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miércoles, 13 de marzo de 2013

¿Qué podemos decir...


La Tierra, infinita viajera en el Universo
Darío Sevillano Álvarez
Nuestra Tierra, situada en el brazo de Orión o brazo del Cisne, de la Vía láctea o Camino de Santiago, es una viajera a través del tiempo en el Universo y para lograrlo se vale de unos movimientos propios y los de otros cuerpos celestes, con los cuales se desplaza por el espacio infinito, sin haber pasado por el mismo lugar un solo día, a través de su larga existencia.

Así es la Vía Láctea.

Así se ve, la Vía Láctea
en las noches despejadas.

Este es el brazo visible de la vía láctea o camino de Santiago, una constelación en la cual están asociadas unas 100 millardos de estrellas, cuyas dimensiones se estiman en unos 100.000 años luz y su disco central mide unos 16.000 años luz.
Recordemos que un año luz es el equivalente a: 9’460.730’472.580,8 kilómetros.
Léase: nueve billones, cuatrocientos sesenta mil, setecientos treinta millones, cuatrocientos setenta y dos mil, quinientos ochenta con ocho kilómetros.

El movimiento más conocido de la Tierra es la traslación que efectúa en un año y seis horas alrededor del Sol, que da origen a nuestro año calendario.

Nuestro dulce hogar, la Tierra, no es un cuerpo inmóvil en el Universo y tiene cuatro movimientos, que tienen que ver con el astro rey, el Sol: la rotación sobre su eje, que origina el día y la noche; la traslación alrededor del sol, que origina el año; la precesión o movimiento circular que hace el eje, que origina los equinoccios; y la nutación o bucles que forma, cuando se mece de lado a lado; y un movimiento muy particular que consiste en que el eje se desplaza hasta nueve metros de su posición normal, al que llamamos: bamboleo de Chandler.

Vamos con mucho cuidado cada uno de ellos:

La palabra «rotación» en física, significa que las partículas de un cuerpo describen circunferencias iguales, alrededor de un eje.

Cuando aplicamos este término a los movimientos de la tierra, decimos que ella gira, alrededor de un supuesto eje y que la vuelta completa la hace en 23 horas, 56 minutos y 4 segundos; a este movimiento le llamamos día sidéreo; pero si tomamos como punto de referencia al astro rey, el mismo meridiano, pasa frente a nuestra estrella cada 24 horas y a esta situación la llamamos día solar.

Así es la rotación del planeta.

Los 3 minutos y 56 segundos de diferencia entre el día sidéreo y el día solar, se deben a que la Tierra ha avanzado en su órbita de traslación y debe completar, el día solar.

El movimiento de rotación de la Tierra, nos regala unas consecuencias como los fenómenos del día y la noche; el achatamiento de los polos y el ensanchamiento del Ecuador, producido por la fuerza centrífuga, es decir, aquella que quiere sacar del cuerpo terrestre todos los componentes de ella; la desviación de los vientos y las corrientes marinas, que son los responsables del clima de la tierra; las diferencias horarias de los distintos lugares del planeta, recordemos que prácticamente hay en cada día del año, dos días y dos noches, porque primero amanece en el hemisferio oriental y luego en el nuestro y la noche se comporta de igual manera; y los puntos cardinales, que tanto valor tienen para orientarnos.

Achatamiento en los polos.

Todos estos milagros de vida, los debemos a que la obra de la Creación, fue fríamente calculada por el Creador, para que todo lo creado, pudiera cumplir con su misión en medio de la comunidad universal.

Ahora veamos qué significa la palabra «traslación»: Esto ocurre, cuando un cuerpo gira alrededor de otro y eso es precisamente lo que pasa con nuestra Tierra, que se traslada alrededor del sol, en una órbita que recorre en 365 días y seis horas; recordemos que las seis horas que sobran, las acumulamos y cada cuatro años hacemos un día nuevo, que es el que caracteriza a los años bisiestos; la palabra bisiesto significa que el número de días del año, contiene dos veces el seis: En vez de 365 son 366 días.

Vaya lío, con los que nacen en esas fechas, porque solo se les canta el cumpleaños feliz, cada cuatro años.

El recorrido de la Tierra en su movimiento de traslación es de 930 millones de kilómetros; la distancia de la Tierra al Sol son 150 millones de kilómetros; la velocidad de ese viaje es de 29 kilómetros y medio por segundo; en una hora recorre 106.000 kilómetros y en día recorre 2’544.000 kilómetros.

Así nos trasladamos alrededor del Sol.
Vale la pena recordar que el año solar, no empieza el primer día de enero, sino el 21 de marzo, cuando celebramos el equinoccio de primavera; de paso recordemos que el día 21 de junio es el solsticio de verano; el día 22 de septiembre celebramos el equinoccio de otoño y el día 21 de diciembre es el solsticio de invierno.

