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miércoles, 25 de abril de 2012

Fabio Nelson Parra Villa. Primer pianista concertista sopetranero en nuestros 396 años de historia.


Concierto de piano
Darío Sevillano Álvarez



Pianista:
Fabio Nelson Parra Villa

El sábado 14 de abril el pianista Fabio Nelson Parra Villa, acompañado de uno de sus mejores profesores del conservatorio, nos deleitaron con un recital de música clásica y colombiana, que partió en dos la historia cultural de nuestra pueblo.

Las tarjetas de invitación fueron estas, es bueno decir que las donó don Juan Ospina Ruiz, el gerente de la emisora Sopetrán Estéreo.

 También es importante decir que la mejor propaganda
del concierto la difundió esa prestigiosa emisora.

Don Juan Ospina Ruiz fue un buen mecenas
de este concierto.

Este es el Señor Aldemar Carmona, técnico en
todo lo relacionado con pianos;
por esa razón fue uno de los miembros técnicos
de la junta del concierto.

 Estas son algunas de sus herramientas.

Fabio chequea las escalas para ver
cómo están de afinadas.

 Por esa razón, aparece en escena el amigo
Carlos Cañas,
afinador profesional de todo tipo de instrumentos.

 El amigo Cañas afina una a una
las cuerdas del piano.

Está afinando la última octava.

Termina haciendo unos ajustes técnicos.

Aldemar, busca una herramienta
especial para dejar listas todas las teclas.

 El teclado esta por fuera, para ver cuál
es la necesidad sentida de cada tecla.

Empieza la ubicación de las piezas de madera.

El arpa del piano lucirá así para el concierto.

Verifican cómo está la afinación
y le dan el visto bueno.
 

Doña Margarita Rosa Luján,
la esposa de don Juan Ospina,
y un grupo de amigas, disponen
las cosas
para que el auditorio se vea bien.

Esta es la mesa en donde se verificarán
las tarjetas de invitación.

La profesora Ismenia prepara los arreglos florales. 
  
 Los arreglos lucen así.

 
 El auditorio muestra una cara bonita.



 Todo está listo para empezar.

Así se aprecia de la puerta principal.

El piano es la figura central del evento.

Llegan los primeros invitados.

Esta es la fotografía reina del día,
posan para ella El maestro
Juan Domingo Córdoba
y
Fabio uno de sus mejores alumnos.

El maestro Córdoba le da el
visto bueno a la afinación del piano

 El auditorio se está llenando de invitados.

Algunos periodistas instalan sus cámaras
en lugares fijos, porque durante el concierto
no se permitirá la tomada de fotografías.

La presentadora del acto,
señorita doña Diana Carolina Rivera,
anuncia la apertura del concierto
con una muy buena ambientación.

Fabio agradece a sus paisanos,
amigos y familiares, la asistencia al acto.

Nuestra presentadora luce primorosa.

Con una buena sonrisa anuncia
las palabras que voy a pronunciar
para empezar la faena cultural.

Nuestro joven pianista
está a esperando su turno.

Estas son las palabras con las
que presento el acto, en nombre
de mi alumno y viejo amigo.

«Te tero Civitas, manu nuda la tete».
‘Te saludo, ¡Oh! Mi ciudad, con las manos en alto’.

Palabras tomadas de la historia universal de Flavio Josefo, cuando Cesar Augusto llegó de Galia, con una cosecha de triunfos políticos a bordo.

Esta sería la expresión con que Fabio debiera saludar a su pueblo, hoy que tenemos un día de gala, por la presentación en sociedad del único sopetranero; que en los 396 años de historia y los mil años más, de la prehistoria, en que una familia de americanos vivió en estas vegas, con toda la tecnología de punta de esa época, con las comodidades que el momento de la tierra les ofrecía y con aquellas circunstancias propias de ser una gran civilización, que nada tenía que envidiar a sus congéneres; ha recibido formación académica en el conservatorio de la Universidad de Antioquia y próximamente se estará graduando como profesional en las disciplinas de la música, herencia que recibimos de nuestros antepasados y que con orgullo, llevamos en nuestro destacado genoma.

