Nota bene: Este es un pequeño grano de arena, para que la tierra conozca, con más
exactitud, como empezó nuestra historia. Espero que a todos ustedes les guste y
que lo disfruten, como lo pude saborear, mientras lo escribía.
Camello
Cuatrocientos años
Darío Sevillano Álvarez
Fascículo 1
Primer fascículo sobre los cuatrocientos años de la
fundación de Sopetrán.
Como bien sabido es por todos nuestros conciudadanos,
la ciudad de Sopetrán cumple cuatrocientos años de haber sido fundada por don
Francisco Herrera Campuzano el día 22 de febrero del 2016, pero como ningún
humano puede decir con certeza, que para esa fecha está vivo, el blogger http://losgaviriasdesopetran.blogspopt.com va a publicar con
cierta frecuencia unos fascículos, de mucha importancia relacionados con el
Sopetrán de nuestros amores, que serán coleccionables y le servirán a todos,
como documentos históricos, relacionados con nuestro querido terruño.
En el fascículo de hoy vamos a hablar, como es lógico,
de los pobladores de estas tierras, antes de la llegada de Colón y de su equipo
de salteadores.
Recordemos en primer lugar que todo lo que ocurrió
antes de la llegada de Colón, se llama en la prehistoria: El período
precolombino o período prehispánico y para nosotros es muy importante, porque
vamos a hablar de los aborígenes que vivieron aquí, recordemos que no eran
Indios, sino americanos, muchos años antes de que pasara el descubrimiento de
América, circunstancia histórica, que nunca debió pasar, porque los
conquistadores españoles, no se preocuparon por el inmenso tesoro que habían
descubierto y cómo cuidarlo, sino por saquear todas sus riquezas y al que se
atreviera a contradecirlos, le aplicaban la santa ley de la inquisición: Pena
de muerte por no profesar la religión católica.
Nuestro propósito en el día de hoy, es llegar con mucha
precisión a las familias que habitaban las tierras de Sopetrán y por esa razón
entremos en materia.
Los tres grandes grupos de aborígenes que cita la
historia eran los chibchas, los caribes y los arawacos.
Pero si analizamos cuidadosamente los grupos que
nuestro departamento tenía, estos tres nombres nada nos dicen y tal vez la
razón sea que los grupos de familias antioqueñas eran descendientes de los chibchas
y los caribes.
Los catíos que poblaban la región comprendida entre los
ríos Atrato y Cauca, eran descendientes de los caribes, personajes guerreros y
antropófagos; los nutabes que son los que realmente nos interesan, que
habitaban las tierras comprendidas entre el río Cauca y el río Porce, aborígenes
cazadores y recolectores, con sangre guerrera y costumbres de buenos
agricultores, eran descendientes de los chibchas, pero hay historiadores que
atribuyen esa descendencia a los dicen caribes; pero yo estoy convencido de que
se trataba de una buena fusión de esas dos civilizaciones.
Y el otro grupo de familias se llamaban los tahamíes,
que habitaban la parte comprendida entre los ríos Porce y Magdalena.
Todos los historiadores coinciden en decir que los
aborígenes nutabes (otros les dicen nutabaes), ocuparon el valle de Aburrá, es
decir lo que hoy constituye el área metropolitana de Medellín, que al
institucionalizarse fue mal llamada Área
Metropolitana del Valle de Aburra, nombres escogido porque algunos municipios
sintieron celos de que la ciudad grande conocemos como la zona metropolitana y
todas las orillas del río Porce o río Medellín, nombre este que toma desde el
alto de San Miguel hasta la confluencia del río Grande después de Barbosa se
llama Porce, hasta su desembocadura, asociado con el río Nechí, en el Cauca.
También dicen los historiadores que la conquista de
Antioquia fue una de las más sangrientas, por la condición guerrera de sus
moradores que parecían familiares de los espartanos de Grecia.
Para el año de
1650, España había logrado
dominar toda el área coloreada con rosa.
Los pobladores de estas tierras fueron sometidos a las
más crueles humillaciones y como los españoles creían que los aborígenes eran
animales, los maltrataban de todas las formas.
En la ilustración que muestro, pueden observar como era
el trato para los pobres americanos, que en los primeros 20 años de conquista,
fueron muriendo por la crueldad y las enfermedades que los famosos secuaces de
Colón, habían traído como regalo: la viruela, el sarampión, los piojos y todo
tipo de problemas de salud.
