Sopetrán
395 años

Desfile de celebración 2 (3)

Darío Sevillano Álvarez

Este es el segundo informe sobre el desfile con que celebramos nuestros 395 años.

Éste es el estrado en donde haremos el acto protocolario y la Eucaristía, también el honorable Concejo condecorará a un hijo ilustre de Sopetrán, el Doctor Baltasar Medina, que siempre se ha distinguido por querer a su pueblo y nos ha hecho grandes regalos en lo deportivo.

Éstas son algunas de las ofrendas para la celebración de la Eucaristía.

Después de haber recorrido las calles principales por espacio de dos horas, el desfile entra en la recta final, por la calle Real o Uribe Uribe.

Observen la seriedad con que se desplazan.

Nuestra torta de cumpleaños está muy provocativa.

Las autoridades se aproximan al estrado.

Continúan llegando.

 

La Chirimía de la Casa de la Cultura hace un pequeño descanso.

El esplendor del desfile, en la amplitud de la plaza, luce majestuoso.

 

No hay palabras para describirlo, todo es alegría.

Estos oriflamas de globos se ven muy bonitos.

 

Los participantes de la Mesa Ambiental, entran en acción.

Éste es el parque de banderas de la Normal Santa Teresita.

Cada delegación tiene su espacio en el lugar de la celebración.

La reina y los señores concejales ocupan el estrado.

 

Nuestra presentadora, la señora Liliana Araque Carrillo, se dispone a iniciar su labor.

A pesar de su incapacidad médica, nuestro alcalde se prepara para pronunciar unas palabras con motivo del cumpleaños.

Nos acompañan unas tres mil personas.

Las multitudes colman los espacios.

 

Éste es el equipo de sonido que vamos a estrenar.

La comparsa del colegio José María Villa, se roba la atención del público.

 

 

 

Los músicos están posesionados de su papel.

Cada comparsa toma su lugar.

Después de los acordes de los himnos, nuestro alcalde pronuncia sus magistrales palabras.

Palabras para celebrar los 395 años de la fundación de Sopetrán

Después de haber pasado los ajetreos de la Navidad y el nuevo año, nos disponemos a continuar con nuestro trabajo cuotidiano, en favor del pueblo de nuestros anhelos y en el momento, queremos celebrar el tricentésimo nonagésimo quinto aniversario de la fundación, que hiciera Don Francisco Herrera Campuzano, en el hermoso paraje de Córdoba, en donde vivían: Los guamas, una civilización que había ocupado esos espacios, unos mil años, antes de la llegada de Cristóbal Colón al continente americano.

Recordemos de paso que cuando los españoles llegaron a esas tierras, su principal tarea, era quedarse con ellas, porque eran ricas en todo tipo de vegetales, carne en abundancia, pesca a la altura de las circunstancias, un tesoro escondido en la tierra: La sal y una extensión territorial de magnas proporciones, con pastos naturales y fruticultura silvestre, fácil de trabajar.

También es bueno anunciar, que esa civilización, que logró grandes triunfos a nivel de ciencia y tecnología de esa época, fue arrasada, por las órdenes del famoso virrey Solís Folk de Cardona, cuando hizo pasar a nuestros aborígenes al comando de Buriticá, que tenia la mala costumbre de comer carne humana, circunstancia que acabó por completo con nuestros antepasados.

Pero hay un acontecimiento, que casi nadie habla de él: La afortunada circunstancia, de que nuestros conquistadores, cuando vieron que sus hijos, se estaban enamorando de los hijos de nuestros ancestros y de los negros que habían traído del África, creyeron que se les iba a dañar su raza, cuando por el contrario, según las leyes de Mendelson, la estábamos fortaleciendo, se quisieron venir a vivir, en el lugar en donde hoy, hacemos esta celebración.

El lugar en donde vivimos, era un extenso bosque seco tropical regado por varias quebradas de aguas abundantes y tachonado por grandes árboles termorreguladores de cedros piñones y ceibas, que adornaban los espacios y nos regalaban sus sombras protectoras.

Los grades edificios, de los cuales quedan algunos, fueron construidos por los esclavos americanos y los negros africanos y este majestuoso templo es el mejor regalo arquitectónico de esa civilización, que se quedará grabada en nuestras mentes con caracteres indelebles, por muchos años.

Tampoco sobra decir que nuestro terruño, ha sido uno de los pueblos más representativos de Antioquia y que en su larga carrera ha conquistado títulos, como: La capital del Cantón de Sopetrán que manejara los municipios de: Ebéjico, San Jerónimo, Olaya, Liborina, Sabanalarga y Belmira en el gobierno federal de Mariano Ospina Rodríguez, en el año de 1851.

Recordemos con mucho cariño, que uno de los movimientos de comuneros se dio en nuestra ciudad, cuando los nativos, cansados por la cruel esclavitud española, protestaron en número de 800 y fueron fusilados uno a uno.

Otra de nuestras grandes fortunas, es que por efecto de la genética de nuestra raza, que es la fusión de 18 grandes civilizaciones del planeta, nos hemos constituido en cuna de hombres ilustres como José María Villa, el genio constructor de puentes colgantes; Luciano Carvalho, ilustre académico que fuera rector de la Universidad de Antioquia, secretario de Educación del departamento, ministro de Educación nacional y secretario privado del presidente Mariano Ospina Rodríguez; Vespasiano Peláez Tirado, eminentísimo medico que en los finales del siglo XIX pudiera ostentar con orgullo, cuatro títulos universitarios de distintos centros educativos de Europa y un sin número de ilustres paisanos, que no me atrevo a mencionar, en atención al tiempo, con el fin de no producir cansancio en la multitud que nos escucha.

Otra de nuestras grandes riquezas, es la fortuna de estar en el corazón del departamento, con una situación geográfico- astronómica de grandes ventajas para el manejo de los factores meteorológicos, ambientales y económicos de nuestros paisanos.

Como punto final, quiero agradecer a todos aquellos que han prestado su colaboración, para que estas fiestas de cumpleaños, salieran adelante, con toda la pompa y la distinción que se merecen y los felicito, porque de verdad han logrado en éxito rotundo que la ciudadanía, les agradecerá de por vida.

Sopetrán, 27 de febrero del 2011

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