Acabo de hablar con una señora que vivió varios años en Sopetrán: Yolanda Correa, oriunda del corregimiento de Sucre, municipio de Olaya. Vive en una urbanización colindante con la mía aquí en Envigado, gran colaboradora con la Parroquia de Nuestra Señora de las Lomas, donde la conocí. Me dijo recordar a los doctores Contreras e Higuita y a Carmen Cecilia. Desde hace días vengo insistiéndole en que mire el blog que está rebueno. Vamos a ver qué nos cuenta o si alguno la recuerda, cuente a ver.
De Yolanda contaré una anécdota reciente, pues no hace dos años que la conozco. En la parroquia todos la conocemos por el apelativo de la Pipiola; Hasta el presente desconozco la razón de ese apodo.
Hace unos dos meses estábamos en la sacristía esperando que el reloj diera la señal para que el padre Ernesto Villegas saliera a celebrar la Eucaristía. Hizo su entrada Yolanda y todos la saludamos: Hola, Pipiola, ¿cómo estás, Pipiola?, etc.
–¿Pipiola? –preguntó el padre Ernesto en tono dubitativo, como diciéndonos que no éramos justos con el apelativo.
–No se preocupe, padre –le dije–, ella es pipiola hace mucho, pero muchísimo tiempo.
–Vean, aprende uno cosas nuevas todos los días –expresó el sacerdote al tiempo que esbozaba un gesto de descanso en el rostro.
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