Como nuestros aborígenes, no estaban preparados dn su
sistema de defensas del cuerpo para estos bichos, la población murió en un alto
porcentaje.
Las batallas que se libraron en el departamento,
se
muestran en obras de arte de la siguiente manera.
Los nutabes no fueron expertos en el arte lítico y,
como eran cazadores y recolectores, vivían en chozas miserables metidas en la
selva, pero también hacían pequeños poblados, como el que había en las tierras
de Córdoba, cuando llegó don Francisco Herrera Campuzano que, según dicen
algunos historiadores, era una población de unos dos mil habitantes.
Estas tribus contenían el 5 % de la población del
departamento y debido a su buena formación para la guerra, lograron sobrevivir
a la cruel matanza que se desató para poder tener bajo control, sus tierras y
sus tesoros.
Hagamos un resumen de las costumbres y tradiciones de
estas familias:
Como eran tribus nómadas, cambiaban constantemente los
sitios en donde habitaban.
Eran muy aficionados a tomar licores y el preferido era
la chicha, recordemos que la molían con sus mandíbulas y que el mejor fermento
para la preparación era la saliva.
Sus viviendas eran unas pequeñas casas con techo de
iraca u hojas de palmas, que terminaban en forma cónica a las que llamamos
«bohíos».
Elegían para construir sus bohíos lugares que
estuvieran cercanos a las quebradas y a los ríos, con el fin de tener agua en
abundancia y buena pesca.
Solo usaban un taparrabo, que ahora llamamos «antea»,
con el que cubrían sus genitales.
Don Manuel Uribe Ángel dice que andaban desnudos y que
solo se ponían una ligera pampanilla que ellos llamaban «guayuco» que
fabricaban con un pedazo de corteza de un árbol llamado «damajagua».
Para las reuniones públicas, las mujeres usaban, una
falda o delantal de lienzo y un pequeño manto parecido a un chal; los hombres y
las mujeres, se adornaban los cuellos con collares fabricados con plumas,
objetos dorados y sartas de cuentas.
También se tienen registros de que utilizaban el
tabaco, que con el licor, eran los dos mejores componentes de sus fiestas.
En sus ferias de trueque, vendían y compraban joyas,
alimentos, elementos para la cacería y la pesca, productos como sal, oro,
esteras, mantas y todo aquello que necesitaban para su diario vivir.
Los trabajos eran distribuidos así: Los hombres hacían
las siembras, recogían las cosechas, pescaban y cazaban; las mujeres preparaban
los alimentos, cuidaban los niños y ayudaban a recoger las cosechas.
Entre las labores domésticas que hacían estaban los
canastos, las esteras, las chinas, los trastos de barro cocido, los tejidos con
chaquiras y la construcción de armas.
Recordemos que los clanes o tribus eran manejados por
matriarcados; pero el infame de Colón y sus acompañantes los hicieron pasar a
patriarcados.
En sus jerarquías había caciques, jeques, zaques,
brujos y vasallos.
El gobierno era muy impreciso, al parecer era algo que
no los preocupaba.
Los nutabes eran grandes agricultores y cultivaban maíz,
frijol, frutales, algodón, plantas de aliño; pero también trabajaban en la
pesca, la cacería y la minería.
Habían construido un puente sobre el río Cauca en el
lugar que hoy está el puente de pescadero y lo llamaban en su idioma «Bredunto»;
pero cuando los españoles los estaban acosando mucho, los aborígenes
destruyeron el puente, para obstaculizar la marcha de los enemigos; más tarde
Andrés de Valdivia lo reconstruyó, dada la importancia que tenía para la
conquista.
La sociedad nutabe, estaba constituida por pequeños
cacicazgos que no tenían poder central concentrado, pero cuando había
circunstancias especiales, ellos se confederaban alrededor del cacique que fuera
mejor guerrero; esta circunstancia se presta para decir que una reducida
familia de nutabes se agrupó alrededor del cacique Zuburuco o Zubsabaruza y
tomó el nombre de guamas o guacas y se estableció en las tierras de Sopetrán, en lo que hoy llamamos corregimiento de
Córdoba cuya extensión territorial iba hasta la quebrada Seca que desemboca
cerca del puente de Occidente, en jurisdicción del municipio de Olaya.
