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lunes, 22 de mayo de 2017

Origen de la Biblia

¿Cómo nació la Biblia católica?
Darío Sevillano Álvarez

Este libro tiene una larga historia, que muchos no conocen y por esa razón, me propongo contar algunos intríngulis, sobre su nacimiento y posterior desenvolvimiento, hasta cuando llegó a nuestros días.


Han sido muchas las peripecias que, a los sabios de la Iglesia Católica, se les han presentado, para lograr configurar el libro que ahora llamamos Biblia.

Recordemos que en el año 605 antes de Cristo o antes de nuestra era, el pueblo hebreo, en donde estaban algunos escritos que podrían ser el principio de ese libro, sufrió un revés, cuando el Rey Nabucodonosor, conquistó a Jerusalén y después de esto se llevó prisioneros a sus habitantes, para la ciudad de Babilonia y allí los tuvo como esclavos por algunos años.

Conocemos este acontecimiento en la historia universal como la diáspora del pueblo de Israel.

Pero en los libros de la Biblia, se narra, como la cautividad de Babilonia.

También la historia nos cuenta que no todos los ciudadanos de la urbe y los campos, cayeron en la redada y unos se quedaron en sus tierras, otros se fueron para Egipto y el resto fueron esclavos en la gran ciudad de la Mesopotamia.


La ópera Nabucco, escrita por Giuseppe Verdi, fue dedicada a este pasaje bíblico, y cautivó a todos los italianos, cuando se estrenó en la Scala de Milán, el día 9 de marzo de 1842.

Uno de los coros de la ópera, es el famoso: Va pensiero, que en español dice así:

Pensamiento, sobre alas doradas,
Marcha y posa, por cimas y bosques;
Donde brisan las cálidas suaves,
Auras dulces del cielo natal.
  

Como los ciudadanos de la Tierra hemos estado en guerras, día a día, desde el momento en que aparecimos hasta hoy, todo por religión, por política o por amor; el rey Ciro de Persia, conquistó a Babilonia y les dio la libertad a los Israelitas, para que volvieran a su ciudad.


Pero al regresar, la inmensa mayoría de ellos, no llegaron a Jerusalén, sino que viajaron a Egipto a reunirse con los que se libraron de la esclavitud y se radicaron en la ciudad de Alejandría.

Esto quiere decir, que los judíos estaban dispersos en una diáspora, unos en Jerusalén y otros en Alejandría.

Todo este preámbulo, para contarles algo muy importante, relacionado con el nacimiento del antiguo testamento de la Biblia Católica.


Cuando los Israelitas llegaron a Alejandría, como el bibliotecario de la ciudad, Demetrio de Falerón, que manejaba la biblioteca más importante del mundo antiguo, quería tener los relatos que el pueblo Hebreo, hacía, desde sus orígenes, el Rey Ptolomeo II, invitó a setenta sabios de Israel, para que hicieran la historia de su largo trasegar por espacio de los siglos, entre Adán y Eva y la cautividad en Babilonia y a estos relatos, los llamaron la Biblia de Alejandría o Biblia Alejandrina, pero también se le decía: La Biblia de los setenta o Septuaginta, que es nada más, ni nada menos, que el antiguo testamento de la Biblia actual.

Es bueno contarles que como el idioma griego era casi como el oficial del mundo conocido y los otros habían entrado en decadencia, la Biblia Alejandrina fue traducida del arameo y del hebreo al griego.

Es una única lástima que de esos escritos que hubo en la biblioteca de Alejandría, no quedan rastros físicos, porque un animal con figura de humano, de la religión musulmana, cuando conquistaron la ciudad y llegaron a su biblioteca, hizo este razonamiento: «Esta biblioteca o contiene la ciencia que maneja el Corán o la contradice; en el primer caso es importante quemarla, por inútil y en el segundo caso se debe quemar por perversa y procedieron a quemar, la única joya escrita interesante de la humanidad a de esa época.
  

Hubo grandes disturbios entre las distintas corrientes de seguidores del pueblo de Dios para reconocer todos los libros del antiguo testamento y siete de los libros no fueron reconocidos por todos, ellos son:


Tobías
Judit
I Macabeos
II Macabeos
Sabiduría
Eclesiástico (también llamado Sirac)
Baruc

Estos libros reciben el nombre de deuterocanónicos.

Vale la pena aclarar que significan dos palabras, que vamos a manejar con alguna frecuencia, cuando de la Biblia se trata; apócrifos y deuterocanónicos; la primera significa, ‘escondido’, porque el nombre del autor del libro es un falso nombre y la segunda, que no fueron aprobados con los primeros, es decir, que pertenecen a un canon distinto.


La canonización de los libros de la Biblia, es decir, el reconocimiento que de ellos hacen los altos funcionarios eclesiásticos, es la que les da validez como auténticos.

Cuando el idioma latino se hizo muy importante y empezó a ser la lengua oficial de muchos estados, San jerónimo tradujo la Biblia a ese idioma y tomó el nombre de Vulgata que significa ‘del pueblo’.

Pero San Jerónimo cometió un error, y no tradujo los siete libros deuterocanónicos, porque estaba traduciendo de una versión que no los tenía, pero los miembros de la Iglesia Católica, le pidieron que los incluyera y esa Biblia fue aceptada por todos.


