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martes, 4 de junio de 2013

Arquitectura sopetranera-

Otros elementos urbanos
Darío Sevillano Álvarez.

Ahora podemos hablar de los remates, uno de los espectáculos arquitectónicos más valiosos de nuestro pueblo, a continuación obsérvenlos y digamos como un teleperiódico Europeo: Sin comentarios.

Confluencia de la carrera Girardot
con la calle José María Villa

Heliodoro Rodríguez, con el camino del Chagualal

Confluencia de Bomboná
con Heliodoro Rodríguez

Confluencia de Zea
con la Quebradita

Confluencia de Bomboná
con la carrera Córdoba

Confluencia de la Bolívar
con la Benjamín Herrera.

Estas referencias, estos paisajes y estas joyas arquitectónicas, son las que diferencian a Sopetrán de otros pueblos y lo hacen, grande entre los grandes y ciudad importante por excelencia, entre muchos pueblos de Antioquia.

Por éstas razones, para conservar la identidad del Sopetrán de otras épocas, es importante pensar en cómo se hacen las cosas, para que siendo de la edad moderna, no deslustren aquellas que pertenecen a ese pasado glorioso.

Ahora hablemos de la capilla del Sagrado Corazón, una obra de finales del siglo XIX, que fue entregada al Padre Justiniano Madrid, para bendecirla y estrenarla. Hay en ella una serie de revolturas de arte, que al final uno aprende a mirar con respeto y pereza: El frontispicio es de arte románico; pero las ventanas, son ojivas de arte gótico, y las del campanario, son romanas; la puerta es de arte romano, ornamentada con figuras del arte mudéjar y el remate de ella es quebrado. El interior, pertenece al arte gótico y los altares son tallados en madera. El techo fue construido por el sistema de cerchas.


Miremos el interior:

Altar mayor

Sistema de cerchas del techo

Veamos la capilla de San Rafael, a la cual solo le quedó el nombre, porque sus mejores joyas y entre alzaron vuelo, entre ellas, la imagen del arcángel, la del niño Jesús de Atocha, la del corazón de Jesús, la de la inmaculada Concepción, algunos ornamentos los ornamentos y la custodia.

Casi siempre pasa que en éstos casos se puede cantar el vallenato que habla de la custodia de Badillo; me gustaría poder cantarlo, pero la seriedad del libro, no me lo permite.

Este recinto es ahora el auditorio de la casa de la cultura. Miremos para que lo utilizan:

Este es el interior del auditorio que en otras mejores épocas, era la capilla de San Rafael.

Observemos los elementos propios del arte gótico:

Arcos en forma de ojiva, terminados con una punta piramidal aguda.

Ornamentos: Flores de lis, almocárabes y arabescos.
Columnas planas unas y redondas las otras,
Es bueno resaltar la construcción del techo en forma de cerchas.




Diferentes grupos del ballet folclórico de Sopetrán

Vale la pena informarles que el auditorio, tiene capacidad para doscientas personas sentadas y que sus ventanales son el mejor aire acondicionados, para mantener la temperatura ambiental, sin que se sientan los ardores del verano, ni las molestias del aire acondicionado.



En estos fascículos no vamos a hablar del templo parroquial, porque el pasado año le dedicamos un artículo muy completo.

Sopetrán, 8 de diciembre de 2012.

*

domingo, 2 de junio de 2013

Arquitectura sopetranera

Elementos Urbanos
Darío Sevillano Álvarez

En estos riscos, en la época de la colonia, las casas surgieron alrededor de los arroyos y buscando el calor del templo parroquial, porque las iglesias eran el lugar privilegiado de cualquier caserío.

Las primeras calles en aparecer, fueron la José María Villa, la Luciano Carvalho y la Uribe Uribe; los demás espacios eran huertas de cacao y frutales, pero a medida que fueron llegando nuevos pobladores, el casco urbano se fue configurando, como hoy es.


Si son buenos observadores, las casas de más edad, están en las primeras calles y esas son nuestro patrimonio arquitectónico, que personas inescrupulosas, viene tumbando, para hacer casas de estilo moderno.

Las calles son muy torcidas, porque en esa época, no había dinamita para destruir rocas y por eso, las calles parecen el cuerpo de una serpiente, que a la hora de la verdad, se adaptan bien a la topografía de un pueblo antiguo.

El caserío, debió haberse construido entre El Llano, Chagualal y El Palmar, que es la parte más plana de la topografía, pero como ya dije, el agua había que recogerla en cántaros y trasportarla al hombro o en bueyes, circunstancia que complicaba mucho el manejo del precioso líquido.


El nuevo plano de la ciudad, nos muestra, el pequeño progreso que hemos tenido a cuatrocientos años de haber sido fundados

Las condiciones favorables de agua y la buena pendiente han marcado el proceso de expansión y los constructores se han adaptado a la topografía del lugar, para que sus construcciones sean de excelente calidad, con subterráneos y trucos especiales que hacen ver: Una hermosa ciudad en medio de muchas dificultades del terreno.