En este tiempo equinoccial de primavera, cuando la noche se hace más corta y el día solar se prolonga, mientras las brisas tempraneras de la gran artería fluvial que baña este precioso valle, mecen suavemente las palmeras de nuestros campos, nos hemos reunido en familia, para celebrar el triunfo de uno de nuestros hijos, que próximamente recibirá sus grados de pianista.

Cuando apenas era un niño, sus padres me lo encomendaron, para que le diera unas orientaciones, sobre el manejo de los teclados y créanme, lo hice con toda la diligencia, con todo el cariño y con la poca sabiduría que poseo, respecto a estos temas.

Pero llegó un momento, si mal no recuerdo, cuando estábamos en la vigésima primera clase, que se me agotaron los conocimientos y con mucha decisión le dije: Fabio, quiero hablar con sus padres, porque yo no encuentro qué enseñarle y a poco más usted me va a estar enseñando a mí.

No saben cuál fue la sorpresa de ellos cuando les dije:

—Este joven necesita ir al conservatorio, porque sus cualidades intelectuales, así lo exigen.

Me hablaron de costos, de dificultades económicas, en fin, conversamos sobre muchas cosas, pero al final, lo importante, fue la llevada del joven al conservatorio.

¿Pero quién es Fabio Nelson Parra Villa?

Si lo tomamos por su nombre latino de Fabio, que traduce ‘el cultivador de habas’, encontramos en él grandes cualidades como tener un pensamiento firme; se expresa como pensador muy hábil; tiene muy buena capacidad analítica; puede manejar empresas que requieren de tacto y diplomacia; tiene amplia comprensión de su entorno y mucha capacidad para adaptarse al medio; podría destacarse en las siguientes disciplinas: Estadístico, diplomático, músico o bibliotecario.

Pero si miramos su nombre inglés, Nelson, es un destacado pensador, un distinguido profesional que hace progresar la empresa en donde esté, se decide por las cosas prácticas y se puede desempeñar muy bien en las cosas relacionadas con ciencias biológicas, aeronáutica, ingenierías, sistemas y electricidad.

Si lo miramos en su vida práctica, encontramos en él un cúmulo de saber, que difícilmente acumulan los jóvenes de su época, porque ha demostrado con mucha exactitud grandes conocimientos en informática y sistemas, que me atrevería a llamar las ciencias más importantes de nuestra época.

Si adentramos en su vida familiar, es un joven tranquilo, humilde y sereno, nacido en el hogar de dos humildes campesinos, bien formados enla  sociedad, la cultura y la religión, que se han desempeñado en las lides del magisterio en nuestra tierra.

Pero si escudriñamos los grandes sabios que lo han formado en la universidad, como el profesional Fabio Soto Correa, el maestro Arnoldo García y el maestro, pianista y compositor colombiano, Juan Domingo Córdoba, de inmediato tenemos una buena concepción de la formación académica que nuestro protagonista está recibiendo y que seguramente se traducirá en una vida próspera en las artes sonoras de este joven sopetranero.

Hoy, estamos celebrando una página dorada de la historia cultural de nuestro pueblo, que seguramente partirá nuestra civilización en un antes y un después, porque acontecimientos de esta magnitud, solo los veremos dentro de cuarenta o cincuenta años, si la suerte nos acompaña; recordemos que el último concierto de piano que habíamos escuchado en el auditorio de la casa de la cultura, con una pianista profesional a bordo, la cotizada: Teresita Gómez, sentada en un piano de cola de proporciones colosales, se dejó sentir hace unos treinta años.

También es bueno decir que nuestro pueblo ha sido, es y será, el lugar especializado en los grades nacimientos de genios con fama mundial, como nuestro ingeniero: José María Villa.

