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jueves, 24 de diciembre de 2009

De Javier Brand Rivera y respuesta

Gabriel, pura historia patria.Me vas hacer llorar con esos recuerdos.Te felicito.
Javier.

Estimado Javier

La semana antepasada iba en el metro a visitar a un pariente lejano que no nació en Sopetrán pero es descendiente de don Alberto Gaviria Gallón por la línea de su padre y descendiente al mismo tiempo por la línea de su madre de don Fidel Cano y quien ya ha tenido reconocimientos pues escribió una biografía de este personaje a cuyo lanzamiento estuvo presente don Fidel Cano, el actual director de El Espectador. Se trata del ingeniero Luis Fernando Múnera López, jubilado de EPM y actual columnista de El Mundo. Cuando iba en el metro se me atravesó la idea de otro blog con el título de Los Gavirias de Sopetrán. Anticipo que con el nombre no quiero ser exclusivo de las demás familias y personajes sopetraneros que de una u otra fortma se han destacado en diferentes campos en la historia del país y que tengan sus orígenes o sus raices en Sopetrán.

Creo que ya te conté una anécdota acerca de que alguna vez recibí una carta (cuando todavía no existía la internet) de un lector bogotano de la Gazapera en la que me decía que en alguna de mis columnas yo había mencionado a Sopetrán y que le interesaba saber algo más de ese pueblo pues su familia materna era de allí y él sólo había estado en ese pueblo una vez. Firmó Álvaro Uribe González. Le contesté mencionándole los nombres de sus tres tíos sacerdotes, los padres Gonzalez Gavirias, de su tío educador Jesús Enrique, de su tía que murió soltera, Eugenia y de su nadre Maruja González Gaviria. Firmé como Sófocles, para esperar su reacción que efectivamente se dio, pues me ecribió asombrado de por qué sabía tanto de su familia. Ahí sí me identifiqué y le dijé que su abuela Carmen Emilia Gaviria Villa era hermana de mi abuelo Jesús, que ella se había trasladado para Mosquera donde habían crecido su mamá y sus tíos y que cuando venía a Medellín se hospedaba en mi casa. Qué la única vez que él había venido a Sopetrán fue en 1954 y habíamos hecho un paseo al Chagualal donde habíamos tomado chocolate en la casa de Rosa Paniagua (¡qué memoria!). Te cuento todo esto porque estoy volviendo a localizar a ese señor que es escritor y vincularlo para que empiece a contar las historias de sus tres tíos sacerdotes, uno de ellos el fundador de Ciudad Don Bosco. Pues estoy seguro de que en Sopetrán, por ejemplo, nadie sabe que Ciudad don Bosco fue fundada por un sopetranero, muy pocas personas saben que Hogares juveniles Campesinos, es obra de un sopetranero, Monseñor Cadavid, que poco sé de él. Muy pocas personas saben que el primer arzobispo de Barranquilla fue un sopetranero, monseñor Germán Villa Gaviria. Y así muchos sopetraneros se han destacado en varios campos del saber y del acontecer histórico del país. Hay que desenterrarlos y darlos a conocer.

He pensado dedicarle a este blog nuevo un día al mes en Sopetrán donde me voy a esculcar todos los archivos disponibles: municipales, parroquiales, notariales, Casa de la Cultura, Liceo y demás. Te voy informando de eso para que me ayudes. Lógicamente que la gente me irá conociendo y, como siempre, unos me apoyarán otros me criticarán y se convertiran en detratctores, pero mi paso por la administración pública, donde fui tan polemizado, me creó cayo contra ese mal.

Tengo ya el ojo puesto en varias personas que iré vinculando a esta aventura, tú ya lo estás porque sin tu permiso tu carta y mi respuesta serán una entrada del blog hoy 24 de diciembre, víspera del cumpleños del Maestro de maestros.

Tu paisano

Gabriel Escobar Gaviria




Parque de Carlos Mazo (Raúl, ¿ya restaurarían el busto que estaba perdido?)

En la puerta blanca que se ve al fondo, don Jesús Gaviria Villa tenía una fotografía en la década del 30 del siglo pasado. Hasta allí legó un forastero como supernumerario de rentas para un reemplazo del titular y necesitó una fotografía. Mientras don Jesús hacía todo el proceso de esconderse debajo de un costal negro que cubriera la cámara el cliente recorrió con los ojos las fotos expuestas en el negocio y al salir el fotografo de debajo del costal, el forastero le comentó acerca de una de las fotos correspondiente a una joven de unos 18 años que allí había. En tono severo el fotógrafo le contestó que se trataba de su hija mayor. Somos cinco los nietos de ese fotógrafo, hijos de ese cliente y de la joven de la foto.

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