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miércoles, 26 de diciembre de 2018

Consideraciones para la Navidad


Consideraciones especiales, para tener en cuenta en la semana de Navidad y la semana de año nuevo
Darío Sevillano Álvarez

¡Llegó la Navidad!
«A Belén, venid pastores
»Que la aurora brilla ya»
.
Gozo, felicidad, júbilo, ilusión, esperanza, a veces nostalgia; son solo algunos de los sentimientos, que afloran hacia el final del año, en el mes de diciembre, cuando celebramos con gran alegría la Navidad, que une a todos los humanos, sin importar el país, la religión, la raza ni la condición social a la que se pertenece.

 Los hombres, hemos necesitado desde la hora de nuestro nacimiento, estar identificados con los demás y por esa razón, hemos diseñado: Los festivales y carnavales, que nos permiten estar juntos y compartir la alegría y la unidad.

Fue así como en las grandes civilizaciones antiguas, como Babilonia, Egipto y otras, los humanos celebraban, en el mes de diciembre, las festividades del invierno y las ponían en el día más corto, el solsticio de invierno, o 25 de diciembre.

Entre las fiestas que celebraban, estaban las del Sol, en las cuales adornaban sus casas, con ramas, hacían comidas especiales, había abundancia de vino y se daban regalos muy costosos.

Después aparecieron las fiestas del dios Mitra, una divinidad de los orientales, pero luego apareció el cristianismo y puso el nacimiento de Jesucristo en el día 25 de diciembre, para hacerlo coincidir con las grandes celebraciones de esa época.

El Papa Julio I incluyó en el calendario eclesiástico esa fecha tan importante, que hace estremecer a todos los humanos, en la época de Navidad.

La palabra Navidad significa Nacimiento.

Más tarde, en el continente americano, los conquistadores españoles, establecieron la Navidad, para acompañar muchas celebraciones que los aborígenes hacían, en honor del sol, la luna, el agua y todos los elementos que hacen posible la vida en el planeta.


Ahora miremos cuál fue el acontecimiento, que originó la Navidad en el cristianismo.

Dicen los libros religiosos, que cuando Adán y Eva, cometieron un error en el paraíso terrenal, Dios les prometió que, un redentor les ayudaría a recuperar la amistad con Él.

Luego en los libros del Antiguo testamento, los profetas anunciaron que el Redentor, nacería en un lugar del oriente medio de la Tierra llamado Belén.

Hubo dos personajes especiales, que protagonizaron este hecho histórico, tan importante para la religión católica, fueron la Virgen María y San José

La virgen era una niña buena, que había dedicado su niñez a servir en el templo y a ella, el arcángel Gabriel le anuncio que sería la madre del niño Jesús; San José era un hombre importante que construía templos y casas y el arcángel, le comunicó en sueños, que se uniera a la virgen, para que le ayudara.

Coincidió con estos hechos, un censo de población que ordenó, el mandatario omano, en donde a San José y a la Virgen, les correspondía, trasladarse al lugar llamado Belén, que traduce: La Panadería, para hacerse censar y estando allí, nació el niño Jesús.

Las tradiciones orientales cuentan que a la hora del nacimiento, vinieron los ángeles y cantaron el Gloria a Dios en las alturas.

En un pequeño valle que había cerca del nacimiento, estaban unos pastores que cuidaban sus ovejas, para que los lobos no se las comieran y los ángeles fueron donde ellos y les pidieron que visitaran al Niño, a la Virgen y a San José y que les llevaran algo de comer.

Los tres pastores, fueron al portal y llevaron miel, pan y leche, una comida muy típica de esos pueblos.

Aunque el Niño había nacido al atardecer, los pastores que estaban un poco retirados del lugar del nacimiento se demoraron hasta las primeras horas de la noche, para llegar; esta razón hace que todos pensemos que el niño, nació en las horas de la noche.

