ha cambiado, pero les cuento que una de las fuentes de grandes errores en el idioma es el televisor. A lo largo de estas entregas les mostraremos cómo muchos de los errores del idioma nacen en Bogotá, pero crecen y se reproducen en el televisor cuando miramos los tales realities y telenovelas bogotanas. Este de «las ciento treinta y un personas», como dice Darío, se oye en las noticias de los canales nacionales, los de nuestros canales locales los aprenden y los dicen porque les parece caché bogotanizarse.

La voz «ciento», se convierte en «cien», cuando se usa antes de un sustantivo. Ejs.: Cien hombres, dos mil cien pesos, cien mil habitantes. En los demás casos, debe decirse: «Ciento». Ejs. Un ciento de naranjas, tanto por ciento de interés, cuente de uno hasta ciento.

Lamentablemente esta regla quedó revaluada hace nueve años porque el uso la obligó. Ya nadie decía «la calle ciento», sino «la calle cien», ya nadie decía «ciento por ciento» sino «cien por cien», y esta expresión ya es la preferida por la Real Academia Española. Muy a pesar de los que la parendimos bien. Eso no quiere decir que no podamos usar la correcta, aunque, según los académicistas, anticuada.

Y hasta en el famoso refrán
«Más vale pájaro en mano…

»… que ciento volando»,


Del que los profesores nos exigían que no fuéramos a decir «cien», sino «ciento», nos tuvimos que dar al dolor porque ya quedó en «cien volando».

La Real Academia Española se volvió muy laxa.

También tenemos un error, cuando mezclamos los cardinales y los ordinales, en los días del mes, cuando decimos: Primero de enero, dos de enero; debiéramos  decir; Uno de Enero, dos de enero.

Los españoles son muy sabios en el manejo del idioma, porque emplean esta fórmula en los días de los meses; pero también son sabios en la pronunciación, pues en ella anuncian la ortografía propia de cada vocablo.

Quiero conocer un colegio que tenga grado undécimo. Todos tienen en ordinal hasta décimo y el último es once,  en cardinal.

Hay una razón para esta anomalía: no se están enseñando los ordinales correctos o los alumnos no los están aprendiendo

Recuerden que este año celebramos el tricentésimo nonagésimo sexto cumpleaños de nuestro pueblo Y en número se escribe asís

396.°

Así se escriben en cifras todos los ordinales: el punto entre el número y el cerito volado

Espero que estos fascículos les sean de mucha utilidad en el manejo del idioma más hermoso de la tierra.

Recuerden que es uno de los idiomas que más vocablos tiene y que es una lengua de difícil aprendizaje.



Sopetrán, marzo del 2012.

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