Don Manuel Uribe Ángel describe admirablemente la raza
nutabe de esta manera:
«El hombre primitivo de estas montañas era de color
moreno cobrizo; de pelo negro y lacio; de frente ligeramente achatada; de ojos
pequeños, rasgados y negros; de nariz regular; de huesos salientes,
especialmente en los pómulos y los juanetes; de talón prolongado hacia atrás;
de fibra muscular tensa y dura; de cuerpo suelto y ligero, más bien delgado que
obeso; arrogante, duro, áspero y decidido en la expresión».
Las tierras del departamento de Antioquia estaban
habitadas por tribus cazadoras y recolectoras, desde el siglo V antes de Cristo
y se cree que los nutabes estaban aquí 10.500 años antes de la venida de los
españoles.
Recordemos que la mayoría de estas invasiones habían
sido por el norte, porque el punto clave era Alaska, cuando se congelaba en los
inviernos el estrecho de Bering.
Los nutabes, acostumbraban teñirse el cuerpo con la
tintura que produce el Achiote y con otras sustancias que extraían de algunos
vegetales; también cubrían sus dientes, para prevenirlos de las caries
dentales, con el zumo de un bejuco que tiene la propiedad de matar esos
microbios.
Los nutabes, como buenos descendientes de los caribes,
practicaban la antropofagia, es decir, comían carne humana y algunos
historiadores cuentan que sus prisioneros eran engordados en corrales, hechos
de madera, para poder disfrutar de mejores carnes; agregan algunos que los
elegidos para esta infame costumbre, aceptaban con cierto cariño la decisión y
no los preocupaba el golpe fatal, que casi siempre era, un fuerte golpe sobre
las vertebras cervicales.
Las ejecuciones, tenían un carisma religioso y las
hacían en aéreas libres; el reo debía estar mirando hacia el oriente y agachar
la cabeza, con el fin de dejar ver la parte cervical del cuello, en donde le
descargaban con fuerza brutal una maza, para partir la columna vertebral.
Cuando Herrera Campuzano, llegó a sus tierras, estaban
más civilizados y los recibieron con mucho beneplácito, razón por la cual
simpatizó mucho con ellos.
Así se muestran los
indios guerreros caribes.
Si quisiéramos hablar del idioma de los nutabes, nos
quedaríamos sin palabras, porque los crueles españoles, cuando vieron que en
nada se parecía al castellano, lo borraron del planeta y no dejaron evidencias
de él.
A propósito de idioma, es irrespetuoso decirles a los
idiomas de los aborígenes de cualquier lugar de la tierra «dialecto», porque
para mí tengo que los dialectos, son deformaciones de un idioma que se habla en
un lugar de la Tierra y que en algunas comunidades de esa nación lo han
desfigurado y le han agregado o quitado palabras.
El idioma de nuestros aborígenes era muy escaso de
palabras importantes y se limitaba a voces, gritos, ademanes, gesticulaciones,
sonidos guturales, interjecciones en abundancia y algunas palabras compuestas,
pero ninguna de ellas, se refería a cultura, ciencia, tecnología o cosa que se
pareciera, a lo que en la actualidad hablamos, en términos generales, se podría
decir que era un idioma que apenas se estaba configurando.
Las únicas palabras que quedan del idioma Nutabe,
recuperadas por Vázquez de Espinosa:
Español y demonio: Ai.
Vieja: Guacú.
Viejo: Tobé.
Relámpago: Urichiquisi.
Ven acá: Noretó.
Anda vete: neto.
Agua: Ni.
Lumbre: Quia.
Está bueno: Guare me.
Estoy bueno: Si guarero.
Pan: Amiguiá.
Noche: Tebuna.
Mañana: Machiquí.
Muy de mañana: Macasa.
Yo me voy a mi tierra: Sine manascua.
Estoy flaco o enfermo: Fi apacudi.
Olla: Ur.
Vaso: Tatasi.
Gallina: Otocaro.
Bueno: Taná.
Ve de prisa: Necumurtu.
Ve corriendo: Necu murtiqui.
Luna: Eua.
Estrella: Papa.
Sal: Nacú.
Pimiento: Napa.
Este es el posible
mapa de los primeros
pobladores de Antioquia.
pobladores de Antioquia.
En estos mapas a veces se encuentran imprecisiones,
porque fueron hechos artesanalmente y sin las técnicas modernas.
Así estaba
configurado el
departamento de Antioquia en el siglo XVI.
