Yo vivo en Sopetrán,
un paraíso de América
un paraíso de América
Darío Sevillano Álvarez
Monografía de Sopetrán
Décima novena Unidad
La economía.
Visión de conjunto.
Si miramos cuidadosamente la economía del municipio, la podríamos centrar, en la agricultura, la ganadería, las pequeñas industrias, la fábrica de textiles, el comercio a mediana escala, la construcción y el turismo.
Miremos ampliamente cada renglón:
La agricultura
Sopetrán se desenvuelve muy bien en este sentido y los principales renglones son los cultivos anuales, el maíz y la yuca que a excepción de la zona limítrofe con Belmira, se producen en todos sus pisos térmicos; y cultivos permanentes como el plátano, la caña de azúcar, en pequeña escala; el café que se produce entre los 700 metros sobre el nivel del mar hasta los 1.900 metros sobre el nivel del mar; el cacao que se cultiva en toda la región templada y caliente.
Cultivo de maíz (Zea mays).
Cultivo de yuca (Manihot esculenta).
Cultivo de maíz (Zea mays).
Cultivo de yuca (Manihot esculenta).
Cultivo de plátano (Platanus occidentalis).
Cultivo de caña de azúcar
(Saccharum officinarum).
(Saccharum officinarum).
Cultivo de café.
Cultivo de cacao (Theobroma cacao).
La producción de frutas, que se cultivan en toda la extensión territorial. Entre las frutas cultivamos el mamey, el sapote, la guanábana, la guayaba, los naranjos en todas sus variedades, los mangos, el tamarindo, la maracuyá, la uva, la papaya, el níspero, el mamoncillo, el melón, la sandía, el zapote de carne, el marañón, el tomate, la algarroba y el carambolo.
El mamey (Saccharum officinarum).
En la ganadería se juegan un papel importante las siguientes clases de ganados: el porcino, el mular y el caballar, esparcidos por la toda la jurisdicción municipal en los valles fluviales del Cauca y del Auras, propios para la ganadería en grande escala. El ganado propio de esta región es el cebú y el cruzado. El ganado blanco orejinegro es manejado con mucho acierto por casi todos los propietarios de pequeñas fincas en la parte alta del municipio.
En los terrenos ocupados por Horizontes, el Pomar, Montegrande y Guayabal, hay buenas ganaderías de ganado holstein, ayrshire y jersey, que debido a las bondades climáticas se mantiene en buenas condiciones y con mucho rendimiento.
Ganado cebú del piso térmico cálido.
El renglón porcino se consigue a lo largo y ancho del municipio, en todas las razas que comercialmente se dan en el momento.
Ganado porcino.
El renglón mular, es de suma importancia para el campesino en general, pues todas sus cosechas la sacan a las vías carreteables, por medio de mulas.
Ganado mular.
El ganado caballar es manejado en las fincas y su utilización es para el transporte en los caminos de herradura. Es importante decir que en algunas fincas del municipio hay haciendas especializadas en producción de caballos de paso y que nuestros ejemplares, no tienen nada que envidiarle a cualquier caballo de paso del país.
Ganado caballar.
Se está extendiendo por todo el municipio el manejo de especies menores, como gallinas, pavos, patos, palomos, conejos y otros. Estas pequeñas cantidades de especies, sirven para la economía doméstica de muchos hogares y se están explotando comercialmente.
Gallinas ponedoras.
Conejo blanco.
La pesca
Aunque las condiciones geográficas de Sopetrán, lo pudieran poner entre los municipios con más posibilidades para la pesca, por la razón de que su extensión territorial es bañada por las aguas del Cauca y tiene muchas quebradas y otros ríos; las especies nativas, como el bocachico, el bagre, la dorada y las ostras han sido atacadas por la Tilapia mozzambica, que fue importada por el Ministerio de Agricultura, porque era especie forrajera y aparentemente podía ser inofensiva a nuestras especies nativas.
Tilapia mozzambica.