En el momento de llegar los pastores al portal, en el cielo apareció una estrella muy brillante, que anunciaba el nacimiento del Niño Dios.


Como la estrella siguió en el cielo por muchas noches y su brillo era muy radiante, todos los jefes de las tribus cercanas a Belén la vieron y supieron que había nacido el Niño Dios.

Muchos de ellos, quisieron ir a conocerlo a llevarle unos regalos y se pusieron en camino, guiados por la estrella.

Cuando llegaron a Jerusalén, se entrevistaron con el rey Herodes y éste se puso celoso de que hubiera nacido otro rey y les dijo, si lo encuentran, por favor vienen a avisarme, para conocerlo y llevarle unos regalos.

Pero la intención de Herodes, era matarlo, para que no le fuera a hacer competencia con su reino.

Cuando los reyes encontraron al Niño Dios, y lo adoraron, soñaron que tenían que irse por otros caminos, para que Herodes no supiera en donde estaba y la estrella los guio hasta sus pueblos, sin que Herodes lo supiera.

Herodes entro en furia contra los reyes y contra el Niño Jesús y ordenó a sus soldados, que investigaran en dónde estaba.

Un ángel anunció a San José y a la Virgen, que debían viajar a Egipto, mientras Herodes moría.


Los reyes que visitaron al Niño Jesús eran jefes de las tribus cercanas y sus nombres, fueron puestos por la Iglesia Católica, buscando representar las tres grandes razas de la Tierra: la blanca, con Melchor; la amarilla con Gaspar; y la negra, con Baltasar

Los regalos que posiblemente le llevaron, fueron Oro, incienso y mirra, porque el oro, es propio de los reyes; el incienso es propio de los dioses; y la mirra es propia de los hombres.

Como ven, estas ofrendas son más bien significativas, para poder decir que el Niño Jesús, era Dios, rey y hombre.

Como los soldados de Herodes, no encontraron al Niño, ordenó que en todo su reino, mataran a los niños varones, menores de tres años, para poder matar entre ellos al Niño Jesús y así se cumplió en todas la ciudades cercanas a Belén.
Esta matanza se conoce en la historia, como la muerte de los Santos inocentes y es la fiesta que celebra la Iglesia Católica, el día 28 de diciembre.

Aunque algunos dicen que murieron cinco mil niños, los historiadores más serios afirman que solo murieron veintisiete. Esta teoría, es muy acertada, porque en esas pequeñas ciudades, no había muchos habitantes.

Otros historiadores afirman que esta matanza nunca pasó.


Cuando el Rey Herodes murió, la sagrada familia regresó a Israel y se establecieron a vivir en la ciudad de Nazaret, de esa etapa de la vida del Niño Jesús, los evangelios solo dicen: «Que fueron a Nazaret y que les estaba muy obediente».

Solo cuando el Niño Dios tenía unos doce años, los evangelios cuentan una historia muy bonita: En un viaje que hicieron a Jerusalén, el niño estuvo perdido por un tiempo y después de tres días de búsqueda, lo encontraron en el templo de la ciudad, conversando con los doctores de la ley, que eran como los sacerdotes modernos.

En el momento de encontrarlo, ellos le dicen: «¿Hijo, por qué te has comportado así, con nosotros?» Y Él les responde: «Estaba ocupado en las cosas de mi Padre».

Es bueno contar, que fuera de los evangelios que tiene la Biblia católica,« hay otros que llamamos Los evangelios apócrifos, esto quiere decir, que no son aprobados por la iglesia y en ellos si se habla de toda la infancia del Niño.

Uno de los evangelios apócrifos más hermoso, es el evangelio de la infancia de Jesús, en el que se narra con abundancia de detalles, como trascurrió la vida del niño, en sus primeros treinta años.

Una de las causas por las que no sabemos mucho, sobre la infancia del Niño Dios, es el hecho lamentable, de que la Iglesia Católica, no hubiera aceptado, todos los escritos que de Él, habían hecho, las personas que vivieron esa época.

