Continuación con el segundo y tercer años de vida
Darío Sevillano
Álvarez
El siguiente paso
es de vital importancia: le enseñaremos a respetar a sus amigos y familiares. Estas
enseñanzas deben ser vivencias de familia, en donde le mostramos a nuestro pupilo
que a las personas que nos rodean hay que respetarlas y quererlas.
A veces, nos
tocará fingir, para que el niño aprenda. Por ejemplo: Si el niño está peleando
con un amigo por algo que es justo, no lo apoyemos; es necesario ponernos del
lado del amigo, así tengamos que sacrificar la razón del infante. En estos
casos, después de arreglado el problema, iremos donde el amigo, sin la
presencia del niño, le haremos ver, que no tenía la razón y que se la dimos,
para enseñarles a los dos que los amigos no pelean.
Cuando el niño
pelea con sus amigos o los estruja, es bueno aplicar una sanción, que lleve al
infante a pensar que cometió un error y a hacedr un prpósito de enmienda. La sanción podría
ser privarlo de jugar con ese amigo, por espacio de uno o dos días.
Nunca cometamos
el error de aplaudir esas malas acciones de nuestro protagonista, porque eso se
traducirá en un mal comportamiento que el niño va a adquirir, para el resto de
su vida.
Analicen con
mucha serenidad las normas que estoy exponiendo, para que no cometan el
atropello de maltratar al niño. Recuerden que cuando él, ve ese mal
comportamiento de sus formadores, solo aprenderá a ser un ser repugnante a la
sociedad y a la familia y todos se estarán quejando de sus malas acciones.
Conocí el caso de
un amigo que aconsejaba a sus pequeños hijos así:
—No se dejan
molestar de nadie, tengan un cuchillo listo, para que se los bajen de encima..
Cuando sus niños
estuvieron adultos, dos de ellos fueron a pagar condenas, por asesinato. Mi
pregunta es: ¿A quién debieran haber condenado?
Para lograr que
el niño aprenda todas las normas de comportamiento que estoy enseñando, es
necesario tener una buena dosis de paciencia, si nos desesperamos, perderemos
el tiempo que llevamos enseñando y nuestro hombre se convertirá en un estorbo
público.
Todos estos
aprendizajes del niño, dependen de la buena voluntad con que sus formadores lo
hagan; si la actitud del formador, es negligente, arrogante o muy de régimen
militarizado, el niño se estará descomponiendo cada vez más.
Es muy
importante, no caer en la mucha tolerancia; no ser indiferentes con el niño; no
sobreprotegerlo; no rechazarlo. Aquí pudiéramos decir, como el adagio popular:
«En el camino se ajustan las cargas».
Tres cosas son
importantes en la conducción de un infante: Saber reprenderlo; no aplicar
castigos dolorosos infamantes y un buen manejo de sus actividades diarias.
Como el niño en
esta etapa es supremamente celoso, no podemos correr el riesgo de que pierda,
la buena imagen que de nosotros tiene y por esa razón, debemos distinguir muy
bien cuáles son las faltas que hay que sancionar y cuáles se pueden aceptar.
Cuando un padre
de familia o, en su defecto, el formador de un niño, no tiene las cualidades
que he venido anunciando, el niño no aprende; rechaza las costumbres que le
estamos enseñando; no obedece, así lo acabemos a rejo y se vuelve bravo,
agresivo y tímido.
Los niños muy
rechazados o muy maltratados se vuelven tímidos, medio bobos e hipócritas; y
sus padres o formadores, creen erróneamente que son muy dóciles, cuando de
verdad, están planeando ser rebeldes en extremo.
Ahora que estoy
terminando esta etapa, les digo algunas cosas importantes acerca del castigo:
Cuando un castigo
se impone, debe cumplirse al pie de la letra; en caso contrario, estaríamos
perdiendo el principio de autoridad, que debemos tener frente al niño.
Si aplicamos un castigo
y luego nos damos cuenta de que es injusto, hay que levantarlo de inmediato y
presentar las debidas disculpas al niño, para que vea que somos justos.
Cuando uno de los
padres aplica un castigo y el otro se da cuenta de que es injusto, no se debe
hacer el pronunciamiento delante del niño, porque estaría desautorizando a
quien lo aplica; esto se conversaría en privado, entre los padres o formadores.
Aquí es donde se
conocen los verdaderos formadores, porque sus conversaciones, con el infante,
le van aclarando todas estas dudas.
En esta etapa, es
muy importante recordar que el niño es superceloso y quiere manipular a sus
padres, para que todos los cuidados sean para él, pero si hay más hermanos, los
padres deben mostrar que son iguales de cariñosos y de exigentes con todos;
porque si centramos la atención en uno solo, esto hará que ese personaje, se
pierda para siempre y tal vez, se vuelva un inútil, perezoso y buena vida; y
que sus hermanos alimenten odios contra él y contra sus padres.
Esta etapa, es de
suma importancia porque en ella el niño descubre las cosas y las personas y
aprende a quererlas, aunque no las vea.
Es aquí,
precisamente en donde le vamos a enseñar a nuestro protagonista cuáles son los
demás miembros de la familia, que no están con nosotros, por ausencia o por muerte;
cuáles son nuestros mejores amigos; de cuáles tenemos que cuidarnos; cuáles son
las comodidades que disfrutamos, de acuerdo con nuestra posición económica,
etc.
La madre y los
que rodean al niño son los responsables de que aprenda a hablar y aunque su
lenguaje no sea apropiado, sabe decir todo lo que quiere. Podríamos decir, que
el niño es como los loros: «Que si saben lo que dicen; nunca dicen lo que saben».
Recordemos que
para aprender un idioma, no se debe hacer con las normas fundamentales a bordo,
sino memorizando palabras y tratando de juntarlas, para darles sentido de idea
a las frases y cuando hacemos esto y lo dominamos, procedemos a aprender la
gramática, la ortografía y la ortología.
Es posible que el
niño, no sepa decir correctamente las palabras, como por ejemplo: por decir «escaparate»,
dice «escarapate»; para decir «almohada» dice «almuada»; o para decir «toalla»,
dice «toballa»; y al formar una frase puede decir unos errores, como: «mi
pantalón esta rompido»; por decir: «mi pantalón se rompió»; «me estaba escaramando a un
árbol»; por decir «me estaba encaramando a un árbol».
Voy a dar algunos
ejemplos, para que no corran el riesgo de molestar al niño cuando hace o dice
cosas que no son.
Pero lo
importante del aprendizaje, es que el niño sabe expresar sus ideas.
A veces, cuenta
historias que no han pasado; otras veces, cuenta cosas que ha realizado y que
en verdad, no fueron así; dice mentiras y cosas fantásticas, etc. Pero todas
estas acciones van conduciendo a nuestro hombre a su destino.
Como punto final,
digamos que el desarrollo físico y la inteligencia del niño, no caminan al
mismo ritmo, porque las dos cosas necesitan unas circunstancias especiales,
para que puedan darse, como una buena alimentación, un buen trato, unos conocimientos
importantes en sus formadores y la mejor buena voluntad para sacarlo adelante.
Sopetrán
11 de septiembre 2013.
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