La remodelación de
nuestra basílica
Darío Sevillano Álvarez
Desde el momento en que conocí al padre Rogelio
Rodríguez, en una reunión en la cual participábamos en el despacho de la
Alcaldía, muy al principio de su administración, como rector de la basílica;
descubrí que era un sacerdote inteligente, prudente, sencillo, buen
diplomático, que no se atreve a presentarle pelea a ninguno de sus feligreses,
porque para él, el diálogo, es la forma más elegante, de arreglar cualquier
problema entre los humanos.
Nuestra basílica, que pertenece nada más ni nada menos,
que al Romano Toscano o Romano sencillo, uno de los órdenes arquitectónicos más
tranquilos del planeta.
Así era nuestra Basílica antes de que los
reformadores acabaran con su estilo
Después de su llegada, el padre Rogelio empezó a
documentarse, lo mejor que podía, sobre los daños arquitectónicos del templo y apeló
a todas aquellas corporaciones, del país, que tienen que ver con esas labores y
fue así como nos visitaron, los miembros de la sociedad histórica y
arquitectónica del país; todos los rectores de los seminarios del país; muchos
miembros de la academia de historia de Santa Fe de Antioquia; y una gran
cantidad de sabios en esta materia y el primer inconveniente conque se
encontró, fue el factor dinero, que sin lugar a dudas, es el dios de los
mortales.
Así la empayasaron
los reformadores y
quedó parecida a un edificio de Disneylandia.
Pero como todos los hombres capaces del planeta, empezó a
diseñar, las fórmulas mágicas para conseguirlo, sin detrimento de los gastos
normales que cualquier parroquia de la Tierra debe hacer con sus finanzas y
tratando de no generar en los feligreses, la idea de que un párroco construye y
otro destruye, porque para apoyar esta afirmación, les puedo decir, que en
ningún momento el padre Rogelio, se ha atrevido a denigrar de sus antecesores; para
él, esa figura no existe; porque lo que está haciendo en la basílica, es para
bien de nosotros y porque debe estar lo mejor presentada, como una gran joya
arquitectónica, ante la cantidad del público que la visita diariamente.
Con esta circunlocución de ideas, les puedo contar que
con los dineros del altar de San Isidro; con unas rifas que ha efectuado; y con
otras chichiguas de dinero, se sometió a hacer un gasto, por una buena cantidad
de millones y prueba de lo que afirmo, es estas fotografías hablan solas, de la
obra que está realizando, con la ayuda de personas que conocen y tienen
experiencia en estos temas.
Los arcos de este lado ya están listos; pero en las
columnas, van a desaparecer las famosas rayitas rojas, conque las había
empayazado el reformador.
Observen como quedó el empotramiento
de la lámpara.
Pero por las dimensiones de la basílica, los gastos cada
día se van poniendo grandes y la Parroquia requiere de la ayuda de sus
feligreses, para poder llegar a una feliz culminación de esta remodelación.
Este lado de la pared ya tiene su color pastel claro,
como deben ser los templos, que son lugares de oración.
Es bueno advertir, que la Iglesia Católica, no permite lo
que permite el sistema de gobierno: Las sobrefacturaciones y los robos
continuados.
Así está quedando el ribete que apoya el cielo razo
contra el muro.
Recuerdo que se hicieron algunos de esos cambios que
afeaban el templo, algunos fieles invirtieron fondos en esa obra; y por esa
razón, espero que muchos, puedan ayudar con la remodelación que está haciendo
nuestro ilustre rector de la basílica: Con dinero y con especies, como tarros
de pintura y otros materiales, pues es bueno recordar que los ornamentos
dorados que tenían las columnas y los arcos, presentaban muchas falencias y
dejaban ver partes totalmente degradadas y que por esa razón, están aplicando
nuevamente el oro.
En este precioso arco de salida por la puerta izquierda
del templo, ya desaparecieron las rayitas rojas.
Hay un relato que ningún Sopetranero conoce, porque no me
he atrevido a publicarlo: Las biografías de los Párrocos que ha tenido
Sopetrán, entre los años 1946 y el 2019.
Si no lo he publicado, es porque en vez de ser un orgullo
para la Iglesia Católica, sería un dolor de cabeza y por aquello de la caridad
cristiana, no deben ser publicadas.
Con este relato he llegado a la conclusión de que el
mejor párroco que hemos tenido en esos últimos ochenta años es el padre
Rogelio, que ha mostrado amor por la Parroquia; respeto por sus pertenencias;
buen trato para sus feligreses; y un humilde comportamiento, que no deja ver la
verdadera dimensión del sacerdote: culto, inteligente, sencillo y de buenas
costumbres que lo acompañan.
Así era nuestro altar mayor en la vieja guardia; si
observan bien lo que ahora tenemos, es un cambio muy brusco, en el orden
arquitectónico del altar.
Espero que, por amor a nuestra Señora de Sopetrán,
nuestra real patrona, todos dejen ver su generosidad, con esta hermosa causa,
que mostrará nuestra Basílica, en todo su esplendor.
Recordemos que diariamente nos visitan todo tipo de
turistas y por esa razón nuestra Basílica debe estar impecable.
La expresión más común de los turistas que asisto con
mucha frecuencia es que por cual razón, siendo más imponente nuestra basílica,
que la de Santa Fe de Antioquia, la arquidiócesis no está en nuestro pueblo.
Esa respuesta solo la puede dar Roma.
Sopetrán, 9 de febrero del 2019.