Su religión era una mezcla de brujerías, rituales, y ceremonias,
para complacer a un dios que poco conocían y creían en la inmortalidad del alma;
en un dios bueno y su antagonista, el malo; no tenían templos especiales para
ese dios y solo se limitaban a una devoción en sus bohíos; ese dios era llamado
Abirá, palabra que traducía ‘Sumamente bueno’ Creían en el Sol, la Luna y las
estrellas, pero sus conocimientos sobre el Universo eran muy rudimentarios; al
demonio lo llamaban Canicubá, que en ese idioma traducía: ‘Sumamente malo’; no
tenemos registros históricos de que hubieran hecho sacrificios humanos o de otras
formas, para honrar a su dios.
La historia del diluvio universal, estaba en sus
tradiciones y contaban a sus hijos, como se había salvado la humanidad de esa
hecatombe; no es esta una idea rara, porque debemos recordar que los ancestros
de estos aborígenes, eran humanos que habían invadido por el estrecho de
Bering.
Las ranas y los sapos eran animales muy apreciados por los
nutabes, tal vez porque de ellos extraían un poderoso veneno, para aplicar a
sus armas preferidas; también empleaban venenos vegetales como el que hoy
emplean algunas tribus: el curare.
Utilizaban unas armaduras especiales para ir a los
combates; y a ellos llevaban macanas, mazas, hondas, flechas y piedras.
A la hora de combatir, utilizaban coronas con plumas y
también se las ponían en los brazos, en la cintura y en los muslos.
Los grandes militares de la tribu, se especializaban en
adornar sus armaduras y hacer sus coronas de plumas a las cuales añadían piezas
de oro bruñido.
Creían en la superstición y manejaban varios agüeros en
forma de dichos, con los que se regían para las siembras, para predecir el
tiempo y para consultar a los dioses.
Pero a pesar de la creencia en la superstición, en
momentos especiales apresaban a los que practicaban la brujería y los
condenaban a pena de muerte.
A estos
hechiceros, los llamaban mohanes, hechiceros, jaimanes,
Como creían en la inmortalidad del alma, enterraban a
sus muertos, con todas sus pertenecías, incluyendo sus mujeres, sus hijos y
parte de los duelos más cercanos: los enterraban con la cabeza hacia el oriente
y los pies hacia occidente, para que la mano derecha, con el dedo índice mirara
la estrella del norte.
En su vida corriente, nuestros aborígenes se
desenvolvían así: La poligamia, era una costumbre normal y cada personaje se
daba el gusto de tener tantas mujeres, como fuera capaz de mantener.
Los matrimonios eran negociados por los padres de la
dama y se hacían grandes fiestas para celebrarlos; lo más importante era que la
dama llevaba la iniciativa en las relaciones de pareja.
Dos mitos
importantes.
Sus mitos eran muchos porque para cada circunstancia se
inventaban uno; pero el más famoso, es el que cuenta que sus antecesores
tuvieron la fortuna de vivir con una mujer llena de poder, que regulaba los
fenómenos físicos, atmosféricos y meteorológicos.
Narremos como punto final de este documento, que los
nutabes no fueron nuestros ancestros genéticos, porque una decisión de uno de los virreyes, de la Real Audiencia
acabó con esa civilización, en un año, así:
Una circunstancia desafortunada, protagonizada por el
virrey Solís Folk de Cardona acabó con los aborígenes sopetraneros: El 24 de enero
del año 1757 ordenó que llevaran los aborígenes sopetraneros para el resguardo
de Buriticá, porque allá producían oro y nosotros solo aportábamos sal y
frutas, pero como los de ese resguardo eran antropófagos, se comieron a los
nuestros asados; cuando el Virrey se dio cuenta de su error ordenó traerlos
nuevamente y solo regresaron los 34 más ancianos, porque su carne no servía
para el consumo humano, dada la característica de que la carne humana vieja no
cocina bien.
Este es el famoso virrey
que acabó con los nutabes.
Esta circunstancia, nos muestra que los últimos guamas
fueron los viejos que regresaron de Buriticá y como no tuvieron descendencia, a
su muerte se acabó esa civilización.
En el próximo fascículo vamos a ver cuáles fueron
nuestros ancestros.
Fotografía del historiador: Manuel Uribe Ángel, que fue
el mejor en su género para contarnos la historia de los nutabes y los guamas.
Sopetrán, 29 de enero 29 del 2014
*
1 comentario:
asombroso, revelador e impactante. muchas gracias por la información.
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