Lo más impresionante es que la Iglesia, buscó a un especialista, para que seleccionara, cuáles libros, de los que hablaban de Jesucristo, se podían incluir en la Biblia y cuáles no, y tal parece que el famoso especialista era un Obispo llamado Ireneo, hombre fanático y todos los escritos que no se acomodaron a su manera de pensar, fueron eliminados; fue tanta, la persecución contra esos libros, que ordenó que los quemaran y los desaparecieran de la faz de la tierra; pero las personas inteligentes de esa época, los escondieron en cuevas y muchas veces los enterraron.

Esos escritos, están siendo encontrados, por los egiptólogos, los arqueólogos y los teólogos y en la actualidad estamos conociendo todo ese cúmulo de sabiduría, que hay escrito, sobre Jesucristo, que tal vez es el personaje más importante de la historia universal.

Da tristeza, saber que los cuatro evangelios que la Iglesia escogió, para introducir en la Biblia, fueron escritos, por personajes que no vivieron en la época de Jesucristo y por eso no lo conocieron personalmente, porque fueron escritos setenta o cien años después y por esa razón, no cuentan las cosas como pasaron, porque ellos se basaron en lo que les contaban, las personas por la tradición, es decir, información narrada.


Ahora conozcamos el origen de algunas de las tradiciones navideñas, que tanta alegría nos producen y que hacen las delicias del mes de diciembre:
«La navidad, es época de unión, paz y amor. Es tiempo de alegría y buena voluntad. Es tiempo de reunión con la familia y con los amigos. Es tiempo de especial atención y dedicación a los niños. Es tiempo de compras, regalos, sorpresas y risas. Es tiempo de viajar, para ir a las casas de los abuelos y de los tíos. Es tiempo de comer ricos dulces y deliciosas comidas. Es tiempo de rezar la novena del niño Dios y acompañarla de hermosos villancicos.

Es tiempo de adornar nuestras casas, calles y parques, con motivos especiales y luces de colores.

Es tiempo del arbolito de navidad, que florece todos las veinticuatros.
Es tiempo del Papá Noel, del nacimiento, de los reyes magos.
La navidad es magia y felicidad.

¡Qué alegría, es navidad!

Aunque el árbol de Navidad, es un signo muy antiguo, que las viejas civilizaciones utilizaban, para adornar los espacios públicos, en los carnavales del invierno; el verdadero árbol de Navidad, nació en Alemania, cuando unos grupos cristianos, adornaron las plazas y parques con árboles de pino, a los cuales les colgaban, frutos rojos y luminarias; esto los hacía ver muy hermosos, en las horas de la noche.

San Nicolás, el viejo Noel y Santa Claus, son el mismo personaje, que en las navidades pasa por todos los lugares de la tierra, repartiendo regalos para los niños.

Esta leyenda apareció, cuando San Nicolás de Bari, obispo de Bari, que recogía los dineros que le sobraban en el año y en las navidades, compraba regalos, para darles a los niños más pobres.


El nacimiento o pesebre, fue una tradición que nos enseñó San Francisco de Asís, que, en el siglo XII, hizo un nacimiento con personas y animales vivos, en una cueva que había en la ciudad Italiana de Greccio.

A partir de esa fecha se fue extendiendo la tradición y llegó hasta nuestros días.

Recuerden que es la mejor forma de celebrar la navidad.

La palabra pesebre, es derivada del Latín proeseprum, que traduce cajón para poner la hierba que van a comer los animales en la pesebrera.

La novena que rezamos en la Navidad, fue escrita por una religiosa Carmelita, llamada: Margarita del Santísimo, ella la escribió, porque tuvo una aparición del niño Jesús, en donde dijeron: «El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros»

La celebración de la epifanía o adoración de los reyes magos, es una tradición muy vieja, en la que conmemoramos, la llegada de los reyes cercanos a Belén, para adorar al Niño Dios, siempre la hacemos el día seis de enero, momento en que terminamos la Navidad.

