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miércoles, 10 de marzo de 2010

Segundo mensaje de fin de semana

Ya esto va cuadrando más cada día. Llegaste a Sopetrán en 1950 y tenías cinco años. Yo salí de Sopetrán en 1950 y tenía cuatro años. Bueno, tampoco salé, me sacaron, a los cuatro años a uno no le consultan esas cosas que son transcendentales para la vida. Tú llegabas y yo salía; a lo mejor nos encontramos en Leticia o en Palmitas. No coincidimos viviendo en Sopetrán, pero durante la década del 50 íbamos dos veces por año, con motivo de las vacaciones escolares, Nos hospedábamos en la casa de las tías de mi madre, los primeros años en la penúltima casa antes del tanque del agua, enseguida de la casa de Gustavo Gaviria y al frente de Primitivo Cañola. En los últimos años, las tías de mi madre se pasaron a vivir al frente de la puerta de la Normal. Yo había nacido el 20 de abril de 1946 en la casa contigua a la de María Correa –a la que llamábamos Mariaco– en la calle del Caño, era una casa propiedad de Gustavo Gaviria a quien mi papá le pagaba arrendamiento. Y cuando digo nací en la casa fue porque nací en la casa. Mi mamá no se fue para el Hospital, desconozco la causa. Era el Sábado Santo de aquel año y mientras pasaba la Procesión de la Soledad por la Calle del Caño, mi mamá estaba en trabajo de parto... y vean qué trabajo. Uno de los hermanos de Maricao se casó con Lucía Escobar quien es vecina nuestra en el barrio Fátima de Medellín. En mi parroquia de Nuestra Señora de las Lomas en Envigado coincido en el grupo de lectores Con Beatriz Correa Escobar, sobrina de Mariaco. Mi hermana María Elena es dos años mayor que tú y estuvo interna en la Normal en 1958, creo. Ella me está consiguiendo el teléfono de Pilar Jaramillo.
¿Sabes Gabrielito? siempre que recibo tus mensajes, me haces reír con tus anécdotas, cuando hice mi doctorado en España sobre Hipnología Médica me enseñaron que para quitarles el dolor a los pacientes antes de la operación, deberíamos hacerlos reír. Cada vez que me duele el alma , me acuerdo de tus anécdotas y me sirven de terapia, ja, ja, ja, es muy bueno para evitar las arrugas y relaja, qué dicha.
Hablando de otra cosa, la señora Correa que conocimos, se llamaba María y vivía en la calle del Caño cerca del doctor Higuita (partero de los dos embarazos de mi madre). También me acuerdo de los Aristizábales, de las Agudelos, de los Sevillanos, y de la cacharrería Ramos donde se encontraban los mejores obsequios para dar en los cumpleaños. Yo llegué a Sopetrán de cinco años y me vine de 14 añitos; pero viví tan feliz en Sopetrán, que jamás podría olvidarlo. Hay dos seres en la vida que desearía encontrar: al monaguillo que despertó en mí el amor, y al médico que me dio la nalgada cuando nací, para devolvérsela. Ja, ja, ja. Dios te bendiga. (Mi foto puedes verla en Facebook en mi perfil).Tengo 50 años de casada( me casé de 15 años y no he podido olvidar a mi monaguillo). Ja, ja, ja.

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