El proceso de expansión ha logrado conformarse con 13 calles y 11 carreras, con un total de 32 manzanas.

Los límites del casco urbano por el norte y por el sur, han sido las quebradas La Sopetrana por el norte y La Limonar o Quebradita por el sur; pero esta, fue atropellada por el urbanismo y la metieron en una camisa de fuerza, para dar paso a nuevas urbanizaciones.

Muchas de nuestras casas, conservan sus solares, patios y corredores, adornados por muy buena vegetación y esto es saludable, porque el casco urbano, hace parte del paisaje natural Sopetranero.

Estos patios todavía son abundantes en nuestro medio y hacen las delicias de las casas viejas de arte republicano; desafortunadamente, las propiedades, han sido compradas por personas, no muy conocedores de la arquitectura combinada con la ecología y convierten sus hermosas viviendas en moles de ladrillo y cemento, llenas de extravagancias de mal gusto.

Las limitantes que anuncié, por las dos quebradas en los laterales norte y sur, sumadas a otras  que tienen que ver con propiedades privadas en el este y el oeste, originan lo que en arquitectura conocemos con el nombre de remates, que es un fenómeno precioso, porque las calles y las carreras casi siempre son recortadas por un edificio, una puerta importante, una ventana de buen sabor arquitectónico o un paisaje.

A veces, como en este remate, las colinas, la vegetación y otros factores, hacen de los lugares verdaderas obras de arte.

La ciudad, conservó su estilo colonial en la arquitectura, hasta la década del sesenta del siglo pasado, cuando los mataedificios y los enemigos de la buena presentación del caserío, iniciaron la destrucción masiva, con el coliseo municipal, que era una verdadera joya arquitectónica, de esa fecha en adelante la ciudad ha sido desmantelada de todas sus riquezas arquitectónicas. No somos los nativos, sino los forasteros los causantes de estos males.

A continuación veamos algunos desastres arquitectónicos y la última catástrofe, que se llevó para siempre nuestras mejores prendas

Esta era una de las mejores construcciones de la vieja guardia.
Observen como la dejó un forastero:

Los laterales del parque eran preciosos, prueba de ello son estas cuatro
fotografías:

Así era esta esquina, con una casa de arte románico.

Este desastre fue causado por personas
que no saben de arquitectura
.

Este lateral quedó totalmente deformado Todo por la falta de un control efectivo de las autoridades competentes.
 

Otro tipo de pecado en arquitectura, es el hecho de conceder permisos para hacer nuevos edificios, al gusto del constructor, porque en las grandes ciudades coloniales, como Santa Fe de Antioquia, existen normas para el que va a tumbar y para el que debe construir.


Cuando observamos este perfil de parte de la ciudad, nos damos cuenta de los errores que han cometido nuestros gobernantes, en la arquitectura, porque la idea que tenemos los que saboreamos bien esta disciplina, es que el templo, como punto de referencia, sea el edificio más alto.


En pueblos como Jericó o Guatapé, los edificios antiguos del parque se conservan tal como fueron concebidos por los arquitectos de esas épocas. Y estos elementos urbanos, hacen las delicias de los visitantes, que se divierten tomando fotografías a diestra y siniestra, para llevar a sus álbumes familiares o a sus computadores.
.
Ahora miremos una catástrofe arquitectónica, causada por las extravagancias de un forastero:

¿Cómo era esta calle?

Esta catástrofe acabó con los sueños de muchos Sopetraneros ilustres que tenían la idea, de traer la Normal a su vieja casa, puesto que había sido comprada con muchos sacrificios para este noble fin, porque otro forastero, había despojado a las religiosas carmelitas y al alumnado, de su edificio.

Ese conjunto de errores arquitectónicos, cuyo nombre omito, por respeto al pueblo sopetranero, también atacó los parámetros del templo, porque acabó con su sistema natural de aire acondicionado, al cerrar los ventanales de la parte sur y destruyó el alero izquierdo.

Así fue mancillada la arquitectura de la mejor de nuestras calles y todos tuvimos que someternos a la voluntad del destructor.

Si miramos las dos fotografías que siguen, encontramos que esas edificaciones fueron colocadas como portones en mitad de manga o como parche donde no es el dolor, porque no conservan las normas de escala y proporción, del conjunto y rompen las medidas clásicas que necesitan, para estar de acuerdo con el perfil. Casos de éstos, tenemos en todas las calles y por esa razón insisto en decir que la Oficina de Planeación tiene que emitir sus criterios oportunamente, para que estos desmanes no sigan pasando.

