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martes, 21 de diciembre de 2010

Novena de Aguinaldo
Darío Sevillano Álvarez

Cuarto día
En este día mostramos el pesebre del Hogar Sagrado Corazón, que sólo se utiliza para que las jovencitas que allí viven, puedan disfrutar de las festividades navideñas. Éste es el registro fotográfico:

Detalle del portal del pesebre.

Un levita observa sus ovejas.

Este pastor cuida las suyas.

En este pequeño desierto, “Dos lánguidos camellos de elásticas cervices”, como dijera Valencia, disfrutan de su entorno.

Las ovejas están por todas partes.

Hagamos la consideración para los niños:

Como la estrella siguió en el cielo, por muchas noches y su brillo era muy radiante, todos los jefes de las tribus cercanas a Belén, la vieron y supieron que había nacido el Niño Dios.
Muchos de ellos, quisieron ir a conocerlo, a llevarle unos regalos y se pusieron en camino, guiados por la estrella.
Cuando llegaron a Jerusalén, se entrevistaron con el rey Herodes y éste se puso celoso de que hubiera nacido otro rey y les dijo: “Si lo encuentran, por favor, vienen a avisarme, para conocerlo y llevarle unos regalos.
Pero la intención de Herodes, era matarlo, para que no le fuera a hacer competencia con su reinado.
Cuando los reyes encontraron al Niño Dios, y lo adoraron, soñaron que tenían que irse por otros caminos, para que Herodes no supiera en donde estaba y la estrella los guió hasta sus pueblos, sin que Herodes lo supiera.
Herodes entro en cólera, contra los reyes y contra el Niño Jesús y ordenó a sus soldados, que investigaran en dónde estaba.
Un ángel anunció a San José y a la Virgen, que debían viajar a Egipto, mientras Herodes moría

San Pedro, con el invierno, no da tregua y tuvimos que rezar la novena del Municipio en el patio interior del Palacio de Gobierno.

Todos fueron tomando su lugar.

A pesar de la lluvia, la asistencia fue buena.

Hay ambiente de Navidad a pesar del invierno.

La doctora Suleyma, nuestra Gerontóloga, hace los avisos parroquiales.

Don Humberto, el secretario ejecutivo, aplicando aquello del salmo 109:”Tu eres sacerdote eterno, según el orden de Melquisedec”, lee la novena y canta los villancicos.

Hagamos la consideración para adultos:
No es cierto que la Sagrada Familia, fue de casa en casa pidiendo posada y al final fueron a parar a una cueva.
“Y dio a luz a su hijo, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenía sitio en el albergue” Lc 2, 7
Los evangelistas, no hablan de éste asunto, pues San Lucas dice en el capítulo 2: “Jesús niño, es depositado en un pesebre”. Y San Mateo dice: Simplemente, “en la casa” La idea de la cueva, surge, porque las casa de esa época, eran empotradas en las rocas, casi todas tenían pesebrera y en cada pesebrera, había un pesebre o cajón para colocar el pasto de los animales.
También es bueno recordar, que los evangelios apócrifos, y hasta los canónicos, hablan de una gruta; pero sin duda alguna, esa gruta, es la pesebrera empotrada en las rocas, que tenían las casas.
Otro aspecto que influye en esta hecho, es que Dionisio, Hermes, Zeus y Mitra, los antiguos dioses, habrían nacido en una cueva, para significar simbólicamente, la fecundidad de nuestra madre tierra.
Pero si analizamos con cuidado los evangelios, en ellos no insinúan una gruta, como tal; sino un establo. “Lo acostó en el pesebre”, dice San Lucas.
El cuento de la cueva, nació, cuando se inventaron aquello de que los habían rechazado en todas las casas y posadas; pero esto nunca ocurrió, porque José y María, eran parientes de todos los habitantes de Belén y estoy seguro de que ninguno los hubiera desechado. El enredo consiste, en que las katalymas, nombre de las construcciones de la época, solo tenían una habitación para dormir y como la Virgen necesitaba privacidad para dar a luz, la instalaron en la pesebrera; además, la religión que ellos profesaban, no permitía que una parturienta, durmiera con todos, porque los contaminaba.
La conclusión es obvia: Jesús nació en la pesebrera de una casa normal de Belén.
Aún no se sabe cuántos eran los reyes que visitaron al niño, pues los investigadores, dicen que tres, que cuatro, que dos, que cuarenta. Pero lo importante es que los tres que conocemos, son fieles representaciones de las tres razas de la tierra: Melchor, raza blanca; Gaspar, raza amarilla; Baltasar, raza negra.
También sabemos, que ni eran reyes, ni eran magos; solo eran jefes tribales, que era la usanza de la época. Las ofrendes que llevaron al niño, fueron oro como rey; incienso como Dios y mirra como hombre.

Miremos los arreglos navideños de una de las calles del barrio obrero:

La alegría navideña, invade todos los espacios.
Sopetrán 19 de diciembre del 2010.
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