Los concilios de Hipo y de Cartago fueron los que reconocieron los libros de la Biblia y fijaron la cantidad para cada testamento: 46 para el antiguo testamento y 27 para el nuevo.

Los primeros recopiladores, borraron del plano de los posibles muchos escritos del tiempo de Jesucristo, porque encontraron pasajes que, de alguna manera, no convenía que la comunidad religiosa católica los conociera y trataron de acabar con ellos, pero los moradores de la Tierra de esos tiempos fueron lo suficientemente sagaces y los escondieron en cuevas cercanas al mar muerto, para que la posteridad, algún día los conociera.

En la actualidad, la comunidad científica, los antropólogos y muchos investigadores de otras disciplinas del saber, han estado encontrando y traduciendo esos textos y ya se consiguen en todas las librerías los contenidos de ellos.
  

Los encargados de organizar los libros de la Biblia fijaron unas condiciones especiales, para saber que el libro si fuera de buena calidad, las normas eran estas:


1.- Que fuesen escritos por un apóstol o su discípulo.

2.- Que se utilizara en la liturgia de las iglesias apostólicas, como Roma, Corintio, Jerusalén, Antioquía, etc.

3.- Que estuviera en conformidad con la fe católica recibida de los apóstoles.

Al aplicar estas normas, muchos escritos se quedaron sin poder ser clasificados para integrar la Biblia Católica, algunos de ellos son el Evangelio de Tomás; el evangelio de Judas; el evangelio de Pedro; el evangelio de María Magdalena, y otros más.


El canon de 46 libros para el antiguo testamento y 27 para el nuevo, ha venido siendo ratificado por los papas y por los concilios.

Martín Lutero, para justificar sus creencias suprimió algunos libros de los que tiene la Biblia, como canónicos, es decir, como reconocidos.


Es bueno saber que como la ciencia y los investigadores todos los días descubren escritos relacionados con los tiempos de Jesucristo, es bueno tener en cuenta estos acontecimientos:

En el siglo III antes de Cristo el rey Ptolomeo II reunió setenta sabios judíos para transcribirla.

El primer manuscrito se destinó a la biblioteca de Alejandría y desde entonces ha habido miles.

El descubrimiento de los rollos del mar Muerto en 1947 apenas modificó el Antiguo Testamento.

Cada año aparecen textos manuscritos que desatan debates encendidos sobre la Biblia.

La recopilación hebrea de la historia del pueblo de Israel, a la que llamaban texto masorético, es decir, la tradición en el idioma hebreo, fue realizada en el siglo IX después de Cristo y es bueno decir, que esta versión no incluía el nuevo testamento.

El Nuevo Testamento y la recopilación de los evangelios que retrataron la vida de Jesús, tuvo numerosas fuentes y autores.

El papiro más antiguo del Nuevo Testamento es un fragmento de San Juan que data de los años 125-130, después de Cristo.

Los textos de la Biblia que hoy conocemos, se deben al esmero que los monjes y copistas de los relatos antiguos de la Biblia escribieron, para que nosotros tuviéramos ese conocimiento.


Con el encuentro de los rollos de papiro en una cueva, por unos pastores beduinos, se armó la de Troya, porque los escritores de la época creían que esos rollos iban a ser el remplazo de la Biblia, pero unos especialistas en papiros encontraron la verdad y esos rollos del mar muerto, solo pudieron aclarar algunos pasajes del antiguo testamento.


Estos escritos, pertenecían a pasajes comprendidos entre el año 150 antes de Cristo y hasta el año 70 de nuestra era.


¿Cómo apareció el Nuevo Testamento?

Aunque parezca increíble, reunir las partes del Nuevo Testamento fue una tarea incluso más ardua para los eruditos.

Tras la muerte de Jesús, en la primera mitad del siglo I, sus milagros y obras fueron pasando de boca en boca hasta extenderse por todo el Mediterráneo.

En la segunda mitad del siglo I había decenas de versiones: en siríaco, en copto, en latín, en griego culto, en armenio... Algunas coincidían, otras no.

En el 370 se elaboró una lista que contenía cuatro evangelios creíbles, además de epístolas o cartas de San Pablo, hechos de Apóstoles y el Apocalipsis de San Juan.

En un concilio celebrado en 397 después de Cristo fueron consagrados después de cotejar unos con otros, y descartar varias versiones.


La formación del canon del nuevo testamento, resultó de mucha complejidad y fue muy difícil de escribir y se puede dividir en dos períodos importantes: La formación del canon ente los siglos I y II y la constitución definitiva, entre los siglos III y IV.

Esto quiere decir que la Biblia Católica, solo apareció completa en el siglo IV de nuestra era.

Los manuscritos que sirvieron para armar este complicado rompecabezas, están dispersos en el Vaticano, en San Petersburgo, en Paris, en Cambridge y el manuscrito más completo, que es el Codex sinaíticus, está en la biblioteca británica de Londres.

Cada año, aparecen nuevos trozos del Nuevo o del Antiguo Testamento, y entonces se desata una pelea para saber si es copia fiel, o si es una versión mal trabajada.

La Iglesia Católica debe estar preparada, para manjar esos acontecimientos, porque los historiadores sabemos que en las ciencias sociales no hay verdades absolutas y todas dependen del grado de profundidad de la investigación, que se está haciendo.




Sopetrán, 15 de mayo del 2017.


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