Esta construcción, que es de arte moderno, no es el estilo de arte republicano de los demás edificios de la plaza, ni conserva la norma de tener solo dos pisos, la degeneración arquitectónica se aprecia, a su lado derecho cuando ya hay otro edificio con las mismas tendencias.
La expresión que le escuché a un viejo y experimentado arquitecto fue:
—Qué palomera tan fea. Como la dejaron construir en el lugar más visible.

Éste otro mamotreto, es el remplazo de la vieja casa Cural, que tenía plena armonía con el templo, el compromiso de los reformadores, era el de hacer algo que jugara con la arquitectura del lugar y miran lo que hicieron. Observen, como el edificio se atrevió a profanar la arquitectura del templo y acabó con su alero. Las normas vigentes dicen: Que cuando se construye al pie de una joya, como la iglesia, hay que respetar por lo menos dos metros, entre la joya y la nueva construcción

Antes de terminar este artículo, ples muestro parte de la catástrofe, en la calle José María Villa:


Así era nuestra calle más importante; miren en lo que la convirtió la hecatombe, causada por la ambición del dinero, a sabiendas de que esas casas, no eran de la parroquia, sino de la comunidad, que las había comprado, con muchos sacrificios y había confiado su tutela al sacerdote de la época, que era un vir justus, como dijera la Biblia refiriéndose a San José.

Pero creo que Dios, que es el mejor principio de justicia, asentó su mano sobre el edificio y hemos visto, no sin cierta preocupación, que los negocios que allí se montan, no prosperan y que muchas propiedades, anuncian en sus muros: Se vende.

Este es el espectáculo que hace cinco años estamos viendo
y que tendremos que ver por muchos años más.

También quisiera hablar de la fuente que hubo en el parque, desde finales del siglo XIX, que era muy bien concebida, con unos dragones en los laterales y su vasia de azoe, como dijera Cervantes en el Quijote, por decir ‘ponchera de metal’. Tenía varios chorros, que con mucha suavidad caían en el recipiente del fondo; no volvimos a saber de ella, pues le pasó cosa parecida a la del Arca de la Alianza, que desapareció del Sancta Sanctórum del Templo de Jerusalén y como dirían los baquianos de mi pueblo:

—Se apretó la gorra y hasta luego vida mía.

Todo se pierde, todo se destruye, todo desaparece como por arte de magia y los pueblos se quedan sin esos tesoros imposibles de remplazar.

Gracias a estos elementos, los pueblos: nacen, crecen, se desarrollan, se transforman y se quedan metidos en la memoria de sus gentes.



Sopetrán, 27 de septiembre del 2012.

*


viernes, 24 de febrero de 2012

Arquitectura sopetranera
Fascículo 2
Darío Sevillano Álvarez


Los aspectos culturales

Las figuras antropomorfas


Los Indios guamas o guacas, primeros habitantes de Sopetrán, fueron comunidades sedentarias, agrícolas, hilanderas y dedicadas a la compactación de la sal. Trabajaban la cerámica con fines utilitarios y en las urnas funerarias empleaban las figuras antropomorfas. Tenían una organización social basada en la familia nuclear y la tierra era para usos comunitarios. Durante la época de la Colonia, con la llegada de los españoles y los negros, se conformó una cultura multiétnica. De los españoles llegó la religión, el idioma y una tradición cultural, ya enriquecida por el intercambio con los árabes. Los negros aportaron la música, la danza y la mitología.


Construcciones de la época precolombina


Hemos cometido un pecado mortal con el hecho de no hablar del aporte que a la cultura, hicieron los americanos que Colón encontró y que mal llamó indios y podríamos asegurar, sin el riesgo de equivocarnos, que los españoles mataron nuestra religión, nuestro idioma y nuestras costumbres e impusieron a sangre y fuego su religión, su idioma y su cultura.

La unión de estas culturas dio como resultado un folclor enriquecido, en donde la mezcla de los componentes, era perfectamente armónica y ha servido de hilo conductor hasta nuestros días.


Otra figura antropomorfa
muy conocida


Sopetrán ciudad importante por excelencia ha estado expuesta a migraciones las cuales han aportado parte de su cultura, factor que permite variedad en el patrimonio y las costumbres, pero, es lógico, exige adaptación a ellos.

Aunque hemos carecido de centros especializados para las bellas artes y para las letras, en todo momento brillamos en el contexto regional, departamental, nacional y hasta internacional con nuestros genios en muchas disciplinas.


Casi siempre, las cerámicas
eran con figuras humanas


En el momento actual tenemos muchos semilleros en la Casa de la Cultura y es importante seguir abriendo senderos aplicando lo de la canción: «Caminante no hay camino se hace camino al andar».

En privado encontramos poetas, escritores, músicos, pintores, escultores y artesanos que hacen bellezas con sus valores empíricos.

Nos atrevemos a afirmar que el patrimonio cultural sopetranero es un tesoro heterogéneo de mucho valor.


