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lunes, 7 de noviembre de 2011

Paseo a Guatocable
Darío Sevillano Álvarez


El domingo 9 de octubre, nos dirigimos al Guatocable, un paseo espectacular, acompañado de paisaje ecológico y todo tipo de aventuras del campo, para mostrarles a los visitantes de las páginas Gobierno en Línea y Los Gavirias de Sopetrán, las bondades turísticas de nuestro pueblo.

Nos acompañaron dos ilustres visitantes doctor Daniel Arango Soto y su dignísima esposa, doña Méller Ospina Barrientos, personajes muy especiales por su amor al campo y a este tipo de paseos.

El protagonista de esta historia de vida, es don Héctor Miranda Orrego, líder comunitario, que maneja los destinos de la vereda Guatocó, que según nos contó, deriva su nombre del cacique que gobernaba los aborígenes cimarrones, que vivían en este lugar.

El coprotagonista, de nuestras fantasías, fue este niño, sobrino de Héctor, que nos acompaño en todos los momentos y nos atendió con alma vida y corazón; en sus habilidades demostró la capacidad para treparse a cualquier árbol y brindarnos sus sabrosos frutos.
 

Aquí lo vemos en la parte alta de un árbol de sapote.

Llegamos al lugar en el coche de la familia Arango Ospina, en medio de una graciosa mañana de verano y el sol nos regalaba todo su esplendor.

Nos situamos en la sala de espera, mientras la cabina móvil llagaba.
 

El lugar es muy agradable y su presentación es una A.

De repente, al detectar nuestra presencia, Héctor despacha la cabina móvil.

Mientras la máquina se desliza suavemente por los casi cuatrocientos metros de recorrido, compramos los tiquetes.

Mientras esperamos, tomamos esta fotografía de la fonda caminera, en donde se hacen las fiestas comunitarias, al compás de las noches de ensueño, iluminadas por la luna.

En el lado de Guatocó, se divisa el salto del Hato, lugar al que están planeando, una vía de acceso para que sirva de atractivo turístico.

Las laderas de la serranía de Montegrande, lucen con toda la belleza, que la luz solar les regala.

La cabina móvil se acerca a nosotros.

A cada instante, va mostrando sus proporciones.

Le faltan diez metros.

Para llegar a ella, podemos tomar las escaleras o el declive lateral.
 

Esta es la divisa que anuncia el Guatocable y sus protectores.

Recordemos que la Gobernación de Antioquia y muchos políticos importantes han sido sus grandes padrinos.

Aplausos para los que concibieron y pusieron en acción esta magna obra, que sin lugar a dudas le da lustre a nuestra Patria chica.

 
Estas son las fotografías que logramos en el desplazamiento
de la cabina por el cable.
 

La cabina se acerca a su destino final, el viaje es muy placentero, la naturaleza es admirable.

La cabina se detiene y llegamos a nuestro destino.

En la estación de este lado, también lucen las divisas de la empresa y sus patrocinadores.

Un amigo de la vereda de Santa Rita nos recibe.

Esta señora es la encargada del aseo, en el día de hoy, porque, según nos explicaron, cada familia de las dos veredas, tiene un turno riguroso, para hacer el mantenimiento de las dos estaciones.

El hijo de esa familia hace el aseo de la cabina.

Entramos a la sala de máquinas, esta es la planta diesel que está conectada automáticamente con la máquina de trasporte, para evitar que la cabina se quede suspendida en un eventual apagón del fluido eléctrico.

Esta es la máquina que carretea la cabina por el cable.

Este es el sensor electrónico que vigila la marcha
de la cabina al través del cable.

Este es el tablero de mando, adaptado con una pantalla digital, que muestra el desplazamiento de la cabina y detecta cualquier anomalía que se pueda presentar; las palancas de los distintos frenos y los controles de manejo de cualquier emergencia.

La pantalla digital es de tecnología de punta de última generación.

Recordemos que las máquinas están sincronizadas, es decir, trabajan automáticamente para complementarse.

Estos son los tableros de control de todas las máquinas.

El coprotagonista de nuestra historia nos acompañó en todas las correrías.


Este es el salón en el que reciben a los visitantes, aquí les hacen los almuerzos montañeros y los atienden con cariño.

Nuestros amigos, están felices.


Una de sus gentilezas fue la de hacerme posar con ellos para unas fotografías.
 

Así es el lugar de recepción.
 

Este pequeño obelisco muestra la ruta turística del Guatocable.
 

 
En el patio del salón de recepción, encontraron este viejo camino subterráneo que con seguridad conduce a un hipogeo de los aborígenes, para protegerse de las invasiones de los españoles.
 

Por este sendero tomamos el viaje hacia la vereda.

