Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

martes, 15 de enero de 2013

Las etapas del desarrollo humano

Nota del editor: Esta entrada me presentó una dificultad durante el diseño que trataré de solucionar. Gracias por la comprensión.
Gabriel Escobar Gaviria



Las Etapas del desarrollo humano,
bajo la lente de la Psicología tradicional
Darío Sevillano Álvarez



Prólogo.


A la edad de veintiún años, ingresé al magisterio del Departamento de Antioquia, gracias a la mediación del Doctor Pedro Nel Baena Pineda, que para la época, era el jefe de alfabetización y tutelaba la zona del nordeste Antioqueño.

Una de mis grandes preocupaciones, era el manejo de los niños, porque no había sido formado para hacerlo, debido a que mi preparación era concebida, para el sacerdocio.

Pero como decimos los antioqueños, que no damos un paso hacia atrás, ni para coger impulso: «En el camino se ajustan las cargas». Me tocó aprender haciendo, la mejor disciplina con que funcionamos los humanos en nuestra larga carrera de triunfos y de fracasos.

Intenté poner en práctica, las enseñanzas de los grandes psicólogos de la Tierra, pero cuando leí sus biografías, se me quitaron las ganas de hacerlo, porque en ellas muestran una mano de locos que tratan de dar consejos que acompañan de muy malos ejemplos, como aquel que encerraba a su esposa y a su niña, en la casa, porque era un hombre celoso y se le olvidaba hasta por dos semanas, que ellas comían y bebían.



Entonces me dije: «El manejo psicológico de mis alumnos, lo voy a aprender basado en experiencias que la vida me enseñe, así sea esculpiendo en mi ser las cañas y las arrugas, que son el mejor trofeo, de la vida en nuestro largo trasegar, por el planeta».



Eso es esta obra, una serie de vivencias y aprendizajes que adquirí, en los libros y en las personas con experiencia calificada, a la largo de mi carrera docente, por espacio de treinta y siete años; nada nuevo inventado por mí, sino las cosas del diario batallar, como los escritos de los navegantes del espacio infinito, cuando realizan un viaje; acompañadas de la sabiduría popular, herencia que se transmite de palabra a palabra, como la tradición oral.

Lo más significativo de todo, son las explicaciones  anecdóticas que me tocó manejar con los padres de familia y las siete generaciones de educandos, que pasaron por mis manos y pudiera decir con el poeta paisano Carlos Mazo Argüelles:



«Aquí enseñaron con placer mis labios,
Aquí, sin inquietud y sin agravios,
Llena el alma de plácidos cariños,
Acaricié la frente de unos niños;
Aquí en la intimidad de los salones,
En esos días claros y lejanos,
Palpitaron cincuenta corazones,
Como un haz de polluelos, en mis manos.”

Espero que este escrito, obra de la «Sangre, sudor y lágrimas» con que lo procesé, como dijera Churchill; sirva a los maestros, a los padres de familia, a las escuelas de padres, a las empresas y a todo tipo de corporaciones que involucren el manejo de humanos.



Aspiro a que los docentes incorporen estas enseñanzas en sus charlas con las comunidades educativas y ojalá, los que manejan los credos religiosos, pudieran capacitar a los aspirantes al matrimonio, no con saber la Salve, el Padrenuestro, el Avemaría, los Mandamientos, los Sacramentos y las Obras de misericordia, porque estas oraciones mejoran la calidad de religiosidad del pueblo, pero nada aportan en la formación de los hijos, que debiera ser la meta colectiva de todas las familias.



Generalidades



Los seres humanos, a lo largo de nuestra existencia, pasamos por unas facetas en el desarrollo de nuestra personalidad, que los psicólogos han acordado en llamar etapas del desarrollo humano.

Vale la pena decir que la más importante de todas, es la que vivimos en nuestro primer año de vida, porque es la que decide cómo va a ser nuestro comportamiento futuro, cómo nuestra personalidad o nuestra manera de ser, nuestro desarrollo psicológico, nuestro progreso físico y emocional, nuestra vida sentimental y la manera como el hombre se comportará por el resto de su existencia.

