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sábado, 22 de marzo de 2014

Sopetrán 400 años. Fascículo 4

Cuatrocientos años
Darío Sevillano Álvarez
Fascículo cuarto 
Vieira

Los Vieiras, los Vieras o los Beiras son tres formas de un mismo apellido que entre nosotros lo conocemos como Vieira.

En el siglo XIX y hasta mediados del siglo XX, este era uno de los grandes apellidos de la ciudad de Sopetrán y sus miembros eran personajes muy distinguidos y de alta alcurnia, que poseían grandes latifundios destinados a actividades agropecuarias, pero algunos de sus miembros agregaban la actividad comercial y otros la educativa.

Sin lugar a dudas, el personaje más importante de esta familia, fue Don Pedro Viera Gaviria, hijo de Justiniano Vieira Isaza y Zoraida Gaviria Duque, que según decían los pobladores de nuestro terruño, era el hombre más rico de la comarca (entiéndase por comarca, el occidente medio antioqueño).

Este es el escudo de 
los Vieiras de Sopetrán

Es bueno que veamos cómo apareció este apellido,

Los historiadores no se han podido poner de acuerdo sobre el verdadero origen de este apellido; vamos a ver sus tres posibles orígenes:

Unos relatan que nació en el norte de España en la provincia gallega; otros argumentan que nació en Portugal; yo creo es que como la provincia gallega limita por el sur con el norte de Portugal, en la época en que los límites de las dos naciones no existían, el apellido apareció en el norte de la península Ibérica.

Otros historiadores dicen que el apellido nació en Italia, en donde se le reconoce, como unos de los apellidos nobles, pero hay quienes afirman que los de Italia son oriundos de Portugal.

Así es el escudo de los de Italia.

¿Cómo llego el apellido a nuestras tierras?
En el siglo XVIII, llegó a Colombia el Señor Juan Bernardo Vieira, que según los historiadores españoles era hijo de la princesa Vieira de la Casa de Braganza, y en Portugal no le reconocían su linaje, por esa razón, vino a las tierras de América para hacerlo valer; otros historiadores dicen que eran dos hermanos, hijos del rey Carlos I de España y de la princesa de Portugal y cuando quisieron hacerse reconocer, tuvieron que viajar a América y uno de ellos, Juan Bernardo se quedó en Colombia y el otro fijó su residencia en Brasil.

Sea cual fuere el relato, lo importante es saber que los Vieiras, tienen en sus dos linajes sangre real.



Es bueno preguntarse cómo apareció este nombre

La palabra Vieira, es un toponímico, es decir, hace mención de un lugar como un caserío en el municipio de la Cañiza (Pontevedra) y dos poblaciones portuguesas: Vieria de Leiría y Vieria de Minho, pero en sí la palabra viene de un vocablo gallego que traduce ‘venera’ y hace mención de la concha de un caracol que utilizaban los peregrinos de Santiago de Compostela en sus correrías.
Algunos historiadores heraldistas, dicen que la suspensión de la i en algunos lugares se debe a que en gallego, la gramática, suspende la i después de e.
Pero otros afirman que Viera es oriundo de Israel y que traduce ‘diosa de las aguas’.

Este es el escudo de armas 
de esa forma de escribir el apellido.

Yo me atengo al relato de que en gallego, se suspende la i después de e.

Hay un escudo que no publican las casas de heráldica: En campo de plata tiene un solo caracol en color azur.

En el siglo XIII año 1220, en Portugal en la torre de Villa Seca, figuraba Rui Vieira; y en el libro de las reparticiones de Valencia, aparece G. de Vieira, un caballero portugués al servicio del Rey Jaime I de Aragón, en la reconquista de ese reino moro.

Este es un apellido distribuido en las provincias de Pontevedra y Orense, pero su presencia es notable en la comunidad de Madrid y en las provincias de Barcelona y León.

Simón de Vieira fue peón en la compañía del capitán Escalante en la conquista de Tenerife en Islas Canarias, le tocó en reparto una data en Güimar y murió en Gran Canaria en el año 1522.

Por otro lado, Juan de Vieira y Sousa, oriundo de la ciudad de Veracruz, que se desempeñaba como hacendado en Tomares de Sevilla, probó su hidalguía en 1779, ante la sala de los Hijosdalgo de la Real Cancillería de Granada.

Esta fue la casa de Don Pedro Vieira Gaviria 
en la calle real o Uribe Uribe.

En la actualidad este linaje en España cuenta con 3770 personas que lo llevan en su primer apellido y 3062 en el segundo.

En términos generales, el linaje está esparcido en Portugal, al norte de Porto y tiene algunos miembros en Galicia y Sevilla de España; en Italia, también tiene algunos miembros; y según se ve en internet, hay Vieiras en algunas repúblicas de América.

En Puerto Rico hay algunos Vieiras, y según mis investigaciones, son personas de clases media, media alta y algunos de ellos son adinerados.

Ahora veamos las bondades que este linaje regaló al pueblo sopetranero:

La primera y más importantes es el rocecito de sangre real que nos trajo en sus dos líneas, porque equivale a decir, que en nuestras tierras vivieron descendientes directos de las coronas de España y Portugal; a mí esta circunstancia me parece de mucho caché, como se diría en términos un poco altaneros, porque eso nos pone a la altura de muchas ciudades españolas y portuguesas, en donde han vivido miembros de familias reales.

Detalle de la puerta de entrada 
a la casa de Don Pedro Vieira.

Es bueno contarles que hubo una familia de este linaje, don Jesús María Vieira y doña Rita Vieira, que se desempeñaban como buenos comerciantes en nuestra plaza de Bolívar lo cuento porque tuve la fortuna de ser amigo muy cercano de ellos y don Jesús manejaba fincas ganaderas muy bien montadas como la Isleta en jurisdicción de las veredas del Pomar y Santa Bárbara; conozco esta finca y les puedo decir que empieza en piso térmico cálido y termina en alturas de 2.800 metros sobre el nivel del mar y en ella nace nuestra quebrada La Yuná.


Pero si recordamos a Don Pedro Vieira, todos los grandes hatos ganaderos le pertenecían y él contaba con muy buen humor que no sabía cuánto ganado tenía, porque era imposible contarlo y además, como sus fincas eran tan grades y tenían bosques espesos, una hembra que se perdía y la daban por muerta, a los años aparecía con dos o tres crías.

Don Pedro se casó con doña Clementina Gaviria Villa, más conocida como doña Tina, una ilustre matrona de este linaje en Sopetrán y de ese matrimonio, nacieron Félix y Alicia; el primero fue propietario de grandes extensiones de hatos ganaderos, a orillas del río Cauca y de la quebrada Juan García en Liborina, Alicia todavía vive en la ciudad de Medellín.

Doña Clementina era una buena señora, que se dedicaba a colaborar con los asuntos de la Religión y con algunas obras cívicas.


Es de mucha importancia decir que a lo largo de mis idas y venidas a las casas de estos personajes, observaba que eran muy dados a hacer obras de caridad y siempre ponían su atención en aquellas familias pobres, a las que llamaban pobres vergonzantes, porque eran personas que no habían nacido para la mendicidad y preferían aguantar sus tragedias que dedicarse a pedir.

Es muy importante decir que como los grandes latifundios de don Pedro, ocupaban las tierras de El Rodeo y Córdoba, para mantenerlos en forma, él daba trabajo honrado y estable a muchos sopetraneros, padres cabezas de familia y a veces les prestaba tierras a la cuarta, es decir: las cosechas que producen, se reparten una cuarta parte para el dueño de las tierras y tres cuartas partes para los que las cultivan y con estas cosechas, ellos mantenían en orden sus despensas.


También este ilustre señor, sostenía el negocio de la leche, en el casco urbano, que se vendía a precios muy baratos y lógico sin el proceso de pasteurización.

Es bueno hablar de tres ilustres damas que llevaban este apellido con mucho honor, eran: doña Dolores Vieira, doña Laura Vieira y doña Lucrecia Vieira; la primera era soltera y tenía en la calle del caño, una verdadera finca, pues en su casa encerraban los terneros por las tardes y en las mañanas ordeñaban las vacas y ella vendía la leche por puchas, medias puchas y chicas; las otras dos fueron casadas con dos ilustres miembros de la familia Gaviria.

Pero dada la circunstancia de la sangre real de esta familia, sus miembros eran personas muy bien presentadas y las mujeres, en especial, eran muy bonitas.

Estos miembros del linaje Vieira, eran muy generosos con la Iglesia Católica y siempre regalaban sus mejores ganados en las ofrendas de Semana Santa y Corpus Christi, para las obras parroquiales.



Sopetrán, 5 de marzo del 2014.

Darío Sevillano Álvarez

Por una cordial atención del abogado Rubén Darío Barrientos y del padre jesuita Marcos Castaño Arbeláez nos ha llegado esta nota acerca del padre Justiniano Vieira Gaviria, hermano de Pedro Vieira Gaviria de quien hablamos en la historia de los Vieiras. Por esa razón añado esta semblanza cedida, como ya dije, por los padres de la Compañía de Jesús y que nos da un ejemplo de vida. Nota del editor.

Padre Justiniano Vieira Gaviria
9 de julio de 1891-22 de octubre de 1983

El padre Vieira nació en Belmíra (Antioquia) el 9 de julio de 1891 donde sus padres tenían una finca. Fueron sus padres Justiniano Vieira Isaza y Zoraida Gaviria Duque.

Sus primeros años transcurrieron en contacto con las labores del campo, lo que sirvió mucho en sus administraciones futuras. En Sopetrán cursó la educación primaria, y después marchó a Medellín para estudiar el bachillerato en el Colegio de San Ignacio. Su vivienda allí fue la casa de su tía materna, Isabel Gaviria Duque, esposa del presidente Carlos E. Restrepo.

