En este blog pretendo reunir toda la historia del municipio de Sopetrán en el departamento de Antioquia de la República de Colombia. De la misma manera se presentarán a los sopetraneros que se han destacado en cualesquiera de las actividades humanas, y se congregarán a todos los descendientes de Carlos Gaviria y Troconis sean o no sopetraneros.
domingo, 26 de diciembre de 2010
Nuestra rumba navideña
Darío Sevillano Álvarez
El 24 de diciembre, nos reunimos desde las nueve de la mañana, alrededor del pesebre y empezamos nuestra rumba de Navidad.
Nuestro alcalde, metido entre su público, dialoga con todos los invitados.
El secretario de Gobierno, nuestra periodista y otros funcionarios disponen lo que será la fiesta.
El secretario ejecutivo y la periodista, muestran sus habilidades para mover la colita.
Jovany Carrillo, el director de la Casa de la Cultura, andaba al estilo San Nicolás, de talego en mano repartiendo regalos.
Los miembros de la Policía Nacional, nos acompañan gentilmente.
John Jairo, el profesor de música, hace malabares, con su saxo alto.
Las guisadoras preparan el sancocho.
Estos pequeños músicos nos deleitan con su chirimía.
En el pesebre todo está listo para el nacimiento.
Los Reyes Magos, emprenden su búsqueda.
Todos se involucran en el rito de Navidad.
La rumba es cosa seria.
La natilla está caliente.
Bajan una pailada y montan otra.
Los niños tienen su espacio.
La gallada es muy grande.
Nuestro burgomaestre está muy contento.
Estas inocentes caras, muestran la tranquilidad de sus espíritus y aguardan con paciencia la entrega de los aguinaldos.
Rezamos la novena.
Su señoría hace algunas de las oraciones.
Nuestra gerontóloga imparte las instrucciones para buscar el niño.
La gallada se lanza en todas las direcciones.
Hay regalos para todos.
La cola para recibirlos, es inmensa.
Los signos de la nochebuena aparecen en escena.
En el pesebre de mi casa ya nació el niño.
Sopetrán, diciembre 24 del 2010.
*
Novena de Aguinaldo
Darío Sevillano Álvarez
Et Verbum caro factum est et habitavit in nobis; et vidimus gloriam eius, gloriam quasi Unigeniti a Patre, plenum gratiæ et veritatis. Jn 1, 14.
Noveno día
El último día de la novena, transcurrió así:
Los empleados del palacio de gobierno, acompañados de su señoría, el señor Alcalde, madrugaron a cumplir con sus deberes religiosos.
El padre Jesús María, como siempre tan deferente con nosotros, celebró la
Santa Misa.
Todos a una, escuchan con mucha devoción.
John Jairo, el profesor de música, hace las veces de corista.
La mesa para la celebración, está engalanada, con un mantel navideño.
El secretario ejecutivo y otra de las empleadas del palacio integran el coro.
Mientras tanto, en el pesebre del templo, José y María están llegando a su meta.
Consideración
El nacimiento o pesebre, fue una tradición que nos enseñó San Francisco de Asís, que en el siglo XII, hizo un nacimiento con personas y animales vivos, en una cueva que había en la ciudad Italiana de Greccio.
A partir de esa fecha se fue extendiendo la tradición y llegó hasta nuestros días. Recuerden que es la mejor forma de celebrar la Navidad.
La palabra pesebre, es derivada del latín Præsepe, is uno de cuyos significados es ‘cajón para colocar la hierba que van a comer’los animales en la pesebrera.
La novena que rezamos en la Navidad, fue escrita por una religiosa carmelita, llamada Margarita del Santísimo Sacramento, ella la escribió, porque tuvo una aparición del Niño Jesús, en donde dijeron: “El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”
La celebración de la Epifanía o adoración de los reyes magos, es una tradición muy vieja, en la que conmemoramos, la llegada de los reyes cercanos a Belén, para adorar al Niño Dios, siempre la hacemos el día 6 de enero, momento en que terminamos la Navidad.
La Misa de la media noche o Misa de gallo, la introdujo la Iglesia Católica, para conmemorar la hora en la que creemos, nació el Niño Jesús.
La costumbre de cantar villancicos en la Navidad, nació en las viejas civilizaciones, con el nombre de zéjel o estribotes y en la edad media, como los cantaban en las villas, que eran casas cercadas, por rejas, tomaron el nombre villancicos o canciones de las villas.
Los ángeles en la Navidad, significan amor, bondad y misericordia y personifican los más altos ideales del hombre.
Las estrellas ponen el cielo en nuestras manos, son fuente inagotable de luz y recuerdan la estrella que anunció el nacimiento de Jesucristo.
Las velas nacieron, porque en las largas noches del invierno, alumbraban en la oscuridad, para ahuyentar los malos espíritus y representan a Jesucristo, La Luz verdadera (Jn 1, 4).
Las tarjetas de Navidad nacieron cuando John Calcott, creó la primera, por un encargo de Henry Cole, para saludar a sus amigos.
Los colores, rojo y verde representan la esperanza de la nueva vida que florecerá, al llegar la primavera.
A continuación voy a mostrarles el pesebre de mi casa, que en otras navidades ha sido declarado fuera de concurso, para darles oportunidad a otros.
En el presente año, no lo pude inscribir, porque soy jurado calificador de los pesebres que se han anotado para participar en el concurso.
Aspecto de unos pastores con sus rebaños, en el telón de fondo.
En el portal, ya nació el Niño.
Las mujeres van al pozo para recoger el agua.
Este pastor saluda respetuosamente al recién nacido.
Éstos les llevan regalos.
La noria, mueve el agua para los terrenos áridos.
Este anciano, saluda con mucho fervor al Niño.
En esta propiedad rural, la señora se recrea.
La santa ciudad, esta alegre.
El molino de viento extrae el agua para la ciudad.
En la molienda, los machos extraen el guarapo para hacer la panela.
El horno, está encendido, para cocinar la panela.
La cascada susurra y los patos se bañan.
Los Reyes Magos ya vieron la estrella.
La naturaleza viva se nota por todas partes.
Al suave vaivén del viento las palmas se mecen.
Los pastores preparan un calentado.
Ésta es la consideración para los mayores:
San José no era un viejecito ni era un carpintero.
“José hijo de David, no temas tomar contigo a tu mujer”. Mc 1, 20.
Pobre San José, con todas las cosas que le achacan todas las tradiciones populares. Estudios recientes, han demostrado, que era un hombre Joven, resuelto y emprendedor. Se cree que cuando se unió a la virgen, andaba entre los 18 y los 30 años.
Sin embargo, un evangelio apócrifo dice que cuando se unió a la virgen tenía 89 años y que murió de 111 años.
Los evangelios de la Biblia, dicen muy poco de él:”Varón justo”.
Pero la palabra tektón del griego, significa carpintero constructor.
Que pesar que las imágenes lo muestran como un anciano de barba cana y de bastón, para alejar cualquier duda de que pudiera ser el padre carnal del niño Dios. Fue tanta la problemática, que se prohibía representarlo en imágenes cargando al niño o llevándolo de la mano, con el fin de no crear dudas.
Algunos autores, se atrevieron a afirmar, que era un hombre viudo, con seis hijos; cuatro varones y dos damas.
Cuando lo representaban con un bastón, solo querían mostrar su vejez; pero estudios muy modernos, han demostrado que el bastón lo llevaba, porque era un caminante a toda marcha. Recuerden el viaje de Nazaret a Belén; el de Israel a Egipto; y el regreso de Egipto a Nazaret.
También se habla de un bastón que floreció, cuando fue llevado al templo con los bastones de otros pretendientes de la virgen; pero estas afirmaciones, solo son leyendas.
Otro argumento para decir que era un viejo, fue su temprana muerte, antes de la de Jesucristo; que fue acompañada de Jesús y María y que por esta razón es el patrono de los agonizantes.
Hay otro argumento que habla de la vejez de San José, porque como fue un patriarca, todos ellos en la Biblia fueron viejos: Noé, Abraham, Jacob, Moisés, David, porque para ser patriarca, había que ostentar una barba larga y canosa y un bastón.
No fue José un carpintero cualquiera, haciendo banquetas y otras bobadas; fue un constructor de ciudades, casas, templos y edificios.
El San José de serrucho en mano, en una pequeña carpintería, surgió en el siglo XVI, cuando unos pintores así lo concibieron.
En resumen, las costumbres familiares de la época de San José, daban por padre y madre a aquellos que instruían a sus hijos en la Torah, la Biblia de los judíos; y San José así lo hizo.
Qué bueno que le quitáramos a San José ese feo remoquete de: Padre putativo de Jesús.