En la larga lista de personalidades que tenemos, están destacados levitas, como el Cardenal Darío Castrillón; distinguidos intelectuales, como don Luciano Carvalho; inspirados poetas, como don Carlos Mazo Argüelles; renombrados artistas como, don Alfonso Goez González; eminentísimos médicos como, el doctor Vespasiano Peláez Tirado y una larga lista de nunca acabar, que pueden leer en la Monografía que acabamos de publicar en la página municipal: Gobierno en línea y en el blogger los Gavirias de Sopetrán.

Si quisiéramos hablar por boca del genio de las letras sopetraneras, el poeta Carlos Mazo Argüelles, podríamos invocar un aparte de su poema: Canto a Gutiérrez González, el costumbrista antioqueño que nunca pasará de moda.

«¿Qué esperaba?... De repente,
De la abrupta serranía, tras las últimas escalas,
Entre velos temblorosos recamados de esplendente pedrería,
Destacose blanca y pura, la divina artesanía
Agitando levemente los plumones de sus alas!...
Y a los campos que dormían, sosegados bajo el manto de la noche muda y quieta,
Despertó con este anuncio que ondulaba como un canto:
¡Alegraos¡…!Alegraos¡… ¡Que ha nacido vuestro artista!
¡Ha nacido vuestro artista!... Murmuraban las cañadas
Con la cálida frescura de sus bocas perfumadas.
¡Ha nacido vuestro artista!...Por los cóncavos peñones
Grito el viento en las gargantas de los fríos boquerones.
¡Ha nacido vuestro artista!...Preludiaban las orquestas
De las aguas palpitantes…Y en las líricas florestas,
En los montes, en los valles y en el hosco rocadal,
Inundaron el espacio, con un júbilo sonoro:
Los inquietos arroyuelos, en sus cítaras de oro;
El torrente en los bordones, de su límpido raudal;
Las cascadas en los tubos de sus órganos gigantes;
Y los ríos armoniosos, en sus liras de diamantes;
Y las fuentes susurrantes, en sus arpas de cristal…
¡Fue un delirio de armonías y de canto!...la alborada;
Asomó tras de los montes, su sonrisa encantadora;
Y la diosa que venía, con la veste salpicada,
Por los ópalos diluidos a los besos de la aurora,
¡Alegraos… Alegraos!... Dulcemente repetía
Y agitando los plumones de sus níveas alas bellas,
Fue perdiéndose en los aires, entre el canto que subía
Y al claror que descendía de las últimas estrellas».

Quisiera tener la fluidez de los poetas, para escribir una epopeya sublime con tu vida; la inspiración de los grandes músicos, para hacer una sinfonía, como las que escribían los grades músicos del siglo XIX, con los golpes que propinas al teclado de tu piano; la fogosidad de los eminentes pintores, para hacer un fresco que nos recordara tu plácido transito por esta tierra; la versatilidad de los escultores, para hacer un bronce muy templado, en donde pudiéramos mostrar, lo que Santa Rosa de Osos, esculpió de Porfirio: «Era una llama al viento y el viento la apagó»;  y las ideas de los grandes filósofos, para escribir todas aquellas cosas que has realizado, para exaltar tu obra; pero ante la circunstancia de mi menguado hablar, opto paradójicamente por el lenguaje del silencio, quizás más elocuente que las palabras, apelando al viejo refrán de los Ffranceses: «Si la parole est d’argent; le silence est d’or», que traduce: ‘Si la palabra es plata; el silencio es oro’.

Antes de terminar, quisiera recordar algunas normas de protocolo, que se emplean en este tipo de programas y que tal vez las tenemos en el rincón del olvido, porque acontecimientos  de esta calidad, son muy escasos en nuestro medio:

No se debe aplaudir cada trozo musical y solo se da el aplauso, cuando el pianista se para y saluda al público.

Casi siempre se aplaude de pies, para darle énfasis al acto.

No se deben tomar fotografías, porque los destellos del flash y el caminar a su rededor, lo pueden distraer en su difícil trabajo.

