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lunes, 30 de mayo de 2016

Corpus Christi

La procesión del Santísimo Sacramento
Darío Sevillano Álvarez

Los ciriales y la Banda de la Edad Dorada
pregonan la procesión.

La banda marcial de La Miranda, dirigida
por el profesor Zapatica, entra en acción.

La procesión va con todo su esplendor.

El palio con el Santísimo a bordo salió
del templo a las cuatro y cincuenta minutos.

La Banda Sinfónica del Municipio esperaba
el gran momento para empezar
a desgranar filigranas musicales.

Las distintas delegaciones, estaban en marcha
desde las cuatro y quince minutos,
para agilizar el desfile religioso.
Este es el Carmelo Misionero.

Esta es la delegación de la
Cooperativa Financiera de Antioquia.

Los comerciantes, la Corporación Calle del Caño
y el doctor Raúl Tamayo Gaviria
también nos acompañan.

Este es el desfile triunfal de Jesús Sacramentado.

Así desfila Nuestro Amo por
las calles del viejo terruño.

La custodia, con Jesús Sacramentado, es llevada, 
en este primer tramo por nuestro párroco,
el padre Rogelio Rodríguez G.

La Primaria del Colegio José María Villa
estuvo con nosotros.

Observen cómo ciertos ciudadanos incultos,
irrespetan nuestro desfile religioso
con sus vehículos.

En este primer altar, nos trae unos mensajes interesantes para ponerlos en práctica que nos llegan como anillo al dedo: Tenemos hambre, necesitamos alimentos, es importante la justicia, ambicionamos oportunidades, queremos educación.
 

En el segundo altar, encontramos gratísimas
sorpresas, porque hasta un grupo de cantantes
nos regaló varios trozos religiosos.
  
Observen cómo los sacerdotes se turnaron
para llevar al Santísimo,
cada que llegaban a un altar.

Así avanza la procesión por la calle del Caño.

No faltó la mosca en la leche porque esta bendita camioneta se atravesó como portón en mitad de una manga. Recuerden que los agentes del orden habían despejado las calles, pero a los ciudadanos incultos no les importa nada.

El desfile religioso está llegando al tercer altar.

En el tercer altar, estuvo el padre
Gil Alberto Celis E.
Es bueno contarles que en cada altar
hubo un pequeño sermón de reflexión.

Vamos hacia el cuarto altar.


Así marcha nuestro desfile religioso.
Miren muy bien cómo otros intrusos,
atravesaron sus vehículos; esta es una señal
evidente de falta de cultura.

Nuestro desfile es una gran manifestación de fe.

 Estamos en el cuarto altar; les recordamos
que cada altar estaba representando
una obra de misericordia corporal.

Estamos en la carrera Bolívar.

Los que asistimos al desfile religioso, 
lo hicimos con profunda devoción
y
 respeto por Jesús Sacramentado.
Otra moto estorbando, los ciudadanos,
no han aprendido a respetar
las distintas tendencias religiosas.

Estamos en el quinto altar, en la plaza de Bolívar.
Los alcaldes, como la mayor autoridad civil del respectivo lugar, tienen la prerrogativa de llevar el Guion en la procesión. Es por eso que nuestro alcalde Yeison Paniagua lo porta en esta celebración

La noche nos está cubriendo con su negro manto
mientras nos desplazamos
por el sector occidental de la plaza.

A pesar de dos horas de largo caminar,
nadie se queja del cansancio.

Bueno, casi nadie, pero estas niñas 
tomaron un ligero descanso en completo orden.

Pudiéramos decir como la canción:
«Caminante no hay camino, se hace camino al andar».

Estamos en el sexto altar.

Mientras las nubes juguetonas nos coquetean, 
nos aproximamos al último altar.

Así termina la visita de Nuestro Señor Jesucristo,
en el día de Corpus Christi.

Este es el séptimo altar.

Aquí termina nuestra preciosa aventura de sacar a Jesús Sacramentado, para darle un vistazo a nuestro pueblo y para pedirle todo tipo de favores.



Sopetrán, 26 de mayo del 2007


Nota del editor: el pasado 6 de diciembre cumplió 32 años de vigencia la Ley 51 de 1983, llamada Ley Emiliani por haber sido el senador Raimundo Emiliani Román el artífice de ella. Dicha ley anuló como festivos cinco conmemoraciones religiosas en fecha fija y dos móviles, y dos civiles en fecha fija y una móvil. 

Entre las religiosas de fecha móvil anuladas, la de Corpus Christi que se celebraba el jueves de la segunda semana después de Pentecostés. Pero como los sindicatos se negaron a renunciar al descanso remunerado, se trasladó el descanso remunerado a los lunes siguientes, excepto las que calleran en lunes que lo tomaban en la respectiva fecha de la festividad.

Antes de la mencionada ley el jueves de Corpus era una festividad en la que participaba todo el pueblo, pero como la Iglesia trasladó la liturgia correspondiente al domingo siguiente la participación de los fieles ya no es la misma. Por eso sólo los mayores de 42 años (los mayores de diez cuando el cambio) tenemos plena conciencia de lo que fueron aquellas festividades. El entusiasmo fue disminuyendo la procesión se dejó para antes de una de las misas dominicales a la que sólo asisten los que tienen costumbre de asistir a la respectiva Eucaristía.

Por tales circunstancias escritas, nuestro paisano de mente amplia y sabiduría extrema, Darío Sevillano Álvarez, desde hace varios años había calculado que si se regresaba a la conmemoración anterior se recuperaría el fervor y la importancia del día de Corpus, pero aún no había llegado el párroco que creyera en su propuesta o como decimos en paisa «le cogiera la caña». Al fin llegó y ése fue el padre Rogelio Rodríguez G. quien le dio la oportunidad de demostrar su tesis y de verdad que lo logró aunque quedan algunas cosas por organizar que ya tendremos un año para lograrlo en la segunda edición a la que es posible que esa vez se logre hacer lo mismo en el corregimiento de Córdoba, porque, según me contó Darío el párroco del lugar participó de nuestra ceremonia y se fue impresionado con ella.

Nota de agradecimiento para el señor alcalde, demás autoridades civiles, judiciales y de Policía que estuvieron presentes y participando en el acto.

La gloria sea para Nuestro Señor Sacramentado. Amén.

Gabriel Escobar Gaviria, el de la calle del Caño.

*



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