La misa de la media noche o misa de gallo, la introdujo la Iglesia Católica, para conmemorar la hora en la que creemos, nació el Niño Jesús.

La costumbre de cantar villancicos en la Navidad, nació en las viejas civilizaciones, con el nombre de zéjel o estribotes y en la edad media, como los cantaban en las villas, que eran casas cercadas, por rejas, tomaron el nombre villancicos o canciones de las villas.

Los ángeles en la Navidad significan amor, bondad, misericordia y personifican los más altos ideales del hombre.

Las estrellas ponen el cielo en nuestras manos, son fuente inagotable de luz y recuerdan la estrella que anunció el nacimiento de Jesucristo.

Las velas nacieron, porque en las largas noches del invierno, alumbraban en la oscuridad, para ahuyentar los malos espíritus y representan a Jesucristo, fuente inagotable de luz.

Las tarjetas de Navidad nacieron, cuando John Calcott creó la primera, por un encargo de Henry Cole, para saludar a sus amigos.

Los colores, rojo y verde representan la esperanza de la nueva vida, que florecerá, al llegar la primavera.




Sopetrán, 23 de diciembre  del 2018.

lunes, 24 de diciembre de 2018

Historia de la Navidad



¿Cuál es la historia de la Navidad?
Darío Sevillano Álvarez


Empecemos este artículo con una cita de Amado Nervo:

Pastores y pastoras,
Abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.

La Navidad es un vocablo del español, que nació de la palabra latina Nativitas y que traduce ‘el nacimiento, festividad que celebran las Iglesias Católica, Ortodoxa, Anglicana, algunos comunidades protestantes y las Iglesias, Ortodoxa Rusa y la de Jerusalén que hacen la celebración el seis de Enero, porque no reconocen las reformas que el Papa  Gregorio XIII, le hizo al calendario juliano.

La Navidad no es solo una celebración de las Iglesias, sino un rito universal de toda la Tierra; es un fenómeno religioso, que tiene la magia de congregarlos a todos.

Para los sopetraneros la Navidad empieza el primer día de diciembre y termina en la última semana del mes de enero.

Es bueno anotar que el año eclesiástico de los católicos, empieza en la primera semana de adviento, que esta incrustada en los últimos días del mes de noviembre.

También es bueno tratar el hecho de que Jesucristo, no nació el 25 de diciembre y que fue un papa quien adoptó esta fecha para hacerla coincidir con las celebraciones que muchas civilizaciones antiguas, hacían en el solsticio de invierno que siempre se celebra el día 21 de diciembre.

Como dato importante, muchas culturas antiguas tienen sus dioses naciendo en el mes de diciembre y casi siempre nacen en un humilde lugar y con muchas incomodidades.

Entre las civilizaciones que recuerdo con celebraciones de sus divinidades están:

Los aztecas, los incas, los pueblos romanos, los germanos y los escandinavos, pero estoy seguro de que son muchas otras que no recuerdo en este momento.
Según la Enciclopedia Católica, la Navidad no está incluida en la lista de festividades cristianas de Ireneo, ni en la lista de Tertuliano, acerca del mismo tema, las cuales son las listas más antiguas que se conocen.

 La evidencia más temprana de la preocupación por la fecha de la Navidad se encuentra en Alejandría, cerca del año 200 de nuestra era, cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios «muy curiosos» asignan no solo el año sino también el día real del nacimiento de Cristo como el 20 de mayo en el vigésimo octavo año de Augusto.

Desde 221, en la obra Chronographiai, Sexto Julio Africano popularizó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús.

Para la época del Concilio de Nicea I en 325, la Iglesia alejandrina ya había fijado el Díes nativitatis et epifaníae, que eran los días de Navidad y de Epifanía o exaltación de Jesucristo por los reyes que vinieron a adorarle.

