El Jueves de la Semana Santica
Darío Sevillano Álvarez
La basílica está muy bien decorada.
Las imágenes de la patrona y del titular
están en lugares
muy distinguidos.
La ceremonia empieza con una
procesión por la nave del
centro.
Un público muy selecto de niños
y catequistas nos
acompaña.
La procesión llega al pequeño cenáculo.
Los ministros inician la pequeña liturgia.
Los ministros recitan las preces del acto litúrgico.
El coro entona un cantico.
Los ministros escuchan las lecturas.
El diácono proclama el Evangelio del amor.
El Padre Rogelio, nuestro insigne rector de la basílica,
pronuncia unas palabras muy didácticas sobre el significado del acto religioso.
Proceden al lavatorio de los pies.
Otra muestra del lavatorio.
Los feligreses asisten al acto
en una forma muy
respetuosa.
Los ministros concluyen la liturgia y se preparan para la
procesión con el Santísimo Sacramento hacia el monumentico.
Los apóstoles consumen las uvas y el vino.
El palio está listo, para llevar procesionalmente
el
Santísimo Sacramento hasta el monumentico.
El diácono saca del sagrario el vaso sagrado
que llevará
el Santísimo, hasta el monumentico.
El padre Rogelio, con la capa pluvial y el velo humeral
puestos sobre sus hombros, lleva el Santísimo Sacramento.
Así se desenvolvió la procesión con el Santísimo.
Al repique de campanas, la procesión avanza.
La arquería y la columnata de nuestro templo, monstruos
de la arquitectura antigua, sirven de marco, para nuestra procesión.
Así escoltan a la Divina Majestad.
Estamos en el monumentico.
Se hace la oración final.
Sopetrán, 7 de marzo del 2018.
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