Sin terminar el bachillerato, ingresó a la Compañía de Jesús el 7 de septiembre de 1909 en el Noviciado de Chapinero en Bogotá. Después de los estudios de humanidades fue destinado ai Colegio de San Bartolomé, Sección de la Merced como subprefecto y profesor de Castellano y de historia Patria a partir de 1915.

A mediados de 1916 viajó a España para estudiar Filosofía en el Colegio Máximo de Oña y regresó a la patria para completar el magisterio en el Colegio de San Bartolomé de Bogotá en donde desempeñó el cargo de subprefecto y Profesor de Latín e Historia.

En julio de 1921, volvió a España y en el Colegio Máximo de Oña se dedica a estudiar Teología, y recibió la ordenación sacerdotal el 24 de julio de 1924.

Retornó a Colombia para la Tercera Probación que practicó en la Casa de Chapinero de 1925 a 1926, donde fue simultáneamente ayudante del Maestro de Novicios.

En julio de 1926 fue destinado a la Escuela Apostólica de San Pedro Claver, en Madrid (Cundinamarca) con los cargos de ministro, ecónomo y prefecto de alumnos. En enero de 1927 dispuso el traslado a la nueva sede campestre de Albán, donde, según su testimonio, habrían de transcurrir los años más felices y fecundos de su vida apostólica, en la formación de muchos jóvenes a los que que ayudó a preparar para la Compañía de Jesús, uno de los cuaies añora esos amables tiempos con estas palabras:

«El recuerdo del P. Justiniano es algo que nunca se borrará de la memoria de los que han vivido en la Escuela Apostólica en esos ocho años (1926—1934), en donde colaboró sucesivamente con el fundador de la Apostólica, padre Luis Fernández y su primer rector, padre Germán Mejía. Contribuyó a crear el espíritu de familia, característico de Nazaret, para la formación integral de los futuros jesuitas, en el aspecto académico con sus activas clases de Lenguas y de Matemáticas y la promoción del deporte: fueron célebres los equipos de fútbol el Mejía y el Vieira. El padre Justiniano organizaba paseos en la hermosa naturaleza circundante, yendo también a las haciendas de los amigos de la Apostólica para gozar de sus piscinas y de sus atenciones. Un elemento de formación lo constituía el trabajo colectivo para disponer campos de deporte o para librar de helechos los potreros. La paternal creatividad del padre Vieira lo hacía trajinar por el comercio de Bogotá para premiar las competencias de los deportistas o alegrar las fiestas hogareñas, especialmente la Nochebuena, de mucho colorido en Nazaret. La bien montada finca le recordaba sus primeros años en Belmira».

Añorando la vida de campo en familia, donde dejaba una capacidad instalada de formación para el apostolado, pasó en 1934 como ecónomo de Provincia, conservando y promoviendo el patrimonio de la juventud Jesuítica. En 1941 fue nombrado como superior de la Residencia de Manizales, hasta 1946, animando con su activo ejemplo los ministerios sacerdotales de ejercicios, predicación y de culto en nuestra Iglesia de San José.

Los años de 1946 a 1947 fue vicerrector dei Colegio de San Francisco Javier en Pasto, y luego fue destinado a Cartagena, como superior de la Residencia y Santuario de San Pedro Claver, donde permaneció hasta 1953, cuando fue nombrado ministro y ecónomo de la Casa de Probación de Santa Rosa de Viterbo.

En 1956 inició la última etapa de su vida en la Residencia de San Ignacio, de Medellín, entregado a promover la devoción al Sagrado Corazón de Jesús dirigiendo el Apostolado de la Oración y animándolo con el dinámico Boletín en el que mensualmente explicaba las intenciones recomendadas por el papa, dando cuenta de los queridos difuntos. Durante todo este tiempo, casi hasta la muerte, organizó la magna procesión de homenaje al Corazón de Cristo que en sus últimos años se convirtió y dinamizó con la imagen de Marcha de la Fe y del Amor. Enciende el fervor de los fieles en el último domingo de junio ya cuenta más de una centuria.

Al finalizar la década del setenta, su sólida contextura orgánica, se fue minando por la acentuación de una enfermedad circulatoria, y pasó los últimos años en ía Enfermería del Colegio de San Ignacio de Medellín, sufriendo con entereza la amputación de una pierna, por gangrena.

Todos los visitantes, hermanos y allegados, como lo prescribe San Ignacio «Fueron edificados del ejemplo de su paciencia y fortaleza, con fe viva, esperanza y amor de los bienes eternos que nos mereció y adquirió Cristo con los trabajos... de su vida temporal vida y muerte» aceptando todo con alegría comunicativa, como preparación para su hora suprema llegada el 22 de octubre de 1983 a los 91 años de su edad, 74 de Jesuita y dentro del año en que habría de cumplir las Bodas de oro Sacerdotales.


Laus Deo Virginique Matri

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