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jueves, 22 de diciembre de 2011


Séptimo día de la Novena
Darío Sevillano Álvarez

No crean ustedes que al portal del niño los pastores fueron a cantar villancicos famosos, como Los zagales y zagalas, Salve Reina y Madre o Zagalillos del valle venid, porque para esa época, sólo se usaban algunos estribotes árabes, que se cantaban casi en tono recto y que poco decían.


A estas canciones, los antiguos moradores de la tierra les decían in zéjel, su ritmo y entonación parecían un salmo de los se cantan en el oficio divino.

Después, los villancicos sufrieron una larga evolución, que se fue dando a lo largo de los veinte siglos, después del nacimiento del Niño.

En la época medieval, como se cantaban en los campos y casi siempre, eso sucedía en las villas o casas rodeadas de verjas y de árboles tupidos, se les llamó villancicos, que traduce: Canción de las villas.

En la actualidad, tenemos preciosas canciones, que nos hablan de la navidad y como las oímos cuando estamos muy niños, se quedan grabadas por el resto de nuestras vidas y cada vez que las escuchamos invaden nuestro espíritu de alegría, paz, gozo, felicidad, júbilo, esperanza, nostalgia y muchas otras cosas, que ponen a tono el espíritu, regocijan nuestros sentimientos, hacen la alegría propia del mes de diciembre, como dice uno muy famoso:

Diciembre, mes de alegría,
de Ilusión, de Luz y Sol,
se llena de gozo el alma
y es todo Paz y amor.

Recuerdos de Tiempos idos,
revive mi corazón
Mi niñez lejana
vuelve a Vivir
y otra vez
vuelve a mi la fe

Navidad florida,
Noche de amor,
es la noche del Niño Dios


Veamos otra de nuestras grandes tradiciones navideñas: la cena con que celebramos el día 24 de diciembre y que prácticamente es la esencia de la nochebuena



Esta es la que más acerca a los integrantes de las familias y recordemos que algunos de esos miembros sólo están con nosotros ese día.

Algo parecido a esto, pasaba en la antigüedad, cuando las gentes compartían su comida con los demás, en la dura estación del invierno, con las esperanzas puestas, en las cosechas que se cultivarían en la primavera.

Ahora veamos el pesebre del día:

Hoy es un pesebre común y corriente de una casa de familia Restrepo Arango, que en medio de la simplicidad, lograron un buen arreglo, para que su casa luciera con el esplendor de diciembre.
Este el plano profundo.

Las personas que trabajaron en él tienen muchas ideas
y buen gusto estético.

Este pastor carga a su oveja preferida y
es acompañado por un jilguero.

Este precioso ángel debe ser el que anunció el
Gloria a Dios en las alturas.

Melchor, Gaspar y Baltasar tienen un largo camino por recorrer.

Esta humilde campesina lleva un ramo de calas blancas
para ofrendar al Niño.

El candor de este niño es contagioso.

Este par de campesinos, interpretados en trapo (les decíamos muñecos de trapo), son una de las tradiciones más antiguas en los pesebres familiares.

Este debe ser el río Jordán.

Los arreglos navideños en esta casa
son muy bien concebidos.

Estos acólitos cantan y ofrendan al Niño Dios.

El árbol de Navidad, es sencillo, pero muy bien decorado.

Papá Noel está posesionado en el sofá.

Observen las maneras tan hermosas de concebir los adornos.

Una idea más.

En esta composición me cogieron
con la mano en la maza.

Este precioso pendón navideño es un ejemplo
de arte trabajado a mano.

Para decorar una vivienda, solo se necesita buen gusto.

Los dejo en compañía de estas siluetas.



Sopetrán, 22 de diciembre del 2011.
*

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