La Epifanía
Darío Sevillano Álvarez
La palabra epifanía, del griego
epiphaneia, Επιφάνεια,que significa ‘aparición
de los Reyes Magos’, es el nombre con que
la Iglesia Católica, caracteriza el día 6 de Enero, cuando los Reyes
Magos visitaron al niño Jesús y le hicieron unos regalos.
Pesebre de la casa de Darío
Sevillano Álvarez.
Las escrituras describen este
suceso, con poca claridad, cuando San Mateo, en su capítulo dos, versículos
primero a duodécimo, dice:
Cuando
nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente
se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de
los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos
venido a adorarlo». Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado
y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos
sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía
nacer el Mesías. «En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así
está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá,
ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de
ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"». Herodes
mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la
fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén,
diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo
hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje». Después
de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los
precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando
vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa,
encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje.
Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra.Y
como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes,
volvieron a su tierra por otro camino.
¿De dónde entonces, salieron los
nombres con que los conocemos?
Hay un evangelio apócrifo, que
relata los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar; pero recordemos que fue San
Beda el venerable, el que incorporó sus nombres en el cuento del nacimiento,
siendo Melchor el representante de la raza europea o blanca; Gaspar el de la
raza asiática o amarilla y Baltasar el de la raza negra o africana, los
continentes que conocíamos en los tiempos del niño Jesús.
Ahora veamos qué significan estos
tres nombres, que aunque representan las tres grandes razas que la tierra tenía
en esos tiempos, son propios de los persas:
Melchor significa ‘Rey de la Luz’.
Gaspar significa ‘Tesorero’.
Baltasar significa ‘Dueño del tesoro´’.
Detengámonos un poco en el número de
reyes magos: unos dicen que eran tres, otros que dos, algunos que cuatro, que
cuarenta y que sesenta y la tradición Siria prefiere que sean doce; pero eso
nos va a dar mucha brega confirmarlo, porque recuerden, que cuando estaban
configurando los libros que debían integrar la biblia, aquellos que no se
ajustaban a las ideas de los codificadores, fueron mandados a quemar y en ellos
estaban todos estos datos.
El cuarto rey se llamaba Artabán,
según el evangelio apócrifo de la infancia de Jesús, y no llegó a la cita,
porque se puso a auxiliar a cuanto pobre se encontraba y cuando arrimó a Belén,
la sagrada familia había partido para Egipto, por miedo a las amenazas de
Herodes.
El número de tres fue acogido por la
Iglesia Católica, por lo de los tres regalos importantes, para significar que
era Dios, que era Rey y que era Hombre.
Este número, es muy importante para
los católicos, porque tres son las virtudes teologales: Fe, esperanza y
caridad; tres son las personas de la Santísima trinidad: Padre, Hijo y Espíritu
Santo; tres son los patriarcas del antiguo testamento: Abraham, Isaac y Jacob;
tres fueron los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet (Los representantes de las
grandes etnias); tres es el número de la perfección Divina; tres son las edades
del hombre: juventud, madurez y vejez; tres son las clases sociales: sacerdotes,
guerreros y ciudadanos; y tres fueron los días que Jesucristo estuvo en el
sepulcro.
Catedral de Santa Sofía.
A muchas personas, no les gusta el
hecho de que le hayan regalado al niño: Oro, incienso y mirra, porque son
regalos, de poca monta, pero lo importante para la Iglesia, era mostrar que el
niño Jesús era Dios, rey y hombre.
Muchos no conocen la mirra, para su
conocimiento, es una resina de unos vegetales de oriente que sirve para curar
las heridas y para rendir pleitesía a los reyes terrenales.
Estos hombres tan importantes para
los pesebres, ni eran reyes, ni eran magos; sino jefes de tribus de esa región
de la Tierra, que sabían un poco de astrología y habían interpretado una
conjunción de planetas, como el anuncio de que había nacido un personaje
importantísimo para toda la humanidad.
Recordemos que para esa época, era
muy común ser astrólogo, alquimista, adivino o sacerdote, que servía como medianero
entre dioses y hombres.
Hablemos un poco del cuerpo celeste
que vieron los reyes y que originó, su viaje a Belén.
San Mateo, que es el único que habla
del suceso, no dice que hubiera sido un cometa: «¿Dónde está el rey de los judíos
que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle»
Mat. 2, 2. Esta estrella, no pudo ser el cometa Halley, porque los cálculos que
hacemos, nos indican que pasó por esas tierras doce años atrás.
Catedral de Milán.
Tampoco fue un meteorito, porque
nunca se anunciaron sus efectos destructivos.
No pudo ser una aurora boreal,
porque en esas latitudes, no suceden.
Ningún astrónomo habla de que hubieran
sido los efectos de una nova o supernova y además estos fenómenos, no se mueven
en el espacio infinito y no hubieran podido guiar a los reyes.
Tampoco fue un rayo globular, porque
esos fenómenos luminosos poco se presentan.