La tilapia, viendo que los naturales le hacían competencia, aprendió a defenderse, comiéndose los cardúmenes de sus enemigos y en esta forma acabó prácticamente con ellos.
Pescadores en acción.
La minería.
Parece e extraño hablar de minería en Sopetrán, que en los tiempos de la Colonia, era fuerte en ese tipo de actividades.
El caolín o materia prima para la cerámica está en grandes cantidades en las montañas de Montegrande, Pomar, Palogrande, y Guayabal.
Esta tierra blanca, como la llaman nuestros campesinos, es la que abunda en todos los canalones de los caminos reales y que nuestras gentes emplean, para forrar los fogones de leña. Es tan perfecto el acabado y tan de buena textura, que parece realizado con cemento.
En este aspecto, encontramos cuatro minas plenamente identificadas: La de sal en Córdoba; la de hulla en el Palmar, que según los entendidos, es antracita, que es la mejor forma de la hulla y que en lo profundo de la mina, puede haber diamantes, ya que éste es una cristalización de aquella; la de yeso en el Común, esta tierra es muy utilizada en la alfarería, la industria de cerámica y en el vaciado de imágenes; la de cristal de cuarzo en la Quebrada Arriba. En el sector de Sabanazo, hay un material que una compañía alemana estuvo mirando, porque al parecer sirve para hacer cristal casi como el de Bohemia.
En todas las quebradas y en especial en la Tafetanes, se consiguen aluviones de oro y hay una mina más o menos bien montada en las orillas del río Cauca.
Comentario especial.
Las minas de sal de Córdoba son de la época de la prehistoria y aún se conserva el estanque en que los indios, almacenaban el agua salada y el tanque que los Españoles hicieron en ladrillo cocido y argamasa, para aprovechar este recurso natural.
Regiones económicas.
Las tres grandes regiones económicas del municipio, serían: la región ganadera que ocupa gran parte del piso térmico frío y los dos valles fluviales; la región agrícola que está situada en los pisos térmicos templado y caliente; y las reservas forestales que ocupan los nacimientos de las cinco principales quebradas.
Riquezas del suelo
La industria textil
Interior de la fábrica de textiles.
La industria textil es uno de nuestros grandes pilares económicos y en la fábrica que tenemos en la verada el Chagualal, trabajan unas doscientas personas, cabezas de familia, que generan sus ingresos en esa industria.
Los productos de la fábrica, pantalones, bluyines, camisas, lencería y otros, son exportados a distintos países de la tierra.
Planta física de la fábrica de textiles.
El comercio interior y el exterior
Hacemos nuestro comercio con la mayoría de los pueblos de Antioquia, teniendo como base la ciudad de Medellín, hacia donde exportamos todo tipo de frutales, cacao, café, yuca, maíz, plátano, carnes de cerdo y de res; y Medellín nos vende aceites, granos, chocolate, arroz, azúcar, panela, jabón y otros productos de la canasta familiar que no producimos.
Interior de uno de los supermercados.
La cabecera municipal, cuenta con tiendas, almacenes, supermercados, cacharrerías muy bien surtidas, farmacias, almacenes veterinarios, agencia de concentrados para todo tipo de animales, agencia de cerveza, unas 10 carnicerías, talabarterías, agencias de electrodomésticos y estudios fotográficos que muestran a nuestro pueblo en toda su pujanza.
La construcción
Una de las carreras de Campiñas de la Cabaña.
La industria de la construcción se está volviendo pujante y se da el caso de construcciones de grandes parcelaciones, como Campiñas de la Cabaña, Castillos de occidente, El Porvenir, el barrio 1.º de Mayo., Llano nuevo y otros.
Otra de las carreras del mismo barrio.
El turismo se perfila como un elemento dinamizador de la economía sopetranera y muchas personas están entrando en serio en esta disciplina.
