Sopetrán, Rincón de las Palmas. Carrera Córdoba #11-29.
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Comentario importante
El cristo del altar mayor del templo parroquial de
Sopetrán, que nos acompañó siglo y medio y estuvo escuchando nuestras súplicas,
ya no está en su sitio, porque fue llevado a la capilla del Sagrado Corazón el
día de la procesión del Santo Sepulcro y lo remplazaron, por un cristo, casi
del mismo tamaño, pero que no cumple con nuestras expectativas, porque cuando
estamos enseñados, a rezarle a una imagen, es casi un imposible que nos
adaptemos a presentar nuestras súplicas ante otra, que no es la que estamos
enseñados a ver.
La inmensa mayoría de feligreses que han hablado de
este cambio conmigo no están de acuerdo con esta actitud, porque todos los
humanos somos resabiados y cuando nos enseñamos a ver un santo, los demás no
nos producen, la alegría ni el respeto suficientes, para rezarles.
Esta es la nueva imagen de Jesucristo crucificado, que
exhibe el templo parroquial de Nuestra Señora, pero si lo analizan con mucho
cuidado, como lo hacemos los que estamos apegados al patrimonio que maneja
nuestra parroquia, se darán cuenta inmediatamente de las diferencias notables
que hay entre las dos imágenes.
Nuestro cristo es tallado en madera y es macizo; el
nuevo es de cualquier vagabundería de esas que hacen los escultores modernos,
que no tienen idea de esculpir.
El nuestro, tiene una inclinación muy lógica, para una
persona que acaba de expirar; el nuevo como que quiere morirse y como que quiere
quedarse vivo.
El paño que cubre el genital de nuestro cristo, es
totalmente diferente al del otro que tiene mucho tilín y pocas paletas.
El nuestro, tiene los brazos descolgables y lo
acompañan unos hombros postizos que se le colocan a la imagen, cuando está en
el cofre, por medio de unos ganchos para que la imagen se vea normal; el nuevo
tiene los brazos adheridos al cuerpo y no se puede depositar en el cofre.
Hasta la pintura del nuestro fue aplicada con más
fervor y con más conocimiento artístico, que la del el nuevo.
Los brazos de nuestro cristo tienen unas bisagras que
le permiten la función de descolgarlo; el nuevo carece de ellas.
El pelo de nuestro cristo, se ve caer en los hombros de
una forma muy normal; el nuevo tiene un pelo, que imita una peluca
Las heridas de nuestro cristo, son totalmente
diferentes a las que tiene el nuevo.
En esencia el nuevo cristo no nos gusta a los que
sabemos de arte ni a la feligresía.
Sopetrán, Septiembre 10 del 2013.
Darío Sevillano Álvarez.
Cédula de ciudadanía: Número: 3’ 620. 074 de Sopetrán.
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