Estas cuatro posiciones de nuestro planeta, respecto al sol y con la ayuda de la inclinación del eje terrestre, son las que nos dan la oportunidad de tener las cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno.

¿Pero qué significan las palabras «equinoccio» y «solsticio»?

La palabra «equinoccio», para este caso significa que el día y la noche son de la misma cantidad de horas (12 horas).

Seguramente todos habrán notado, como hay unos momentos del año en que los días empiezan desde la cinco y media de la mañana y se acaban a las seis y media de la tarde; pero en otros tiempos del año, solo amanece a las seis de la mañana y atardece a las seis de la tarde. Esta es la diferencia entre los equinoccios y los solsticios.

La palabra «solsticio» traduce literalmente que el sol está parado, es decir que el día se demora catorce horas y la noche solo tiene diez.


En este gráfico podemos aprender algo muy importante: Mientras en el equinoccio de marzo, el hemisferio norte de la tierra está en primavera; el hemisferio sur estará en otoño y así pasa con los equinoccios y solsticios: Los hemisferios están en estaciones opuestas.

Pero se presenta otro problema, que los ciudadanos comunes y corrientes, no manejan muy bien: El movimiento orbital de la tierra alrededor del sol, no es una órbita cerrada, porque eso indicaría que los astros estarían quietos en sus lugares de origen; la órbita que describen los astros es una órbita en espiral, es decir parecida a un resorte y podríamos decir:

—¿De dónde diablos aparece esta modalidad de movimiento?

Si recordamos a Isaac Newton, cuando habló de las atracciones que ejercen los cuerpos con masa, tenemos que entender que todos los cuerpos celestes giran unos, alrededor de otros y por esta razón, las órbitas que describen, no pueden ser cerradas, sino en forma de espiral.

En esta forma se desplazan todos los cuerpos celestes y por esa razón podemos decir que el universo se parece a los engranajes de un reloj, porque cada rueda gira alrededor de otra.


Pero eso de que los giros sean en órbitas y no redondos como lo vemos a diario, se debe a que las dos grandes fuerzas del universo: la inercia y la gravedad actúan en forma combinada así:

La inercia les conserva a los astros su trayectoria rectilínea, pero la gravitación los obliga a marchar alrededor de otro cuerpo con más masa. Por esta razón los cuerpos ni caminan en forma recta, ni caminan en forma circular, porque tienen que obedecer a estas dos leyes, que son las rigen los parámetros del Universo, que los obliga a describir una órbita en forma de huevo.

Es bueno que tengamos en cuenta que todos los cuerpos celestes, están constituidos por rocas, polvo y a veces hielo y que cada uno de ellos tiene un aro magnético bien definido, con sus respectivos polos norte y sur, como cualquier imán; este aro magnético, es el responsable de la atracción universal o gravitación que descubrió Newton, que es la responsable del movimiento continuo del Universo.

El movimiento de traslación nos regala las siguientes bondades:
La inclinación del eje, que la responsable del prodigio de las estaciones; la alternación de las estaciones, en los hemisferios norte y sur; según la posición de la tierra en su órbita, respecto al sol, los días son más cortos en los equinoccios y más largos en los solsticios; y las zonas térmicas o climáticas, que son las responsables de la variedad de seres vivos a nivel de los reinos de la naturaleza.




La palabra «precesión» significa ‘giro lento de la rotación de un eje, alrededor de una línea que lo corta y que describe una circunferencia completa, como lo hace un trompo de madera’.
En el caso de los movimientos terrestres, el eje de nuestro planeta, describe una circunferencia completa, cada cierto número de años; estos ciclos no son exactos y los científicos los calculan, entre 25.700 y 25.900 años; debemos recordar que esta inclinación de nuestro eje, es la que nos regala la oportunidad de los equinoccios y por ende de las cuatro estaciones.

Este gráfico nos muestra cómo se ha desarrollado el último ciclo de precesión, en él nuestro eje en color oscuro, es la actual posición, alineada con la estrella Polaris y el eje de color rojo desteñido nos muestra una antigua posición 14.000 años atrás, alineada con la estrella Vega de la constelación Lira; la línea roja más viva, nos muestra una posición, 3.000 años antes de Jesucristo, en donde está alineada con la estrella Thuban.

Para descubrir este movimiento, los científicos han tenido que ser buenos observadores del cielo, con telescopios gigantes y con mucha sabiduría acumulada en sus cerebros, porque es un movimiento, casi imperceptible.
Recordemos en este momento que la inclinación de eje terrestre ha sido causada por el sistema Tierra-Luna-Sol y por los movimientos telúricos; es bueno traer a la memoria que el temblor de tierra que se produjo en Chile en el año 2010 en un porcentaje muy elevado en la escala de Richter: 8.8 de magnitud, movió nuestro eje en 8 centímetros y el maremoto con tsunami, que azotó el sudeste Asiático, lo movió 17,8 centímetros.