Pero antes de seguir adelante, miremos con detenimiento cuáles son esas etapas:

La primera etapa es llamada por los sabios la infancia, que comprende el primer año de vida, tal vez el más importante de todos, los dos que le siguen y de los tres a los seis años.

La segunda estaría centrada entre los seis y los doce años y a esta la llamamos la edad o etapa escolar.



La tercera y segunda en importancia es la adolescencia que está enmarcada entre los doce y los dieciocho años.

A continuación aparece la etapa de la edad adulta que está entre los dieciocho y los cuarenta años.

Después aparece la etapa o edad de la madurez que va de los cuarenta a los sesenta años.

Y por último aparece la etapa o edad dorada, que va desde los sesenta años hasta el momento de la muerte.

Estas son las que anuncian los grandes psicólogos de la Tierra, pero para mí únicamente serían la infancia, hasta los ocho años; la adolescencia, hasta los veinte años; la adulta, hasta los cincuenta años; y la vejez, hasta la muerte.



En esta obra, me propongo mostrar con sencillez, con mucha sabiduría, con lenguaje ameno y con anécdotas que ilustran bien los temas, todo lo que se debe hacer y lo que no se puede hacer, para que los humanos sean modelos de comportamiento, ciudadanos de bien y personas útiles a la sociedad.

Estas experiencias fueron vividas a lo largo de mi vida de maestro, por espacio de treinta y siete años, en donde aprendí, no la Psicología clásica, sino la tradicional, que es la visión del pueblo, concentrada en pequeñas dosis de saber.



La obra, será una buena herramienta, para los padres de familia, para los maestros y para las personas que manejan entidades con el cuidado de niños, porque enseña de una manera graciosa y racional, el cuidado de los seres humanos, que tantas amarguras ha causado a nuestra tierra.

Recuerden como punto final, que cuando los niños llegan a las manos de los educadores, la personalidad tuvo que haber sido forjada por sus padres o tutores y que en caso contrario, esas maneras de ser de esos niños, pueden haber sido arruinadas para siempre.





Sopetrán, 19 de noviembre del 2012.

*

El primer año de vida
Darío Sevillano Álvarez
Primera parte




Sin lugar a dudas, el primer año de vida es el más importante, en las etapas del desarrollo humano, porque influye en un 90 % de la formación de la personalidad del niño. Son los padres de familia los responsables de su normal desarrollo; de allí la importancia de haberse capacitado para llegar al matrimonio, con toda la sabiduría del caso, para la formación de los hijos.

Todos los fracasos que se presentan en la personalidad de los humanos son ocasionados por las falencias que sus padres tuvieron en la formación del niño en ese primer año de vida.

Es muy importante comprender que el niño  recién nacido, viene de un ambiente tranquilo, de absoluta contemplación espiritual, en el cual no hay ruidos ni sonidos, ni fantasmas, ni nada que pueda perturbar, la tranquilidad del seno de su madre.

Los familiares que hablan sin medida; la alegría que expresan por su nacimiento; la luz eléctrica o la del sol, que él no conoce; los sonidos y los ruidos de las máquinas y equipos electrónicos; la manipulación de todo aquello que nunca ha visto con toda seguridad, lo ponen nervioso y por esa razón, se siente solo, intranquilo y desconfiado y como a la única persona que conoce, a través del largo contacto de nueve meses del embarazo, es su madre, lo hacen aferrarse a ella y por eso es esquivo y no quiere, que otras personas lo carguen.



Todas estas razones, son que hacen que el niño, solo quiere a su madre y en ella pone toda su confianza y por ese motivo llora cada que alguien diferente de ella lo carga.

A continuación, un escrito, que no es de mi autoría, pero que encontré en un periódico local, publicado con motivo de la fiesta de las madres y puede ilustrar excelentemente el tema que estoy tratando:

«A los tres años, mamá es buena; a los cinco años, mamá lo sabe todo; a los diez años, mamá no sabe todas las cosas; a los trece años, hay muchas cosas que mamá no sabe; a los quince años, mamá no entiende nada; a los veinte años, que pesada te pones mamá; a los veinticinco años, mamá es comprensiva; a los treinta años, pediré consejo a mamá; a los cuarenta años, mamá es un ángel; a los cincuenta años, qué bueno sería si todavía viviera mamá».



Lo que acabo de escribir, es lo que exige que mamá, esté lo suficientemente capacitada, para ejercer su labor.

El niño a pesar de ser tan pequeño, tiene la capacidad para saber si la mamá lo quiere o no; y aunque no habla, ni escribe, su cerebro es una grabadora de muy alto poder, que está detectando y grabando, todo lo que pasa a su alrededor.

Este paso es fundamental en la formación de la personalidad y está imprimiendo carácter en la mentalidad futura del niño.

Es bueno decir que el niño nace con unos instintos que le permiten conservar su vida y perpetuar la especie humana en la tierra, pero estos instintos, lo dominan y lo gobiernan y por esta razón algunos padres de familia dicen: «Este niño va a ser malcriado, rebelde y fastidioso»; este concepto debe ser revisado cuidadosamente por los que piensan así, porque es casi seguro, que no conocen estas normas del comportamiento infantil.

Saber manejar al niño en este primer año, es lo que decide si su hijo será un buen ciudadano o se perderá para siempre.



Esta anécdota podrá ilustrar mejor el tema que estoy tratando:

En una casa del pueblo, la abuela era la encargada de cuidar a los niños porque los dos padres trabajaban y el día que nace el último hijo, la abuela entra en el cubículo en donde está su hija en recuperación del parto y cuando ve al recién nacido, dice:

—Gas, qué pereza más muchachos.

Era un clamor justo, porque ella estaba cansada de bregar a tres de sus hermanos y ahora le tocaba otro más; pero el recién nacido le captó lo que dijo y nunca se dejó cargar de ella, porque entraba en pánico y en coma de ira. Cuando la abuela estaba muriendo, le contaron al joven que ya era un adolescente:

—Tu abuela está muriendo

y él respondió:

—Ojalá se muera esa vieja.

Los padres deben conocer muy bien los instintos que el niño trae al nacer, para que les sirvan como son y cuando aprenda a dominarlos



Este aspecto es muy importante, porque si los padres conocen muy bien la manera de pensar de sus recién nacidos, los pueden formar de la forma más perfecta; les pueden corregir cualquier problema o defecto que se presente; les pueden enseñar aquellas cosas que no saben hacer; y la personalidad de sus hijos se irá puliendo, a lo largo de la formación de la vida en familia.

Cualquier desprevenido personaje, que no sabe de la formación de la personalidad, ignora que si a los niños recién nacidos no les satisfacemos y atendemos con gusto sus necesidades personales, les estamos deslustrando y destruyendo su manera de ser, para toda la vida y con esa actitud, estamos formando un monstruo, que será un estorbo para la familia, para la sociedad y para sus congéneres.




Los grandes criminales de la tierra y esos a quienes llamamos psicópatas fueron niños nacidos en familias que desconocían estas normas y por esa razón, sus personalidades fueron arruinadas para siempre.

Por lo que he explicado, el niño, que es una grabadora de muy buena calidad, sabe si su madre lo cuida, si lo atiende, si lo brega y si le da cariño y ternura, o las cosas que hace por él, las hace de prisa y sin el cariño necesario, circunstancia que va puliendo al criminal del futuro.

Cuando al niño no le brindamos estos cuidados con el mayor de los gustos, su personalidad sale parecida al mal trato que le estamos dando y él, a lo largo de toda su vida, estará haciendo todo a regañadientes y sin ningún carisma.

Un axioma es algo que tiene que ser así, gústenos o no nos guste.



Me parece muy importante que los padres de familia conozcan de memoria este axioma:

«El recién nacido sólo desea hacer su voluntad porque sus instintos lo dominan y lo gobiernan».

Este párrafo debiera estar grabado con tintes indelebles en los cerebros de todas aquellas personas que se deciden por el matrimonio y por la crianza de sus hijos, porque sirve de base para que ellos aprendan y para que tomen la decisión de formar a sus hijos con las normas que toda sociedad exige, pero recuerden que esas normas se enseñan con cariño y sin ningún asomo de fuerza o autoritarismo, porque el niño a pesar de estar tan pequeño, también tiene su punto de vista:

«Soy autónomo y sé tomar mis propias decisiones».