En esta forma trabajaban
sus cámaras funerarias


Para compactar la sal, hacían lo siguiente:

Recogían agua salada de los
nacimientos en cántaros de barro

En estos cántaros la transportaban
hasta sus viviendas

La hervían por espacio de veinticuatro
horas y la sal quedaba
en el asiento de las ollas

Y la empacaban en capachos
para venderla
Valores Arquitectónicos

Diferentes aspectos de tipo económico, físico y social influyeron de una manera particular en el desarrollo de la arquitectura y en los criterios de concepción, ejecución y conservación de los elementos arquitectónicos representativos de nuestra cultura.

Las obras que sobreviven, no se articulan a un único estilo o escuela que pueda definir su arquitectura. Hubo arquitectos de la talla de Juan Buesso de Valdés diseñador del Templo de Nuestra Señora, que a pesar de estar influenciados por estilos europeos, supieron acondicionar las construcciones a las especificaciones climáticas y físicas de nuestro medio y a las tradiciones culturales de nuestra gente.

Casa antigua en la calle Uribe Uribe


.Por lo anterior, aquellos monumentos arquitectónicos que han permanecido en el tiempo, tienen una mezcla de estilos y tendencias que los convierten en muestras de las manifestaciones culturales de los sucesivos períodos históricos.

La arquitectura sopetranera, aunque muy golpeada por la falta de una oficina de Planeación, que se amarre la correa a la cintura; sigue siendo de bastas proporciones. Prueba de lo que afirmo son nuestros templos y grandes casas de arte republicano, que quedan como testigos mudos de una gran civilización que muchos maniáticos no entienden y que ordenan derribar edificios por el placer de verlos caer.

Recordemos que en cada obra hay un cúmulo de enseñanzas prácticas que podrían servir a la empresa de los constructores como manual de orientación.

El Espacio Público

La zona urbana, en forma alargada en dirección oriente-occidente y montada en las estribaciones de la serranía de Guayabal y el principio de los valles de los ríos Cauca y Auras sirve de espacio a la población. Las ondulaciones de las serranías coinciden en sus ángulos salientes con el curso de las quebradas y su llegada al hermoso valle formado por las veredas El Chagualal, El Llano, El Palmar, El Rodeo, Córdoba, La Miranda y la Otrabanda

Contamos con espacios públicos en la cabecera, en los corregimientos y en los dos suburbios Llano y Otrabanda, en los cuales están: Nuestro majestuoso parque y otros espacios como el antiguo parque del poeta Mazo, el atrio de la Capilla del Sagrado Corazón, la Bomba y el parque del Matadero, que bien pudiéramos llamar parque de las Angustias, porque solo iniciaron su construcción y nunca la terminaron, no le hacen mantenimiento a pesar de que es nuestra carta de presentación para los turistas, la bandera está semidestruída y unas atracciones mecánicas que hay para los niños, están en mal estado.


Frontispicio del templo de
Nuestra Señora


No es justo que un espacio público que tenía 270 años, de estar prestando ese importante papel, por decisión no sabemos de quien, lo hayan convertido en una residencia privada.

¿Quién dio la orden?

Casa construida en un espacio
que ocupaba el atrio de la
capilla del Sagrado Corazón


Voy a mostrar cómo era ese espacio público, hace algunos años y ustedes analizarán las diferencias.

No tengo ningún argumento en contra de los dueños de la casa; porque no son los responsables; solo pienso en la persona o personas que concedieron el permiso de construcción.

Lo cierto del caso, es que seguimos así, nos vamos a quedar sin espacio público, que es tal vez, el más sagrado porque de él, nos beneficiamos todos los habitantes del pueblo.

Este oleo de mi autoría,
les puede mostrar el viejo atrio
de la capilla del Sagrado Corazón


En el próximo fascículo, voy a mostrar muchos ejemplos de este tipo de invasiones en el espacio público, que si no las frenamos a tiempo, vamos a ser en el futuro: Una ciudad muerta para la civilización.

Recordemos que cada día, el hombre perfecciona las máquinas y que ellas tendrán que ver con la ciudad del futuro.

Sopetrán, enero 21 del 2012.

*


jueves, 5 de enero de 2012

Arquitectura sopetranera
Fascículo 1
Darío Sevillano Álvarez


Templo Parroquial de Nuestra Señora de La Asunción de Sopetrán, diseñado por don Juan Buesso de Valdés y empezado a construir en el año de 1674.
Introducción
El documento que nos presenta Don Darío Sevillano nos llevara en un viaje a través del tiempo de  la arquitectura sopetranera en relación con el paisaje y con lo urbano. Será la solución para conservar nuestra cultura y nuestra calidad de vida, que mirada dentro de un contexto ecológico, se convertirá en un reto para nuestra generación la preservación de ella, teniendo en cuenta que nuestros políticos y nuestros dirigentes están caracterizados por contar con una cultura industrial y una falta de conocimientos de nuestras raíces, por consiguiente, una carencia de criterios para no destruir este conjunto de obras arquitectónicas que reflejan nuestro pasado y presente de nuestro pueblo.

En su afán por mejorarlo, los sacerdotes han hecho unas revolturas de órdenes arquitectónicos, como este rosetón de arte gótico, que remplazó a la vieja claraboya de arte romano simple o toscano.

Para lograr entender un poco este concepto debemos remontarnos a analizar cómo nuestra cultura cambio desde principios del siglo pasado. La revolución industrial, la Era del Acero, la sistematización, la industrialización, cambiaron nuestra vida para siempre, por lo cual la ciudad no es el inevitable resultado de las actividades constructoras de una sociedad. Una ciudad puede ser construida y luego prosperar solo si representa la meta colectiva de los individuos, de la sociedad y de las instituciones. Una ciudad no es un accidente, pero sí el resultado de visiones y de objetivos coherentes. Es una invención del espíritu humano. Sin esta idea guiadora no habría civilización urbana.

La era industrial trajo consigo la zonificación funcional, popularizada por la carta de Atenas de 1931, fue una técnica para el desarrollo industrial, en contravía de sus pretensiones universales. Es el instrumento para la expansión industrial, tan efectivo como rudimentario. Ella inevitablemente conduce a la ruptura de asentamientos polifuncionales integrados (ciudades, parroquias, pueblos dormitorio, centro comerciales, zona industriales, centros de negocios, etc.), como en nuestro caso vemos unos buenos ejemplos en ciudades como Medellín, Bogotá, Cali, entre otras, y también,  con timidez, pero siendo ya una realidad, en Santa Fe de Antioquia y en San Jerónimo.

La zonificación en vez de estimular la integración orgánica de las funciones urbanas, impone su segregación mecánica. Aunque los controles de ruido y polución permiten la integración o proximidad de la mayoría de los lugares de trabajo, con otros usos, la zonificación perpetua y la separación de funciones siendo innecesarias y anacrónicas ya que es antiurbano y antiecológico.

Estatua colosal de San Roque, incrustada en la torre derecha del templo, antiguo patrono de Córdoba, en donde nació Sopetrán en  1616.

El objeto fundamental de la zonificación es organizar cada parte del territorio de tal forma que el ciudadano pueda realizar sólo una función en un solo lugar a la vez. El segundo objetivo de la zonificación es la movilización diaria de toda la sociedad (adultos, ancianos, jóvenes, niños, bebés, enfermos y saludables, pobres y ricos, empleados y desempleados) para acometer las simples tareas diarias. La zonificación ha hecho extremadamente compleja y derrochadora la vida moderna, en términos de tiempo y de transporte. La consecuencia más notable de la zonificación funcional garantizar el máximo consumo de unidades de tiempo, energía, equipamiento y tierra para la ejecución de las funciones diarias de toda sociedad.

Estatua colosal de San Nicolás de Bari, incrustada en la torre izquierda, otra de las parroquias que integraban el viejo Sopetrán.

La circulación de la gente, los bienes y la información representan la principal actividad de metabolismo industrial del hombre con la naturaleza.

Calles, carreteras, canales, corredores aéreos, tubería y cableado constituyen el sistema arterial de esta sociedad atomizada. El carro, el metro, el avión, las computadoras, el teléfono, la internet y la televisión son sus principales instrumentos, las extensiones necesarias del cuerpo humano y de la mente.

Columna recién remodelada, ellas fueron en un principio toscanas, pero en las remodelaciones han sufridos varias transformaciones, como ponerles hojas de acanto que pertenecen al romano compuesto, una pintura imitación mármol que no pertenece a este templo y un mosaico imitación ladrillo que pertenece al arte moderno.

La zonificación funcional reemplaza el orden orgánico de la sociedad con el desorden mecánico de los suburbios y la ausencia de verdaderos centros y centralidades.

La fragmentación de una sociedad genera instantáneamente la destrucción del campo, de los bosques, de la naturaleza y de los recursos naturales y humanos en simples estadísticas expresadas en índices  y densidades.

La lógica industrial parece estar en conflicto con la lógica social y con la ecológica, la lógica ética con la estética. Transforma a cada ciudadano en un potencial e involuntario agente de desperdicio de energía-

El metabolismo entre los barrios y del el centro están condenados desde el principio a una fatal corrosión. Esta fatalidad debe ser reversada si hemos de evitar promover nuevas formas de barbarismo. La movilidad obligatoria de las masas suburbanas representa una amenaza a la ciudad y al campo. Este síndrome moderno puede ser controlado únicamente a través del desarrollo de un centro urbano dentro de los suburbios. La economía urbana no crecerá por expansión hacia el campo adyacente o hacia un sobredesarrollo de los centros históricos, pero más bien a través de un redesarrollo y crecimiento internos de los suburbios.