Es tan importante la Navidad para las Iglesias celebrantes, que como la semana santa tiene los cuarenta días de la cuaresma para prepararla; la navidad tiene cuatro semanas de adviento como su preparación.

La navidad que para la Iglesia Católica es la segunda en importancia, después de la Semana Santa, vincula unas costumbres familiares de mucha importancia, como la Novena de Aguinaldos, que fue escrita por la madre Teresa del Santísimo Sacramento; las celebraciones folclóricas, acompañadas de todo tipo de eventos, como pólvora, comidas especiales según el país, rezos de distintas formas; regalo de aguinaldos; paseos especiales, etc.

Como en otros años, me despido con la frase más importante que se utiliza en la Navidad, para mostrarles a nuestros amigos y familiares, la alegría que caracteriza este tiempo.

Feliz navidad y próspero año nuevo.

Merry Christmas and happy New Year. Inglés.

Joyeux Noël. Francés.

Froehliche Weihnachten. Alemán.

Buone feste natalizie. Italiano.

Shinnen omedeto kurisumasu omedeto gozaimasu. Japonés.

Boas festas e feliz ano novo. Portugués.

Kung his hsin nien Bing Chu shen tan. Mandarín.

Vrolijk kerstfeest en een gelukkig nieuwjaar. Holandés.

Kala Chistouyenna. Griego.

Mo’adim lesimkha chena tova. Hebreo.

Pozdreulyayus prazdnikom rozhdestva is novim godom. Ruso.




Sopetrán, 22 de diciembre del 2018.


sábado, 22 de diciembre de 2018

La noche de las velitas


Un regalo apropiado para la noche de las velitas
Darío Sevillano Álvarez

Con el debido respeto a mi amigo Luis Horacio Lora, el historiador Santafereño, les quiero regalo a todos, este precioso artículo que recibí ayer.

Vigilia de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.

Camino de fe y de alabanza en honor de la Inmaculada Concepción de María

Lucernario en honor de la Inmaculada Concepción de María.

El celebrante, revestido de alba y estola y también pluvial blanco o azul (allí donde esté concedido), se dirige al lugar en el que se ha convocado el Pueblo de Dios y comienza la celebración.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

R. Amén.

El Señor esté con ustedes.

R. Y con tu espíritu.

Amados hermanos en la fe: En la alborada del Año de la Misericordia, hemos venido a honrar al Señor de la gloria, luz de luz, y a recordar la bondad de Dios en este signo humilde de las luces que se encienden en la vigilia de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.

En Éfeso, la ciudad a la que San Pablo dirigió su carta y la que fue protagonista de tantos sucesos en el Nuevo Testamento, durante el año 431 se celebraba el Concilio Ecuménico en el que, entre importantísimas definiciones, se proclamó la Maternidad Divina de María, esto es, que la Santísima Virgen María es madre de Dios, y que al dar a luz al Salvador, Dios y hombre verdadero, debe ser honrada con especial afecto por la Iglesia con este título único y glorioso.

Los habitantes de Éfeso, para animar a los obispos del Concilio y para hacer sentir su voz, la que asegura la vinculación del Pueblo de Dios a las definiciones de los dogmas de la Iglesia, encendieron en sus casas luces con las que indicaban su adhesión a la verdad revelada en la que se apoya la afirmación de María como Madre de Dios.

Llena la ciudad de las luces de los fieles, resonó luego la definición dogmática con la que se proclamaba la Maternidad Divina.

El papa Pío Noveno quiso retomar este signo la víspera de la definición del Dogma de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre de 1854.

Pero ya el pueblo fiel, especialmente en España y en América Latina, retomando la costumbre de los pueblos antiguos, había hecho de las luces encendidas un modo de proclamar su fe.