Así se movió el eje con el maremoto de Chile.
Al tiempo de duración del movimiento de precesión le conocemos con el nombre científico de año platónico.
La palabra «nutación» traducida al buen antioqueño, significa ‘pequeña oscilación’, si recordemos el movimiento de un trompo, sobre su herrón o eje, observamos que el trompo se mece suavemente de un lado para otro y eso es lo que hace nuestro planeta en el movimiento de precesión, en la medida en que rota sobre sí mismo, oscila de un lado para otro y ese movimiento, describe unos bucles especiales, como lo muestro en el gráfico y a esas oscilaciones les decimos nutación.

 En el gráfico se observan muy bien, tres de los movimientos del planeta.

En términos más entendibles, la nutación es el cambio de posición del polo norte, que lo hace con cierta periodicidad, debido a las fuerzas de atracción Tierra-Sol-Luna.

Cada 18 años con seis meses, la tierra se desplaza unos nueve segundos de arco, por esta razón, en una vuelta completa de precesión, la tierra describe 1.385 bucles u oscilaciones (nutaciones).

Por último veamos en qué consiste el bamboleo de Chandler, que no es otra cosa que el cambio de posición que hace la ubicación del polo norte y que añade 0,7 segundos de arco en 433 días.

Las causas que lo producen, todavía no están bien definidas, pero se cree que influyen las fuerzas de la geodinámica interna, ciertas situaciones climáticas y la salinidad de los mares.

En el gráfico se observan las fuerzas de geodinámica interna que lo pueden producir.

Fuera de estos cinco movimientos bien definidos, hay otros dos, que casi no conocen los estudiantes: las variaciones del plano elíptico, es decir, las distintas posiciones del sol, respecto a la órbita de traslación de la tierra, que son las que permiten que los rayos del astro rey, cumplan con todas sus funciones en el planeta, para poder garantizar el milagro de la vida.
Y las variaciones en el cambio de excentricidad, que son los que definen cómo va a ser la calidad de los rayos solares en el perihelio y en el afelio, es decir, la cercanía o el alejamiento del planeta, respecto a la posición solar. Veamos estos con algunos gráficos:



Pero fuera de estos movimientos propios de nuestra Tierra, ella debe cumplir obligatoriamente con otros movimientos, del Universo, por el hecho de desplazarse en el sistema solar y en la vía láctea.

Hay un tema que no puedo dejar de tratar en este artículo, porque tiene que ver con funciones del planeta:

Recordemos que nuestro dulce hogar, en períodos muy largos de años, ha cambiado varias veces de polaridad, es decir el polo norte se convierte en sur y viceversa y ese fenómeno es muy delicado, para garantizar la supervivencia de todos los seres vivos que estamos en el planeta.

Miremos en primer lugar, como se produce el campo magnético de la tierra: en el interior del planeta, hay dos núcleos de hiero, uno fundido y el otro sólido, que giran a diferentes velocidades y esta acción es como una dínamo electromagnética que es la responsable del flujo de fuerzas magnéticas que entra y sale por los polos. También le conocemos como anillo magnético protector del planeta.

Pero esta máquina, cada 26.000 años invierte su funcionamiento y hace cambiar la polaridad terrestre.


Grafico de las distintas capas del interior del planeta, en la parte superior se observa el lugar por donde fluyen las líneas electromagnéticas.

Gráfico del campo magnético de la Tierra.
Muchos científicos argumentan que ya se cumplió el ciclo para que se dé, el cambio de polaridad, esto debe preocuparnos, porque ninguna forma de vida, estaría tranquila en el planeta.

Así funciona nuestra dínamo electromagnética.

Hay algo fascinante para los amantes de la astrología y es que en su traslación, la tierra, pasa por distintos lugares del Universo y cada mes se encuentra con una constelación alineada con ella y eso es lo que genera las predicciones del gran Zodíaco.

Recordemos que hay una gran diferencia entra las predicciones del Zodíaco y las del horóscopo, porque esta palabra, viene de dos vocablos griegos «Horus» y «copey», que traducen ‘hora de nacimiento’.

Hay que tener en cuenta, que las constelaciones que se alinean, con la tierra, son trece y no doce, porque algunos olvidaron la de Ofiuco, que vemos entre el 30 de Noviembre y el 18 de Diciembre, por aquello de que los años antiguamente tenían trece meses de igual número de días.



Sopetrán, 2 de Marzo del 2013.

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