Las labores de desarrollo en los centros históricos deberían ser redefinidas según las siguientes metas: definir sus parámetros y completar las aéreas de construcción, tipos de calle y plazas públicas, técnicas de construcción y de arquitectura en armonía con los patrones existentes, ajustar lotes de distintas proporciones y usos a las capacidades estructurales del municipio o barrio existente, introducir todas las funciones urbanas a distancia peatonal una de otra.

Todo el mantenimiento, conservación, restauración y reconstrucción debería usar técnicas de construcción tradicionales.

Vemos entonces cómo la economía modela nuestro ambiente, en efecto, podría ser que la mayoría de edificios construidos en el futuro por una economía de mercado fuera una sucesión de intereses particulares y no comunes de toda una población, por ello el desarrollo industrial que realizan nuestros actuales legisladores, arquitectos y proyectistas están sirviendo al interés privado.

Si los mecanismos del mercado libre y el centralismo estatal han demostrado incapacidad de crear un verdadero dominio público uno tiene que concluir que las autoridades públicas pueden ser las adecuadas para contratar planes maestros con profesionales independientes.

En la fotografía se aprecian algunas de las revolturas de orden arquitectónico como: Las hojas de acanto, tanto en los capiteles, como en los arcos y la moldura ornamental: Torcidos, que acompaña a la faja del arquitrabe

Es muy frecuentemente olvidado en nuestros países que las ciudades y el campo no son transformadas por actividades caóticas, incontroladas, pero más bien por decisiones políticas y legislativas que determinan densidades residenciales, zonificación, uso del suelo, índices de ocupación y alturas, como también la forma, apariencia y finalmente el significado de edificio o construcción. La estructura y apariencia de las ciudades y del campo como cualquier organismo vivo, natural debe de tener límites definidos, debe de tener un tamaño máximo y uno mínimo en términos de área y de volumen, el perfil de una ciudad y el número de habitantes y las actividades que pueda contener y ser desarrolladas.

Exactamente como un individuo que ha alcanzado la madurez, una ciudad «madura» no puede seguir agrandándose sin perder la calidad  de vida. Tal como una familia, una ciudad puede crecer siendo esta policéntrica y polinuclear.

La unidad de construcción básica de la ciudad policéntrica es el barrio autónomo, una verdadera ciudad dentro de la ciudad.

En la administración del padre Gerardo Martínez Madrigal, que luego fue ordenado obispo y ejerció en la diócesis de Garzón, fueron importados dos ángeles de mármol de carrara, para portar los dispensadores del agua bendita, que sirve como sacramental a los fieles.

La arquitectura tradicional no es algo que pueda ser adquirido de una vez y por todas, no se compra en un almacén. Es transmitida de individuo a individuo y su calidad crece con cada generación. Puede desintegrarse de repente después de alcanzar grandes logros. Una ciudad como un organismo vivo, se encuentra a sí mismo en un permanente proceso de reconstrucción.

La arquitectura tradicional se conserva como un lenguaje vivo, como lo veremos en este documento que nos lleva en un viaje a través del tiempo donde por varias generaciones fueron construyendo un pueblo llamado Sopetrán, que relata y nos muestra de manera práctica su arquitectura, sus espacios públicos, sus calles que durante siglos se han construidos en un valor arquitectónico y un legado para nuestros descendientes, en este documento podremos aprender su gramática y usar su vocabulario.

Todos los edificios, grandes o pequeños, públicos o privados, tienen una cara pública, una fachada, ellos por lo tanto, sin excepción, tienen un efecto positivo o negativo, en la calidad de vida, enriqueciendo o empobreciendo en una forma duradera y radical nuestro hábitat. La arquitectura de la ciudad y su espacio público es un tema de interés común en la misma proporción a las leyes y el idioma; ella es la base la civilidad y la civilización. Sin una aceptación común no podría haber constitución ni mantenimiento de una vida civilizada normal. Ella no puede ser impuesta. Y aun «el hogar» sobrevive en todos nosotros como el refugio más profundo. La noción de hogar aun tiene significado fundamental para cada uno de nosotros porque venimos de alguna parte y todos sentimos la necesidad de pertenecer. Si este deseo no es satisfecho se convierte en dolor. Nuestro ideal de ciudad hermosa, de una casa hermosa, no es utópico; como tampoco es la fantasía. Lo esencial en este arte no es tanto la belleza de las ideas sino la belleza de los resultados, de lo que el ojo puede ver desde el detalle a la totalidad, sin preparación o explicación alguna. Ante el panorama de una ciudad bella, frecuentemente somos golpeados por la esplendida coherencia del todo, la forma, la intención, los materiales y los colores. Por otro lado, nada puede ser más aburrido que la fealdad, no existe defensa contra sus fuertes efectos corrosivos. Una bella construcción por sí misma es incapaz de mejorar un miserable asentamiento, pero una fea y única construcción, puede matar el espíritu de una ciudad orgullosa. La belleza de un conjunto, de una ciudad o de un paisaje representa un estado de equilibrio extremadamente vulnerable o frágil. Al crear o transformar ciudades nos creamos a nosotros mismos. Nuestros más queridos recuerdos generan el veneno del remordimiento, de perdida irrecuperable e incluso de odio por los que más apreciamos. Una bella ciudad como Sopetrán, una bella casa sopetranera, son nuestro hogar para todos, un hogar universal. Pero si perdemos este objetivo construiremos nuestro propio exilio aquí en la tierra. Para evitar este exilio debemos de conocer y amar lo que por tanto tiempo nuestros antepasados nos han dejado como legado y que magistralmente don Darío Sevillano ha recogido y recopilado para que este lenguaje vivo de una ciudad bella de la que muy pocos conocen su gramática y su lenguaje, pueda valorar y transmitir de generación en generación antes de que la modernidad destruya  nuestro hogar, y sin que nos demos cuenta estemos cavando nuestra propia destrucción.

Jorge Jhon Vieira Hoyos
En cada una de las ventanas del templo, hay un vitral que representa uno de los sacramentos; este es el del matrimonio.

Comentarios al tratado de Arquitectura sopetranerade don Darío sevillano Álvarez.

He tenido el deleite de admirar con ojos y mente la calidez y la cientificidad del trabajo realizado por don Darío Sevillano sobre la Arquitectura sopetranera, que mediante una formidable redacción, no exenta de su crítica implacable como es su estilo, e ilustrada con una colección de fotografías policromas, diseños, mapas y bocetos, me presentó como un regalo de Navidad el 22 de diciembre de 2009.

Este valioso «aguinaldo» nos presenta las construcciones de Sopetrán, desde los bohíos en donde habitaban los indios, antes de la llegada de los españoles, cuando nuestro pueblo era conocido como Las Guamas, hasta nuestros días. Las construcciones que conformaron la historia arquitectónica de nuestro pueblo, sólo existen en el papel, ya sea en los escritos o en las fotografías de la época, razón por la cual, el trabajo de don Darío constituye en una joya de la memoria cultura! de Sopetrán.

En un ingente esfuerzo del autor, van apareciendo las maravillas arquitectónicas sopetraneras, que a fuerza de verlas todos los días, pasan inadvertidas a los ojos del pueblo, pero que son captadas por la lente escrutadora de don Darío, para hacerlas visibles a los ojos de propios y visitantes. Allí desfilan las construcciones antiguas y modernas con detalles exteriores e interiores, corredores, salas, comedores, zaguanes, puertas, ventanas, postigos, aceras y antejardines,

Capítulo aparte merece el Patrimonio Arquitectónico Religioso, en el cual describe el majestuoso templo parroquia!, La Iglesia de la Asunción y las Capillas antigua y moderna de Córdoba, la de Horizontes, del Sagrado Corazón de Jesús, de San Rafael y de San Nicolás.

Se ocupa luego de las edificaciones modernas, públicas y privadas, y de la remodelación de la plaza, indicando los aciertos y los desaciertos en que incurrieron los gestores de las construcciones y reformas.

Este genuino y formidable trabajo es único en su conformación y en su contenido, y sólo se le ocurrió a la mente inquieta del maestro Darío Sevillano Álvarez.

Cordial felicitación.






Gerardo Zapata García

Talla de madera en el altar del Señor Caído.

Prólogo del autor

A pesar de que nuestro pueblo, goza de una buena arquitectura, basada en muchas etnias importantes de la tierra, nadie se ha atrevido a trabajar este tema, no sabemos si por falta de gusto; falta de tiempo; o pereza para manejar sus contenidos.

En el año de 1989, me decidí a hacer un estudio cuidadoso del tema y encontré, cosas maravillosas, relacionadas con nuestra civilización, porque la arquitectura es una consecuencia lógica de etnias, que han habitado nuestras tierras.

Debemos recordar que la gente sopetranera no es una raza cualquiera, porque tiene raíces en dieciocho civilizaciones importantes de la Tierra, tales como los romanos, los griegos, los asirios, los caldeos, los iberos, los celtas, los celtiberos, los godos, los visigodos, los cartagineses, los nilóticos, los siberianos, los bantúes, los pigmeos, los bosquimanos, los polinesios y los melanesios.

Fue tanta la alegría que sentí, que sin ahorrar esfuerzos, ni viajes, ni tropiezos, me decidí a buscar el material adecuado y la preparación necesaria, para manejar el tema, porque es una materia, que tiene muchos contenidos, que un principiante no conoce.

Cuando tuve todo lo que creía iba a ser un buen trabajo, me dirigí al doctor Gabriel Jaime Arango, que para la época, era el jefe de Extensión Cultural del Departamento de Antioquia y le conté mi propósito, a lo cual él replicó: Voy a conseguir dos personas que sepan de arquitectura para que te orienten.