Lo que creemos, según aclaró Kepler,
el astrónomo famoso, en el siglo XVII, fue un acercamiento que tuvieron:
Júpiter y Saturno y lograron mostrar, por algunos días, una nueva estrella.
Déjenme contarles que lo del cometa,
apareció, cuando Giotto, un famoso pintor del siglo XIV, pintó en una capilla
de Padua, un fresco con el pesebre y los Reyes Magos, caminaban al ritmo de una
estrella con cola larga.
Catedral de Colonia.
Es bueno recordar, que la epifanía,
no fue a los doce días del nacimiento, como la celebramos en el año litúrgico
de la religión católica, sino unos dos años después del nacimiento del niño.
Una tradición hebrea, dice que
Zacarías, el esposo de Santa Isabel, prima de Nuestra Señora, que era un
Sacerdote importante en el templo de Jerusalén, tenía en Belén, una casita,
digamos de veraneo, para que me entiendan, y se la prestó a sus familiares,
para que vivieran, mientras el niño crecía.
También es bueno recordar que unos
textos bíblicos del antiguo testamento, hablan en forma profética, sobre este
acontecimiento.
En el salmo 71, versículos 10 y 11
dice: «Los Reyes de Tarsis y de las islas, traerán consigo tributos. Los reyes
de Sabá y de Seba, pagarán impuestos; ante él, se postrarán los reyes, le
servirán todas las naciones»: el profeta Isaías escribió: «Un sinfín de
camellos te cubrirá; jóvenes dromedarios de Medián y de Efá. Todos ellos de
sabá, vienen llevando oro e incienso”.60, 6.
Las teorías más modernas acerca de
los Reyes Magos, dicen que eran una casta de sabios, mitad sacerdotes mazdeístas
(religión que reformó Zaratustra) y mitad políticos y consejeros de los
emperadores persas.
La vestimenta de los Magos, en un
principio, era una túnica corta y un sombrero frigio, como cualquier iraní,
pero en la edad media la iconografía fue cambiada, por unos trajes de
verdaderos reyes y así se quedó para siempre.
Ahora, veamos la historia de los despojos
mortales de tan eminentes personajes: Recordemos que en el siglo IV, Santa
Elena la Madre del Emperador Constantino, visitó la Palestina y recogió muchos
restos de preciosas reliquias, entre ellas recuerdo el leño en que fue
crucificado Jesucristo y los despojos mortales de los Tres reyes Magos; luego
los trasladó a la catedral de Constantinopla y allí estuvieron mucho tiempo; más
tarde, fueron donados al arzobispo Eustorgio, que presidía los destinos de la
catedral de Milán y por último, en una guerra, que sostuvo el emperador
Federico Barbarroja, en el año 1164, con la ciudad de Milán, cuando ganó la
postrera batalla, los trasladó solemnemente a la catedral de Colonia en
Alemania, en donde reposan en la actualidad.
Para afirmar que esos despojos son
de los Reyes Magos, la única prueba científica fehaciente que tenemos, es que
fueron datados por el carbono 14, que es muy convincente y en ella se afirma
que son restos de humanos de los tiempos de Jesucristo.
De esta manera, Colonia se convirtió
en el mayor centro de peregrinaje en la edad media.
Una vieja tradición popular, dice
que los Reyes Magos estuvieron viviendo en la India, hasta la llegada del
apóstol Tomás a esas latitudes y los bautizó y por esa razón se dice que son
santos.
Algunos católicos, los invocan como
los protectores en caso de temblores de tierra y según afirman se debe decir:
Melchor, Gaspar y el otro y la segunda persona debe contestar: Baltasar.
Notas del editor Gabriel Escobar Gaviria
En el ideario de
nuestro pueblo se tiene el convencimiento de que el rey de raza negra era Melchor,
pero no fue así; como se dijo antes el de raza negra fue Baltasar. También
ocurre que entre nosotros la mayoría de los Baltasares usan su nombre con zeta,
pero lo correcto es con ese. Nuestro paisano Baltazar Medina, a quien
felicito por su onomástico, es uno de los que usan la zeta.
Y para mostrar que muchas veces un error supera lo correcto, mi buscador predilecto de internet arrojo el doble de páginas webs que usan la zeta contra los que usan la ese.
Baltazar Medina
Y para mostrar que muchas veces un error supera lo correcto, mi buscador predilecto de internet arrojo el doble de páginas webs que usan la zeta contra los que usan la ese.
San Juan Melchor Bosco
El caso más curioso es el del
escritor y jurista español que nació el 5 de enero de 1744 y fue bautizado con
el nombre de Baltasar Melchor Gaspar María de Xove Llanos y Ramírez, pero acortó
su nombre en Gaspar Melchor de Jovellanos, como se le conoce en sus obras.
Otro error de nuestro ideario consiste en confundir las especies del camello y el dromedario, pues siempre nos pintan los reyes en dromedarios (una sola giban) y nosotros hablamos de camellos (dos gibas).
Gaspar Melchor de Jovellanos
Dromedarios
Camello
Sopetrán,
5 enero del 2011.
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