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jueves, 21 de abril de 2011


Miércoles Santo
Procesión de los Cristos

Darío Sevillano Álvarez
La procesión del miércoles con todos los Cristos fue hermosa, aunque San Pedro quería dañarla, con un fuerte chaparrón que nos cayó, los sopetraneros, nunca nos corremos.

El grupo de decoradores está en plena acción. Éste es el paso principal, para la Procesión de los Cristos.

No sabemos cuál de todos es más hermoso.

Esta Pietà no es de mármol, pero sus caras reflejan la amargura del momento.

El Señor caído es uno de nuestros grandes tesoros, aquí lo están montando en su anda que es especialmente construida para Él.

Observen su belleza, no hay palabras para describirla.

Mientras los decoradores trabajan, el sacerdote invitado está reunido con los adultos del pueblo.

Una de las actividades es enseñarles a las personas a manejar la Biblia.

, Artísticamente hablando, éste es un verdadero milagro de los talladores que lo concibieron.

Éstas son las muestras del espíritu de buena voluntad de los feligreses: se pelean por preparar al frente de sus casas los altares para las estaciones.

Todos tienen un toque de gusto estético.

Este verdadero desafío de arte está listo para incorporarse en la procesión.

Su rostro muestra el cansancio, acompañado del sometimiento a la voluntad de su Padre.

A pesar de su desnudez, está implorando perdón para sus verdugos.

Éste es El cristo de las angustias.

Su cara, casi al borde del desespero y del llanto, anuncia los dolores de la flagelación y de la coronación de espinas.

Más altares para rezar estaciones.

El padre Jesús María reza una estación.

Las heliconias adornan los frentes de las casas.
 

Éste es el grupo que reza las estaciones.

Algunos feligreses asisten de crucifijo en mano, como lo hace doña Laura.

Mientras Jesucristo yace desmadejado en manos de su madre, ella ofrece al Padre, el sacrificio de su hijo.

Su rostro no es de angustia ni de desesperación, sólo implora perdón.

María Magdalena, la parte femenina de los discípulos, está en un éxtasis de nervios.

Nuestra Madre Dolorosa es la personificación del dolor.

Juan, el apóstol preferido, eleva sus ojos al cielo en busca de consuelo para su dolor.

Jesús, con su cruz a cuestas, se integra a nuestro caminar.

La debilidad, por un día de muchas angustias, se ve en este hombre de frágil caminar.

El Señor de la peña, como le decimos cariñosamente, entra en acción.

Jesús en brazos de su madre, también nos acompaña.

Al suelo derribado, tercera vez el fuerte. Es uno de los mejores protagonistas de este evento.

 
Las pequeñas imágenes son bonitas, pero no causan tanta expectativa en los que estamos enseñados a ver nuestras viejas tallas de madera.
 
 

La procesión empieza a desarrollarse.

El incensario, por efecto de la lluvia, se está apagando y la turiferaria se preocupa, porque su misión es anunciar la procesión.

Entramos en la calle José María Villa.

Desaparece el humo del incensario.

Las pequeñas imágenes, toman la calle.
 

El jefe de la manada toma decisiones y el incensario vuelve a aromatizar el ambiente.

Arrecia la lluvia, pero los sopetraneros no claudicamos por ningún motivo.

La procesión se desenvuelve como si fuera un día de verano.

La serranía está cargada de cúmulo-nimbos.
 

Habrá lluvia para mucho rato.

Todos abren sus paraguas.

 
Todo se comporta con naturalidad.
 

Terminamos el recorrido de la calle José María Villa y vamos a tomar la carrera Colón.

Antiguamente le decíamos el callejón del olvido, pero en la actualidad es un lugar ameno.

Uno de los altares de ese callejón.

Así luce nuestra procesión en medio de la lluvia.

Estamos en la calle Carlos E. Restrepo.
 

Aunque la luz solar se ha extinguido, nuestras cámaras siguen dando al máximo.

Entramos en la carrera Córdoba.

Este es el cruce de Córdoba con Bomboná.
 

 
Hacemos la estación y entramos en la recta final.

Ésta es la última estación en la carrera Heliodoro Rodríguez.

Ésta es la última toma porque la oscuridad es absoluta.

El templo nos espera para la celebración de la Misa.


Este que es el Cristo del rendimiento, no tuvo quien lo paseara por nuestras calles.

Sopetrán, 20 de abril del 2011.

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