Ahora, también nosotros, queriendo honrar a la Madre del Señor, vamos a bendecir y encender estas luces que nos recuerdan la Misericordia de Dios realizada de modo admirable en María Virgen.

Unámonos con fe y con devoción.

Oración colecta

Oremos:

Dios y Padre nuestro,
que, por la maternidad de la Virgen María,
quisiste revelar al mundo el esplendor de tu gloria,
concédenos poder celebrar con fe íntegra
y generosa entrega el admirable misterio
de la Encarnación de tu Hijo
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Lectura de la Palabra de Dios.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8, 28-30).

Hermanos:
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio.
En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor

Reflexión:

El beato obispo y mártir Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, nos enseña, con esa piedad heroica que lo distinguió:

«María es humildad de esclava que engendra a Dios; pobreza que rescata al mundo con el tesoro infinito de Jesús;
virginidad que nos preserva de la corrupción; mansedumbre de oveja, madre del cordero mudo ante quien lo esquila;
templanza en la palabra que se volvió silencio, y en la comida escasa que tiene a raya los apetitos;
generosidad que goza del bien de todos y lo derrama a todos;
y laboriosidad de abeja que fabricó el real y verdadero cirio de la Pascua que es Cristo Jesús»1

La vida de María, la Madre Inmaculada, es un camino, hoy queremos hacer de esta marcha (esta celebración) un camino de fe en el que las alabanzas que dirigimos a la Madre del Señor, son signo de nuestra gratitud a Dios que nos ha regalado en María una madre y una maestra para nuestra vida de fe, para nuestro camino de esperanza.


Marchemos en paz, pero antes encendamos las luces que, bendecidas, iluminarán nuestro camino de fe y de esperanza.
Alabanzas a la Madre de Dios y procesión de las luces.

Oración de Bendición de las luces.

El sacerdote, enciende uno de los cirios y luego pasa la luz a los fieles. Luego, con las manos extendidas, dice:

Oremos.

Dios que eres luz, mira la humilde ofrenda y
Ben+dice con tu gracia la luz de estas velas
que encendemos hoy y recibe amoroso
nuestro deseo de amarte y glorificarte con nuestra vida.
Que con la intercesión de María Inmaculada,
sigamos preparando el corazón
para que se encienda la luz de Jesús, tu Hijo,
en el corazón de los discípulos misioneros del Salvador,
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.

R. Amen.

Procesión.

Bendecidas las luces se organiza la procesión en la que se proclaman las alabanzas del himno Akathistos, dedicado a la Madre de Dios en la liturgia oriental

Salve, por ti resplandece la dicha;
Salve, por ti se eclipsa la pena.
Salve, levantas a Adán, el caído;
Salve, rescatas el llanto de Eva.
Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia….
Salve, oh cima encumbrada a la mente del hombre;
Salve, abismo insondable a los ojos del ángel.
Salve, tú eres de veras el trono del Rey;
Salve, tú llevas en ti al que todo sostiene.
Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia….

Salve, lucero que el Sol nos anuncia;
Salve, regazo del Dios que se encarna.
Salve, por ti la creación se renueva;
Salve, por ti el Creador nace niño.

Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia….
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Estación de alabanza:

Escuchemos ahora unas palabras que la sabiduría de la fe de la Iglesia nos regala de la mano de San Cirilo de Alejandría, el gran defensor de las glorias de María Virgen y Madre de Dios.

San Cirilo de Alejandría le dice:

«Te saludamos, María, Madre de Dios, tesoro digno de ser venerado por todo el orbe, lámpara inextinguible, corona de la virginidad, trono de la recta doctrina, templo indestructible, lugar propio de aquel que no puede ser contenido en lugar alguno, madre y virgen, por quien es llamado bendito, en los santos evangelios, el que viene en nombre del Señor.


Te saludamos, a ti, que encerraste en tu seno virginal a aquel que es inmenso e inabarcable; a ti, por quien la Santa Trinidad es adorada y glorificada; por quien la cruz preciosa es celebrada y adorada en todo el orbe; por quien exulta el cielo; por quien se alegran los ángeles y arcángeles; por quien son puestos en fuga los demonios; por quien el diablo tentador cayó del cielo; por quien la criatura, caída en el pecado, es elevada al cielo; por quien toda la creación, sujeta a la insensatez de la idolatría, llega al conocimiento de la verdad; por quien los creyentes obtienen la gracia del bautismo y el aceite de la alegría; por quien han sido fundamentadas las Iglesias en todo el orbe de la tierra; por quien todos los hombres son llamados a la conversión».

Prosigue la procesión en la que se proclaman las alabanzas del himno Akathistos, dedicado a la Madre de Dios en la liturgia oriental.

Salve, tú guía al eterno consejo;
Salve, tú prenda de arcano misterio.
Salve, milagro primero de Cristo;
Salve, compendio de todos los dogmas.


Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia….
Salve, celeste escalera que Dios ha bajado;
Salve, oh puente que llevas los hombres al cielo.
Salve, de angélicos coros solemne portento;
Salve, de turba infernal lastimero flagelo.

Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Salve, inefable, la Luz alumbraste;
Salve, a ninguno dijiste el secreto.
Salve, del docto rebasas la ciencia;
Salve, del fiel iluminas la mente.

Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia….
Salve, ¡Virgen y Esposa!
Estación de alabanza.
Ahora la voz autorizada de la Santa Misionera, nos propone unas palabras en las que se proclama la gloria de la Madre de Dios. Laura Montoya, en sus obsequios a María Inmaculada, dice:

«Gloria a Vos tan bella!
Amada Madre, poderosa Reina,
sonrisa de la vida humana!
Amanecer del claro día de la fe!
Flor del campo, Rosa de Jericó,
caricia de los cielos, hechizo de corazones,
oriente de nuestra esperanza,
consuelo en las tristezas de este mundo,
Maná del alma sedienta de ternura,
Medicina del enfermo corazón…
Perfumado huerto que nos produjo a Jesús,
Puerto de los náufragos del pecado,
retoño de Adán que encierra el Cielo,
Cielo del mismo Cielo…»

Prosigue la procesión en la que se proclaman las alabanzas del himno Akathistos, dedicado a la Madre de Dios en la liturgia oriental

Salve, oh Madre del Sol sin ocaso;
Salve, aurora del místico Día.
Salve, tú apagas hogueras de errores;
Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia….
Salve, Dios Trino al creyente revelas.
Salve, derribas del trono - al tirano enemigo;
Salve, nos muestras a Cristo - el Señor y el Amigo.

Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Salve, nos has liberado - de bárbaros ritos;
Salve, nos has redimido de acciones de barro.
Salve, destruyes el culto del fuego;

Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Salve, extingues las llamas del vicio.
Salve, camino a la santa templanza;
Salve, alegría de todas las gentes.

Ave María: Dios te salve, María, llena eres de gracia…
Salve, ¡Virgen y Esposa!

Canto de la Salve.

Al llegar al destino de la Marcha de luz, el celebrante pone incienso en el turíbulo y, tras incensar la Cruz que preside el Presbiterio, inciensa también la Imagen de María mientras que entona la Salve.



Bendición final:

Terminada la Salve bendice al pueblo diciendo:
El Señor esté con ustedes.

R y con tu espíritu.

El Dios de toda gracia, que los ha llamado en Cristo a su eterna gloria, los afiance y los conserve fuertes y constantes en la fe.

R. Amén.

Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.

R. Amén.

Pueden ir en paz.

R. Demos gracias a Dios.

Y se concluye todo con un canto apropiado.

Con estas oraciones las familias católicas, pueden hacer la noche de oración y disfrutar alegremente de la noche de las velitas.

Sopetrán, 7 de diciembre del 2018.