Las casas están dispersas.

La curvatura del Cauca en el paso Real, se divisa preciosa.

Empezamos a recorrer las casas de los habitantes de Guatocó.

En cada árbol el niño nos regalaba frutas.

Esta es la casa de un viejo líder comunitario.

Los animales son muy mansos.
 

Los besos silvestres adornan los espacios.

Este es el niño menor de la familia.

Don Héctor, su esposa y su madre posan para nuestras cámaras.
 

Nuestros visitantes disfrutan un delicioso jugo de guayaba.

La flor de esta catleya nos entusiasmó mucho.

A este caladio o corazón no le hacen falta las flores vistosas con sus hojas, matizadas de hermosos colores, se muestra orgulloso.

En los antiguos jardines las caucanas eran las flores más famosas.

Los besos silvestres, que en nuestro pueblo se consiguen de todos los colores, eran las plantas más vistosas.
 

Este es caracucho, también los hay de todos los colores; recordemos que el blanco, es un buen tonificante de los riñones.

Los coleos o pompadur se matizan de muchas formas y colores.
 

Esta era lo que necesitábamos para hacer un caldo montañero.


Esta es una especie poco conocida, en Sopetrán le decimos lluvia de oro., es una enredadera, que adorna las cercas campesinas

Ya estamos de regreso, en la sala de máquinas, esperamos la señal del Jefe de la estación para abordar la nave.

En la estación del lado de Campoalegre, nos encontramos con estas placas.
 


Sopetrán, 10 de octubre  del 2011.

*
Felices con Guatocable
John Harold Sánchez

Tomado de El Mundo
5 de julio de 2006

Hector Miranda
Vereda Santa Rita, de Sopetrán Desde la caseta construida en la vereda Santa Rita se divisan como suspendidos en el aire la cabina y el poderoso cable, por el que los campesinos de Guatocó y sus alrededores sacarán sus productos agrícolas y los niños podrán ir a la escuela sin dejarse vencer de la pereza que les produce el largo viaje a través de un camino quebrado y peligroso. Héctor Miranda, un campesino sopetraneño de 46 años de edad, recuerda que en muchas ocasiones sus mandarinas, mangos, maracuyás, guanábanas y zapotes se perdían en las crecientes de la quebrada Mirandita, que hacían imposible el paso de las mulas cargadas con estos y otros productos. “Además en nuestra vereda no tenemos escuela. Por eso los niños tienen que bajar a Sopetrán a hacer la Secundaria y los menores de 9 años dirigirse hasta la vereda La Aguada para estudiar la primaria, a 70 minutos de distancia”. 

Por eso, desde 1998 comenzaron a gestar la adecuación de una garrucha, proyecto que contó con aportes de la Universidad de Antioquia, que aprobó la iniciativa comunitaria, y de otras entidades como la entonces Secretaría de Obras Públicas del Departamento, la Fundación de la Cámara de Comercio de Medellín para la investigación y la cultura, la Federación de Cafeteros y el Sena. 
“En noches de luna maravillosas nos tocaba a toda la comunidad cargar 17 toneladas de varilla hacia Guatocó, solamente para el cilindraje de amarre. Los materiales de playa los subimos a lomo de mula y a hombro de cristiano. Tensionamos el cable a punta de fuerza de mano porque no había motor. Nos mandaron un oficial y nosotros la comunidad abrimos los huecos y las canastillas de amarre. Todos estábamos felices porque íbamos a tener este medio de transporte, aún sin ver el cable”, recuerda Héctor Miranda. 

Pero el proyecto se paró por falta de recursos. Después vinieron los convites en la administración de la alcaldesa Luz Stella Holguín Carmona y con los recursos obtenidos más un aporte de la Gobernación por $99 millones consiguieron las poleas, el cable cabrestante y la cabina. Ya en la Administración del gobernador Aníbal Gaviria Correa y en el marco de su propuesta de terminar las obras inconclusas, se retomaron los trabajos que ahora dan sus frutos. Aún así, la secretaria de Infraestructura Física del Departamento, Margarita Angel Bernal, dijo que en los próximos días se instalará un motor eléctrico para dejar el actual motor a gasolina como alternativa para emergencias. 
El proyecto en su conjunto alcanzó un costo de $988 millones y a parte de los beneficios económicos y sociales, permitirá disminuir de más de una hora de viaje a pie entre las dos veredas, a sólo 6 minutos. Finalmente, Héctor Miranda recordó que los propietarios de las mulas les traían una carga desde Guatocó hasta Santa Rita por 7 mil pesos, pero ahora por “Guatocable” cada caja les cuesta 200 pesos y como cargan 7 u 8, la carga les sale en unos mil 600 pesos.

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