No se pueden hacer grabaciones electromagnéticas, para evitar la molestia que se le causa al pianista.

Si alguna persona tiene un acceso de tos, por favor se debe retirar, para que la tos no distraiga al músico.

Los teléfonos celulares deben permanecer apagados, para que la música del tono del aparato, no distraiga al pianista.

«Caminante, no hay camino, se hace camino al andar». Frase tomada de una preciosa canción que puede ser el principio de tu carrera, queridísimo Fabio, porque dar el primer paso, es lo más difícil, pero el camino se va haciendo más liviano, a medida que todos te vayan conociendo.

Y ahora, apreciado amigo, desata la fluidez de tus dedos contra el teclado de tu piano, para que podamos deleitarnos, con el carisma de tus conocimientos.

Sopetrán, 14 de abril del 2012.

Darío Sevillano Álvarez.

Aquí estoy dando unas orientaciones
protocolarias para el concierto,
toda vez que estos actos
no han ocurrido en los últimos treinta años.

El piano es el gran Señor de la fiesta

Claro de luna es uno de los trozos
musicales que se van a interpretar.

Su majestad el piano está listo para el recital. 

Nuestro joven pianista está en acción.

Observen la pulcritud
con que maneja el instrumento.

 
 Definitivamente, nació para ser pianista.

Saluda al público despué de su
primera intervención.

Recibe el aplauso de su
majestad el público.

Saluda después de Claro de luna.

Mientras los jóvenes que asisten al
concierto, derraman lágrimas de
alegría, Fabio recibe la
manifestación
de aprecio de los asistentes.

El público está feliz.

Y nuestro joven genio, está mejor.

Fabio da los agradecimientos a
todos los que lo aclamaron.

 Observen al público después
de la intervención de Fabio.

Fabio dice las palabras finales.

Fabio presenta a su gran tutor.

El maestro Córdoba se acerca al piano.

El maestro Córdoba se posiciona
en el banco.

Hace gala de sus conocimientos.

 Saludan al público, pero observen
el gran saludo es el de Fabio,
porque su tutor así lo quiere reconocer.


Córdoba felicita a su alumno.

Estamos en la etapa final.
 

 La Madre de Fabio presenta sus
agradecimientos a los asistentes.

Su hermana y un sobrino
toman el micrófono.

Su hermana lo felicita.

Se abrazan.

Un amigo habla
por los jóvenes presentes.

Don Héctor Arango, uno
de sus grandes amigos, lo felicita.

Gabriel Escobar Gaviria,
el dueño y editor del Blogger,
posa con Fabio, para la cámara.

Los jóvenes están satisfechos.

El organista parroquial, uno de los
grandes amigos de Fabio, lo felicita.

Esta preciosa jovencita, cuyo nombre es Yésica,
le pregunta a Gabriel:
–¿Para qué están tomando esas fotografías?
Y él le responde:
—Para que las vean en toda la Tierra.

Por una gentileza de Gabriel,
estoy posando para su cámara
con mi viejo alumno de música.

El maestro Córdoba, un hombre
de una humildad especial,
estuvo en este pequeña sala
todo el tiempo.
Me desplace hasta allí para darle
unas sinceras felicitaciones.

Los dos genios de la música
conversan animadamente.

Al final la familia de Fabio
ofreció una copa de Champaña.

Así lucía el auditorio.
 

 Todos conversan animadamente.

Con esta fotografía, le decimos adiós
a nuestra gran fiesta.


Sopetrán, 16 abril del 2012.

*

Nota del editor, a solicitud del autor Darío Sevillano Álvarez: Las fotografías que aparecen en la presente entrada del blog fueron tomadas unas por Darío y otras por mí. Son tan buenas las dos cámaras y tan acertados los dos fotógrafos que los lectores no distinguirán cuáles son de uno, y cuáles de otro. Un agradecimiento sincero por el interés que le dan a este trabajo en general a este blog.
Dios les pague.

Gabriel Escobar Gaviria

*

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