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viernes, 5 de marzo de 2010

Empezaron las historias

Querido Abelito:
Muchas otras personas dieron notables aportaciones y contribuyeron en nuestro quehacer cotidiano, por enemplo: en la esquina diagonal con la Iglesia, vendían unos frescos deliciosos atendidos por  a quien cariñosamente llamábamos la Mona Paleta, pues también vendían helados muy sabrosos, e. igualmente, el señor Gregorio, que nos levaba una bandeja a la merienda al colegio de las hermanas carmelitas. Ésos son bellos recuerdos. Muchos otros desaparecidos como don Arsenio Bedoya, Don Jesús Vieira, dieron notables aportaciones; los he mencionado, expresamente para situar en el espacio del recuerdo esas imágenes de singular vigor, que sirva para siempre de nítida referencia, cuando se quiere hacer la historia de este precioso pueblo y porque además, por sus indiscutibles méritos, debemos tenerlas como ejemplo, en un sitio destacado de nuestra memoria. Mil abrazos.
De Carmen Cecilia Contreras de Mejías

Viste, Carmen Cecilia, qué fácil es empezar. Ahí se van desgranando las historias y en las etiquetas de esta entrada van apareciendo nombres. Ya alguien recordará a la Mona Paleta, y hasta nos dirá su nombre, lo mismo que el apellido de Gregorio, el de la bandeja.
Te comento que Abel Méndez, Sófocles, Tiromalo y Gabriel escobar Gaviria son una misma persona y ahí puede arrancar mi historia, pero ya la iremos contando con despacio.
Recordé a otras personas que pueden estar en la lista de esta mañana: el Padre Vieira, el jesuita, don Samuel Vieira que tenía un colegio en Medellín que se llamaba el Ateneo antioqueño, donde estudiamos varios sexagenarios de hoy, Otro vieira que se me escapa el nombre, dueño del colegio Miguel de Unamuno de Medellín, otro jesuita de apellidos Gaviria Villa, hermano de mi abuelo, pero no recuerdo su nombre, y una monja de clausura, tambiuén hermana de mi abuelo y cuyo nombre tampoco recuerdo, murió en el convento de Marinilla.


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