Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

jueves, 5 de enero de 2017

Darío, el blóguer y guía turístico de 76 años

Sevillano, en la plaza de Sopetrán. 
Foto Archivo Donaldo Zuluaga.


Jonathan Montoya García
Periodista de la Universidad de Antioquia. Interesado en temas de tecnología y cultura. Disfruto del cine y la música.

«Soy bloguer» podría ser una frase que pronuncia cualquier joven segmentado en el grupo de los denominados mileniales. La mayoría escriben en el CP desde sus casas, o lo llevan al último café de moda y se disponen a narrar sobre sus temáticas favoritas. Los de viajes, moda y gastronomía abundan, y las experiencias se recogen en una interfaz cuidadosamente diseñada.

El Camello
Darío Sevillano dice: «Soy bloguer», y no es un milenial más. Tiene 76 años y vive solo en Sopetrán, Antioquia, en un lugar al que llama El Rincón de las Palmas, donde hay unas matas bonitas. Ahí, sobre la carrera Córdoba, está su casa, el lugar desde el que actualiza su blog llamado Sopetrán, a la vista con temas científicos e históricos, el que montó después de casi seis meses de clases Jorge Sinitabé, su ahijado, le dio para que quedara como está ahora, con todas las de la ley.

El blog de Darío registró su primera entrada el 22 de octubre de 2016. Pero su experiencia como bloguer empezó en Los Gavirias de Sopetrán, un sitio web en el que comenzó a escribir, según él, «por gentileza del doctor Gabriel Escobar Gaviria, que prácticamente, me sacó del anonimato».

Sin embargo, el anonimato no ha sido en realidad un estado en el de Darío  en los últimos años, sobre todo en Sopetrán, donde nació y se quedó.

Él mismo cuenta que si al municipio llega un grupo de turistas la gente dice: «nosotros no sabemos nada, vaya donde Dariosevillano»; y por eso, casi que semanalmente, lo consultan personas que pertenecen a grupos de historia, de universidades, «de la edad dorada» o de «gente importante», entonces, relata, «me dejan meter la cucharada por ahí a raticos, cada que puedo, pero no es que quiera tener el protagonismo».

Músico y relojero

En esas visitas que Darío acompaña por las iglesias de Sopetrán o caminando por las calles del pueblo se escuchan frases como: «Ojo a esto que es importante». 

En medio de las relatos Darío hace referencias al latín, un idioma que aprendió desde joven. Después del español es la lengua sobre la que más conoce, porque en el griego y el francés ha perdido fluidez, dice, por falta de práctica.

Todos los aprendió en los seminarios donde recibió su educación primaria y secundaria, primero en el Seminario de Santa Fe de Antioquia y después en el de Santa Rosa de Osos, de donde se retiró porque, por su costumbre al clima cálido, no aguantó el frío. Así terminó en Barranquilla, también en otro seminario, pero por un corto periodo, antes de retornar de nuevo a Sopetrán.

Según Darío, en los seminarios era indispensable ser organista, por eso aprendió desde que tenía once años y empezó a tocar el órgano tubular de Santa Fe que, comenta, están reparando por estos días. «Los sacerdotes me buscaban para que tocara los villancicos. Fui dieciocho años organista y trabajaba en otras cosas, también presidía las navidades y las fiestas parroquiales».

Además de bloguer y guía turístico, un oficio que ha podido ejercer por su vasto conocimiento de la historia del municipio, Darío es también músico. En los seminarios aprendió además a escribir para un gran número de instrumentos, y ese conocimiento le sirvió para «manejar la banda del pueblo», y escribir las partituras de casi veinte músicos.

Asimismo, compuso para El combo tropical y Los príncipes. «Me dediqué a escribir música, le hice un himno a Nuestra Señora de Sopetrán, también unos pasillos, boleros y bambucos. Eso está bien conservado, partituras escritas a lápiz, hace unos 50 años, no recuerdo las fechas y no tuve la precaución de marcarlas».

Y entre todos los oficios a los que se dedica hay uno que parece en extinción y tiene a cargo, el de relojero. En Sopetrán el reloj de la iglesia principal da la hora gracias a él, y como es el único que sabe manejarlo, cuenta que está capacitando cuatro jóvenes, porque «si al viejito le da un infarto, quedamos en la olla».

Quedan cosas por hacer

De sombrero o gorra, o sin ellos. Vestido de gris o de blanco, pero siempre de colores claros. Con lentes dorados de patas café y con una Canon colgada en el hombro, la que le enviaron sus hijos desde Alemania para que tomara fotos, así se ve Darío Sevillano caminando por Sopetrán, solo, con sus amigos o con un grupo de turistas.

«Como la edad la muestra el rostro para qué no decirla», menciona. Él, a sus 76, siente que lo ha hecho todo, que ya quemó todas las etapas «bien quemadas». Cuenta que también fue presidente del Centro de Estudios Pedagógicos de Sopetrán y que todo lo que ha aprendido se lo debe a su pasión por leer, sobre todo, temas de ciencia.

Le queda, dice, viajar, algo que no ha hecho; ir a Egipto, a Tierra Santa y a España. También quisiera escribir un tratado de métrica «porque ser poeta es una cosa muy complicada» y quiere enseñarle, por lo menos, ese tema a la gente. También desea hacer una monografía de Sopetrán bien ilustrada, pero para eso, como para viajar, dice que se necesita plata y «yo soy solo un jubilado».

Por ahora espera seguir escribiendo las historias que la gente goza leyendo, «alimentando el blog, porque si uno no lo alimenta se aburren de mirarlo».

Desde adentro

Darío le da una mirada al arte

Darío Sevillano Historiador, músico y artista


«Tengo un taller bueno donde también hago pintura, escultura y dibujo. A veces la gente me dice que soy un genio, pero cuál genio, las cosas que he aprendido las aprendí a la berraca, muchas de ellas a mi papá que también se dedicó a la pintura. Y como yo le aprendí todo ahora dicto cursos para que la gente aprenda esas disciplinas que son muy importantes, pero los estudiantes son escasos».

Tomado de El Colombiano 17-01-04

No hay comentarios: