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domingo, 9 de marzo de 2014

Plural de los apellidos




¿Por qué el blog Los Gavirias de Sopetrán usa los apellidos en plural si todo el mundo los usa en singular aunque sean varios?
Gabriel Escobar Gaviria
Uno de los Gavirias de Sopetrán



Esta pregunta nos surge ahora que estamos tratando las familias de Sopetrán, historia en la que tenemos que hablar de los apellidos.

Veamos unos documentos importantes:

Gramática de la Lengua Castellana compuesta
por la Real Academia Española. MDCCLXXI
1. Estos cinco rengloncitos es todo lo que nos dice la Real Academia en su primera Gramatica oficial respecto al plural de los nombres propios:

«No, pero sí».

No se hace académicamente, pero familiarmente se hace.

Evidentemente hay una contradicción pues se aprueba lo prohibido. Y más cuando el «familiarmente» se puede aplicar a cualquier familia del mundo hispano. Y es de mera lógica que si aquí hay un Pedro y allí hay otro, son dos los Pedros existentes. No se ve razón morfológica alguna para que la ese no sea agregada. Además de eso, habla de los nombres de pila, pero nada dice de los apellidos. 

Algo de esta teoría volverá a aparecer.

2. En 1847 aparece la Gramatica de Andrés Bello (venezolano) que al respecto trae los siguientes apartados en los que pongo en negrilla lo relacionado con los apellidos:

«111. 3.ª Los acabados en consonante añaden esabad, abades; útil, útiles; holgazán, holgazanes; flor, flores; mártir, mártires; raíz, raíces. El plural fraques de frac no es una excepción, porque en todas las inflexiones se atiende, por regla general, a los sonidos, no a las letras que los representan, y para conservar el sonido que tiene la c en frac es necesario convertir esta letra en qu. La mutación de z en c es de mera ortografía.

»Las excepciones verdaderas que sufre más frecuentemente la regla tercera, son éstas:

[...]

»114. 3.ª Forman el plural como el singular los en s no agudos, como el martes, los martes; el paréntesis, los paréntesis; regla que siguen también los no agudos en x, como el fénixy los apellidos en z que no llevan acentuada la última vocal, como el señor González, los señores González.

»1154.ª Los apellidos extranjeros que conservan su forma nativa, no varían en el plural: los Canning, los Washington; a menos que su terminación sea de las familiares al castellano, y que los pronunciemos como si fueran palabras castellanas: los Racines, los Newtónes.

[...]

»Hay ciertos nombres compuestos en que la formación del plural está sujeta a reglas especiales

[...]

»119. 2.ª Los compuestos de dos nombres en singular, que no han padecido alteración, y de los cuales el uno es sustantivo y el otro un adjetivo o sustantivo adjetivado que modifica al primero, forman su plural con los plurales de ambos simples, como casaquinta, casasquintas; ricohombre, ricoshombres; pero padrenuestro hace padrenuestros; vanagloria, vanaglorias; barbacana, barbacanas; montepío, montepíosExceptúanse asimismo de esta regla los apellidos de familia, como los Montenegros, los Villarreales».

Analicemos estos cuatro parágrafos de la gramática de don Andrés de Jesús María y José Bello López.

El § 111 es la tercera de tres reglas establecidas para la formación de los plurales de los sustantivos según de su terminación. De esta regla tercera y de las dos anteriores que no copio para no alargar este documento no se exceptúan los apellidos ni se da una regla aparte para ellos. Si tenemos en cuenta que don Andrés Bello escribió su Gramática para los hispanoamericanos, podemos deducir que el español americano no contemplaba la norma de que los apellidos no tuvieran plural, las anotaciones siguientes nos darán la razón de lo que acabo de decir

El signo § significa «parágrafo» o «párrafo» y se consigue en el teclado presionando la tecla «alt» mientras n se teclean las teclas de 21, teniendo en cuenta que la señalización de «bloq num» esté encendida. Si son dos significan «parágrafos» o «párrafos».

El § 114 nos muestra la tercera excepción a la formación del plural en aquellas palabras no agudas terminadas en ese y añade que los apellidos que terminan en zeta y no son palabras agudas participan de esta anomalía. Por primera vez nos dice don Andrés que los apellidos tienen plural: sin necesidad decirlo como una regla, dice que los que terminen en zeta hacen el plural (no dice que no tienen plural) como el singular. Esto da a entender que los demás forman plural según las normas generales de las palabras. El apellido Vargas, por ejemplo, hace el plural como el singular, «los Vargas», siguiendo la norma de las palabras no agudas terminadas en ese.

De igual manera, el § 115 nos dice que  los apellidos extranjeros son invariables en el plural, no que no tienen plural.

Por último, el § 119 que trata el plural de palabras compuestas en las que uno de los componentes es sustantivo y el otro puede ser sustantivo o adjetivo, en los que unas veces se pluralizan ambos componentes y otras sólo el último, dice que en el caso de los apellidos, sólo se pluraliza el último como «los Montenegros» y «los Villanuevas». Esta aclaración no debió ser necesaria por cuanto cuando una palabra como Montenegro se usa como apellido deja de ser una palabra compuesta porque pierde todo su significado. Mi apellido Escobar en el Diccionario es un verbo y un sustantivo, pero cuando sigue después de mi nombre de pila deja de tener esos significados para convertirse en mi apellido.

En mi Blog de don Abel daré una explicación adicional a los plurales de estas palabras, no lo hago aquí por no ser parte de la discusión de los plurales de los apellidos.

La Gramatica de Andrés Bello tuvo tres aportes póstumos importantes: dos de don José Rufino Cuervo Urisarri (1844-1911), filólogo, humanista y erudito bogotano, una en 1874 y otra en 1881, y otra de Niceto Alcalá-Zamora y Torres (1877-1949), primer presidente de la Segunda República Española (1931-1933), en 1945. Ninguno de estos dos autores (uno americano y otro español) no se ocuparon de los plurales de los apellidos, lo que da a entender que en ese aspecto ya no había objeción al respecto en España o que por la corta estadía en Argentina del presidente destituido y exiliado habría asimilado como normal ese uso en América

Me inclino a pensar que fue la primera causa por lo que vamos a ver en seguida:


La Gramática de don Andrés Bello con las Notas de don Rufino y las observaciones del presidente Niceto fueron editadas en 1945 por Editorial Sopena Argentina en bajo la dirección y derechos de a autor por las observaciones reservados a don Niceto. Fue texto en nuestra patria de la materia de español que debía darse en el último año de bachillerato, donde ya no se estudiaban nociones elementales graduales como eran las de G. M. Bruño. Yo tuve que cursar esa materia en 1964 y el libro de donde estoy tomando estas notas es el de entonces. Desconozco las razones por las que el texto no era el de la Real Acdemia (edición de 1931) e igualmente desconozco esa edición (puede que algún día la encuentre).


3. En la década del 70 la Real Academia Española determina que su Gramática (1931) está obsoleta y decide cambiarla. La Comisión de Gramática de la Institución da a la luz en 1973 su Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Ese esbozo resultó tan bueno que, aunque advierte a manera de prólogo y en caracteres resaltados, que carece de toda validez informativa, fue prácticamente la Gramática oficial hasta la aparición de la Gramática 2009, una sola edición con reimpresiones cada uno o dos años.



Y hasta se vendió en edición de lujo.




Estas tres fotografías de las páginas 188 y 189 del Esbozo me dan pie para lo que mencioné antes de que los españoles habían entrado por el camino de Bello de que los plurales de los apellidos fueran una cosa normal y necesaria. Como ven en el Esbozo (hecho en España por españoles) apenas si se menciona la singularidad de los  apellidos dejando como norma la pluralidad con las excepciones ya anotadas. Observemos que en la segunda fotografía a partir del segundo renglón dice que a los artistas del siglo XIX y a los del XX se les nombraba en singular (morfema cero) cuando se trataba de plural, y más adelante llama «impropiedad» a esa costumbre (me mantengo de acuerdo en que se trata de una impropiedad).

4. Fue a finales de la última década del siglo pasado cuando la Asociación de Academias de la Lengua Española, con sede en Madrid se pellizco y dándose cuenta de que se habían quedado durante dos décadas y media en un esbozo que carecía de validez, pero que fungía como documento oficial y se pusieron a trabajar en una Gramática panhispánica aprobada en Medellín en 2007, (por lo cual lleva el nombre de Gramática de Medellín), pero la terminaron y la sacaron al comercio en diciembre de 2009.


Fueron casi cuatro décadas desde que el Esbozo calificó como «impropiedad» el uso del singular como plural por lo que la impropiedad fue avanzando hasta que reblandeció los cerebros de los estudiosos que al redactar la Gramática de Medellín le volvieron a dar vía libre a la impropiedad con conceptos como estos:

Los nombres propios no significan nada: rosa es una flor, pero doña Rosa no tiene significado, §§ 3.6a y 12.7a. ¿Cómo que no? Doña rosa la que hace las empanadas es diferente de doña Rosa la que trae el periódico son dos Rosas distintas de la misma forma que una rosa blanca y una rosa roja son dos rosas distintas. Sin embargo reconoce que el uso se ha dado el lujo de imponer tales plurales. Es decir, volvimos al «no, pero sí» de la primera gramática, incluso el §3.6b normatiza para los nombres compuestos.

Los §§ entre el 3.6g y el 3.6l repiten lo que ya dijimos de la gramática de Andres Bello y del Esbozo, lo cual me da ánimo académico para seguir luchando en contra de lo que el esbozo llama «impropiedad» y en la Gramática de Medellín se llama «alternancia»

Envigado 9 de marzo de 2014

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