Los resultados fueron desastrosos, porque las dos arquitectas, se llevaron mis memorias y mis fotografías y luego editaron un borrador de libro, que nunca se imprimió y adoptaron la obra como concebida por ellas; la única participación mía, era haberlas acompañado a buscar los materiales.

El borrador permaneció guardado en un armario de mi casa, hasta el día 10 de Septiembre del 2009, cuando me resolví a escribir lo que tengo en mente acerca de la arquitectura Sopetranera.

Pero vaya sorpresa, encontré que el material estaba desactualizado y viejo y me di a la tarea, de buscar las cosas nuevas  que pudieran relacionarse con mi cometido.

Gracias a este tropiezo, que el destino me jugaba, tenía resuelto el mayor problema: Había guardado las fotografías del Sopetrán de ayer y estaba reclutando las del Sopetrán de hoy; que es la mejor forma, para demostrar el mal trato que nuestra arquitectura ha recibido.

La obra es un relato agradable, sencillo y con las explicaciones correspondientes, del recorrido que realicé, por nuestras calles, carreras, corregimientos y edificios, en el cual, recogí todos los elementos necesarios, de esta disciplina y estoy seguro de que todos ustedes, van a disfrutar las bellezas arquitectónicas, los gráficos y de los perfiles que incluyo y van a aprender a cuidar lo que tenemos, para que nuestros hijos y la posteridad, tengan la oportunidad de conocer el legado de la multietnia sopetranera.

Sopetrán, Septiembre 30 del 2009.

Darío Sevillano Álvarez.



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Arquitectura sopetranera
Darío Sevillano Álvarez

Introduccióm

El Sopetrán de Colombia, rinconcito del departamento de Antioquia, en donde la naturaleza se regaló, con todas sus bondades, es uno de esos lugares amañadores de la Tierra, en donde se encuentra desde una fruta tropical hasta una mujer hermosa.

 Otra talla del mismo altar.

Una de las grandes características de nuestro pueblo, es el hecho histórico, muy importante: Los descubridores y los conquistadores de las tierras de América, buscaban sus campos para vivir cómodamente en ellos, por muchas razones, tales como tierras de clima cálido seco; suelos muy hábiles para la agricultura, por el hecho de ser bañados por los limos de las grandes quebradas y ríos; la abundancia de bosque secos tropicales que propiciaban una cacería abundante; la fruticultura silvestre, fácil de manejar; los grandes caudales que atravesaban su topografía, llenos de especies acuáticas, que mantenían estable la pesca y las minas de sal de Córdoba, que eran las protagonistas número uno, dada la razón de que la sal servía para los ganados que acababan de importar y era el elemento indispensable para dar gusto a los alimentos y mantenerlos en buen estado.

Estas circunstancias, fueron propiciando migraciones continuas de muchas partes del viejo mundo y como cada familia venía de civilizaciones distintas, esos matices culturales, fueron los generadores de nuestra arquitectura, honra y orgullo, del terruño, que en la actualidad luce espléndido y mudo ante las nuevas generaciones.

Vamos a hacer un recorrido por muchos lugares de nuestro pueblo, para que disfruten de esos rasgos arquitectónicos, casi exclusivos de nuestra etnia, que proclaman la grandeza de quienes nos antecedieron.

Nuestras tapias de tierra pisada;
nuestros grandes caserones de arte republicano;
los recintos privados que protegen;
y los hermosos jardines que los acompañan
no han permitido que caigamos en el olvido
y día a día, rejuvenecen la vida de esos mudos testigos
de un pasado mejor.
 Antigua casa situada en el cruce de la calle Luciano Carvalho con carrera  Córdoba

Un poco de historia

Sopetrán, un municipio privilegiado de Antioquia, por sus características geográficas, culturales, religiosas y por sus recursos naturales ha sido cuna de ilustres culturas desde los tiempos prehistóricos.  Si recordamos las épocas precolombinas, estuvo habitado por los indios guacas o guamas, que vivían de la agricultura, la caza, la pesca y la compactación de la sal. Si ponemos los ojos en la Conquista y en la Colonia observamos con mucho agrado que fue poblado por grandes grupos de familias europeas, cada una de las cuales traía su propia cultura. Si miramos el presente, somos un pueblo pujante que cuenta con una economía cimentada en la agricultura y la producción de pulpa de frutas; la ganadería, que ocupa grandes extensiones de nuestro terruño; la industria textil, que emplea muchas personas cabezas de familia; el turismo, que se perfila como el elemento dinamizador de la época; el poder mágico de la construcción y las pequeñas industrias.
Aspecto del parque La Ceiba, cuyo nombre oficial es plaza de Bolívar.

Sopetrán, 3 de enero del 2012.

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