Sevillano, en la plaza de Sopetrán.
Foto Archivo Donaldo
Zuluaga.
Periodista de la Universidad de Antioquia. Interesado en
temas de tecnología y cultura. Disfruto del cine y la música.
«Soy bloguer» podría ser una frase que pronuncia cualquier
joven segmentado en el grupo de los denominados mileniales. La mayoría escriben
en el CP desde sus casas, o lo llevan al último café de moda y se disponen a
narrar sobre sus temáticas favoritas. Los de viajes, moda y gastronomía
abundan, y las experiencias se recogen en una interfaz cuidadosamente diseñada.
El Camello |
El blog de Darío registró su primera entrada el 22 de
octubre de 2016. Pero su experiencia como bloguer empezó en Los Gavirias de
Sopetrán, un sitio web en el que comenzó a escribir, según él, «por gentileza
del doctor Gabriel Escobar Gaviria, que prácticamente, me sacó del anonimato».
Sin embargo, el anonimato no ha sido en realidad un estado
en el de Darío en los últimos años, sobre todo en Sopetrán, donde
nació y se quedó.
Él mismo cuenta que si al municipio llega un grupo de
turistas la gente dice: «nosotros no sabemos nada, vaya donde Dariosevillano»; y por
eso, casi que semanalmente, lo consultan personas que pertenecen a grupos de
historia, de universidades, «de la edad dorada» o de «gente importante»,
entonces, relata, «me dejan meter la cucharada por ahí a raticos, cada que
puedo, pero no es que quiera tener el protagonismo».
Músico y relojero
En esas visitas que Darío acompaña por las iglesias de
Sopetrán o caminando por las calles del pueblo se escuchan frases como: «Ojo a
esto que es importante».
En medio de las relatos Darío hace referencias al latín, un
idioma que aprendió desde joven. Después del español es la lengua sobre la que
más conoce, porque en el griego y el francés ha perdido fluidez, dice, por
falta de práctica.
Todos los aprendió en los seminarios donde recibió su
educación primaria y secundaria, primero en el Seminario de Santa Fe de
Antioquia y después en el de Santa Rosa de Osos, de donde se retiró porque, por
su costumbre al clima cálido, no aguantó el frío. Así terminó en Barranquilla,
también en otro seminario, pero por un corto periodo, antes de retornar de
nuevo a Sopetrán.
Según Darío, en los seminarios era indispensable ser
organista, por eso aprendió desde que tenía once años y empezó a tocar el órgano
tubular de Santa Fe que, comenta, están reparando por estos días. «Los
sacerdotes me buscaban para que tocara los villancicos. Fui dieciocho años organista y
trabajaba en otras cosas, también presidía las navidades y las fiestas
parroquiales».
Además de bloguer y guía turístico, un oficio que ha podido
ejercer por su vasto conocimiento de la historia del municipio, Darío es
también músico. En los seminarios aprendió además a escribir para un gran
número de instrumentos, y ese conocimiento le sirvió para «manejar la banda del
pueblo», y escribir las partituras de casi veinte músicos.
Asimismo, compuso para El combo tropical y Los príncipes. «Me dediqué a escribir música, le hice un himno a Nuestra Señora de Sopetrán,
también unos pasillos, boleros y bambucos. Eso está bien conservado, partituras
escritas a lápiz, hace unos 50 años, no recuerdo las fechas y no tuve la
precaución de marcarlas».
Y entre todos los oficios a los que se dedica hay uno que
parece en extinción y tiene a cargo, el de relojero. En Sopetrán el reloj de la
iglesia principal da la hora gracias a él, y como es el único que sabe
manejarlo, cuenta que está capacitando cuatro jóvenes, porque «si al viejito le
da un infarto, quedamos en la olla».
Quedan cosas por hacer
De sombrero o gorra, o sin ellos. Vestido de gris o de
blanco, pero siempre de colores claros. Con lentes dorados de patas café y con
una Canon colgada en el hombro, la que le enviaron sus hijos desde Alemania
para que tomara fotos, así se ve Darío Sevillano caminando por
Sopetrán, solo, con sus amigos o con un grupo de turistas.
«Como la edad la muestra el rostro para qué no decirla»,
menciona. Él, a sus 76, siente que lo ha hecho todo, que ya quemó todas las
etapas «bien quemadas». Cuenta que también fue presidente del Centro de
Estudios Pedagógicos de Sopetrán y que todo lo que ha aprendido se lo debe a su
pasión por leer, sobre todo, temas de ciencia.
Le queda, dice, viajar, algo que no ha hecho; ir a Egipto, a
Tierra Santa y a España. También quisiera escribir un tratado de métrica «porque ser poeta es una cosa muy complicada» y quiere enseñarle, por lo menos,
ese tema a la gente. También desea hacer una monografía de Sopetrán bien
ilustrada, pero para eso, como para viajar, dice que se necesita plata y «yo
soy solo un jubilado».
Por ahora espera seguir escribiendo las historias que la
gente goza leyendo, «alimentando el blog, porque si uno no lo alimenta se
aburren de mirarlo».
Desde adentro
Darío le da una mirada al arte
Darío Sevillano Historiador, músico y artista
«Tengo un taller bueno donde también hago pintura, escultura
y dibujo. A veces la gente me dice que soy un genio, pero cuál genio, las cosas
que he aprendido las aprendí a la berraca, muchas de ellas a mi papá que
también se dedicó a la pintura. Y como yo le aprendí todo ahora dicto cursos
para que la gente aprenda esas disciplinas que son muy importantes, pero los
estudiantes son escasos».
Tomado de El Colombiano 17-01-04
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