Fuentes de energía
Por la fortuna de tener una parte de extensión territorial, en las faldas de la cordillera central de Colombia; todas nuestras quebradas servirían para montar represas de gran kilovatiaje. También se pudiera hablar del carbón de piedra del Palmar como fuente de energía, pues cuando se explotaba la mina, entre tres trabajadores lograban sacar 25 a 30 bultos por semana.
Los lugares de diversión
Indirectamente, los lugares de diversión, son una de las fortalezas de nuestra economía, por la cantidad de turistas que ellos nos atraen. Entre los sitios más turísticos están el Hotel Bonaire, la Hostería la Montaña, Rancho Bernardos, el Hotel Royal Plaza, Tamarindo resort, Estadero de Córdoba, y una gran cantidad de restaurantes y pequeños hoteles, que atraen a los turistas, por sus buenas atenciones.
También es bueno anotar que en la actualidad muchas familias sopetraneras, generan sus ingresos económicos con la producción de pulpas de frutas.
Es bueno contar que nuestras tierras se han valorizado enormemente, desde los tiempos de la fundación, hasta hoy.
Es bueno hacer una comparación entre el precio que valieron las tierras, cuando su fundador Herrera Campuzano las compró y el precio que tienen para el avaluó catastral de 1989, los precios son:
En el año de 1616 $100.00.
En 1989 $1´952.070.961.000.00.
En la actualidad pueden estar valiendo algo más de dos billones de pesos.
Esto significa que nuestras tierras valen cinco o diez veces más de lo que el avaluó catastral dice.
Recordar es nolver a vivir lo ya vivido
Aspectos económicos de Sopetrán en las décadas del cuarenta y del cincuenta
Las pequeñas industrias
Encontrábamos pequeñas industrias, radicadas en El Rodeo, en La Miranda, en el Alto de Miranda, en La Otrabanda y en la Quebrada Arriba. Eran famosas la Industria de las Esteras, que se hacían con las venas de la iraca; los sombreros gardelianos, que se elaboraban, con los cogollos finos de la Iraca; y las escobas que se hacían, con los cogollos grandes de la misma planta. En alfarería, se hacían verdaderas bellezas, en esos trabajos, podríamos destacar: Ollas, callanas, hornillas, juguetería y tunjos. Vale la pena destacar que a las esteras, se les hacían grabados, con la traba. En esta industria, eran famosas las chinas o pequeños abanicos, con que se soplaban los fogones.
La Minería
Como es sabido por todos, nuestras aguas, son ricas en aluviones de oro. Esa era una de las entradas fuertes de los sopetraneros; pues en todas las quebradas y cañadas, encontrábamos los famosos barequeros o buscadores de oro. Estos señores se distinguían por sus bongos de madera con agarraderas. Una de las cosas bonitas de este arte era el movimiento de las manos, para liberar el agua y las impurezas. La característica general de estos hombres, era, su piel quemada por el sol. El oro, ya organizado, era vendido a tres o cuatro orfebres que sabían convertirlo en verdaderas joyas de arte. Entre ellos recuerdo a: Clotilde Mejía, mi abuela paterna y a mis tíos Gerardo, Miguel y Emma.
La sal de Córdoba
También teníamos las minas de sal de Córdoba, herencia de los indios guamas, que tan gentilmente apellidaron los españoles: Viceparroquia de Nuestra Señora del Saladito de Córdoba, en las que aún fluyen las fuentes saladas, a las que se atribuyen, todo tipo de poderes, tales como afrodisíacos, medicinales y otros. Esta sal, se vendía los domingos en la plaza, empacada en capachos de iraca, a razón de 8 centavos, cada uno. Una de las mujeres más famosas del Salado fue María de la Luz, la cual me contaba que a la sal, después de que hierve durante 24 horas, se le da el punto, con un huevo batido a la nieve , inmediatamente se hunde la sal y flotan las partículas y el aceite de sal o ácido clorhídrico.
De esta sal, compraban gentes de todas partes, por los poderes medicinales que tenía.
La Hullera del Palmar
En la salida del Palmar, hacía la finca El Ayumbo, encontrábamos unos socavones profundos, de los cuales se extraían 30 bultos semanales. Alguna vez consulté a un ingeniero químico, sobre esta mina y me dijo: Es antracita, que es un carbón muy bueno y en lo profundo de la mina, podría haber diamante, ya que éste, es una cristalización de aquel.
De paso, recordemos que las veredas altas, como Montegrande, el Pomar, Guayabal entre otras, están montadas sobre minas de Caolín, que es la materia prima, para la industria de la cerámica y las locerías.
Aspectos Humanos de esa economía
Los leñadores
Como Sopetrán no contaba con planta de fluido eléctrico, capaz de alimentar estufas y aparatos de energía calorífica, en todas las casas se cocinabas con leña; por esta razón, los leñadores o personas dedicadas a recoger la leña y mercadearla, eran muy comunes. Estos se ubicaban, en el parque de la casa parroquial o en las escalas del atrio, desde las 4 de la madrugada, para vender la leña, que era nuestro único combustible.
Las yerbateras
No era raro, encontrar, todos los días, tres o cuatro viejecitas dedicadas a vender tomate agrio, cilantro, culantro, ajíes, azafrán, borraja, cerraja, apio, poleo y todas aquellas hierbas aromáticas, que curaban todo tipo de enfermedades. Recordemos, que el doctor Abundio Posada, a veces recetaba de esas hierbas. Entre las viejecitas, recuerdo a Nieves que adivinaba la suerte y predecía cosas; y a Pacha Muriel oriunda del Chagualal.
Las cajoneras.
Otro espectacular acontecimiento, eran las cajoneras, entre ellas recuerdo a Ana Joaquina, la cajonera de las Álvarez, que salía todos los días a eso de las once de la mañana, en una operación casa por casa, para vender rosquillas, mojicones, almojábanas, pasteles, merengues, panderos y carisecas; unos días, porque en otros llevaba dulces de tomate de árbol, durazno, brevas y otros. Esta labor, terminaba a las cuatro de la tarde, cuando se debía preparar el amasijo, para el próximo día.
Y qué decir de Toño Ríos, aquel hombre gentil, de buenas relaciones humanas, que recorría todo el pueblo, los lunes, para vender sus cacharros: espejos, peinillas, alfileres, agujas, ganchos y todos aquellos juguetes novedosos como un pájaro hecho de un cuerno de vaca, con dos chochos, simulando los ojos y dos palitos de bombón, que hacía de patas.
Si recordar es volver a vivir lo ya vivido, qué diríamos de Ponche, el latonero, un hombre rechoncho, de delantal blanco, empujando una carreta llena de bobadas (latas viejas, un martillo mal encabado, pedazos de plomo, un banco de madera entre otros), un atao de tabaco y su clásico grito: “Ollas pa tapar y... pa remendar”.
Y a propósito de cachivaches, recordemos a Ramón, a quien apodábamos Chécheres, por la cantidad de bobadas que amontonó en su casa de la calle del barrio, a las que llamaba el oro negro que consistía en frascos, botellas, huesos, hierro, aluminio, cobre, y otros. Luego las remodelaba y las vendía en su toldo de la plaza. Como último recuerdo, traigamos a la memoria a don Gabriel Suárez y a doña Isabelita, su madre, que tenían la mejor repostería de esa época y vendían un exitoso refresco, al cual llamábamos ponche.
Muchos de nosotros, entre ellos me cuento con alegría, vendíamos panelitas en las puertas de las casas. Creo que podríamos decir como el poeta: “Siquiera se murieron los abuelos...” sin ver el final de nuestra patria chica.
Modismos utilizados para darle énfasis al relato:
Chécheres: Cantidad de bobadas.
Atao: Manojo o paquete.
Complemento fotográfico del comercio sopetranero.
Aspecto del mercado dominical.
Nuestras frutas tropicales.
Las verduras.
Los supermercados.
Otros aspectos del supermercado.
Sopetrán, julio 24 del 2011.
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