Cuando un padre de familia, llega al colegio o a la escuela diciendo: «Este muchacho se me salió de las manos y me quiere pegar», fue porque no supo dominar sus impulsos, con todo el cariño y con la ternura de padre, pero con la seguridad de ser el formador de él, y estoy seguro de que siempre lo dejó hacer lo que le viniera en gana, con absoluta libertad para que tomara sus propias decisiones, en el primer año de vida.

Recordemos que esa libertad absoluta, es lo que llamamos en la moral: libertinaje.



Produce mucha angustia, ver a un padre de familia, repitiendo una orden para su hijo, diez y quince veces y el niño, con su actitud, está mostrando que la cosa no es con él; recordemos los viejos tiempos, cuando un padre de familia hablaba, temblaban hasta las piedras, esta situación era muy exagerada, porque se veía a las claras que en ese hogar, habían instalado una pequeña inquisición, pero recordemos que el refrán latino dice: «In medio virtus est» que traduce: ‘En el medio está la virtud’, o el sabio refrán castizo, cuando habla de la posición de la vela de los santos: «Ni tanto que queme el santo, ni tampoco que no alumbre».



Este fenómeno, se debe al mismo problema, porque sus padres, no supieron dar las órdenes adecuadas en el primer año de vida del niño.

En ese primer año de vida, el niño debe recibir instrucciones sobre la obediencia, dadas con cariño, con comprensión y con dulzura, pero con mucha firmeza, para indicarle que hay un principio de autoridad, que tendrá que respetar por toda su vida.

En esencia, lo que hay que decidir en ese primer año de vida, es aquello del principio de autoridad, para que el recién nacido entienda, que hay unas personas de las cuales recibimos órdenes, a las que tenemos que respetar, cuando hablan.

No se me diga que para hacer esta labor correctamente, hay que maltratar al infante, porque como está tan pequeño, con una voz recia, con un palmotear de manos o una palmadita, que no deje huellas en el cuerpo, el niño entiende y aprende a obedecer.

Hay una instrucción muy importante, acerca de la formación sexual del niño, en su primer año de vida: Recuerden que lo órganos genitales de los niños, también sienten pequeñas emociones y por esa razón ellos se tocan esas partes. No es justo, que una madre o un padre castiguen a esos niños, porque según ellos opinan: «Ese niño salió grosero». Estos castigos solo producen frustraciones en el infante y cambios en el comportamiento sexual, para la etapa de la adolescencia.



Es importante que esta labor esté acompañada de una buena educación, sabias enseñanzas y lo más importante: De buenos ejemplos de vida.

Porque tenemos que recordar algo de mucha importancia: Cuando un padre de familia enseña a sus hijos que fumar es muy nocivo para la salud, se supone que quien está dando la orientación, no fuma; de lo contrario, los hijos estarían contestando: «¿Y al alcalde, quién lo ronda? Porque si estas fumando, a ti también te puede destruir el organismo; y asumen, que el consejo, no es tan verídico o que los quieren privar de algo, que es muy útil y provechoso.

Cuando el niño chupa todos los objetos que tiene en sus manos, no está haciendo algo malo, sino que se está poniendo en comunicación con las cosas que lo rodean; esta es una necesidad sentida del niño, que lo tranquiliza, le desarrolla la inteligencia, porque con los sentidos del gusto y el tacto, está conociendo todo lo que cae en sus manos; podríamos decir, que esa es su manera de comunicarse con todos.



Más adelante, cuando los primeros dientes vayan a nacer, el niño chupará con mayor intensidad, este fenómeno se debe a que las encías, rascan y duelen, porque las piezas dentales, están rompiendo la carne para aparecer.

Es bueno comprarle al niño, para esta etapa de su vida, el juguete especializado, que consiste en una especie de colombina de plástico, que tiene unas pequeñas prominencias, que sirven para que el infante se pueda rascar con toda la gana.



Sopetrán 10 de enero de 2013

*

No hay comentarios: